Las palabras de una persona resonaban a lo lejos en mi cabeza, sentía como mi cuerpo se sacudía involuntariamente de un lado a otro, instintivamente intente abrir los ojos dejando entrar los primeros rayos de luz artificial proveniente de las grandes lámparas de techo. Desde el suelo visualice un hombre muy alto con una gran argolla repleta de llaves, no entiendo como logro moverme si se mantenía de pie, tal vez lo hizo con su pie o tarde en reaccionar. Sin pedirme explicaciones me informo que tenia que salir del gimnasio porque le darían mantenimiento a la cancha, lo que me recordó el motivo por el cual no dormí en mi cama la anterior noche; salí de la cancha y el contraste de luces provoco que cubriera mis ojos, parecía ser de madrugada por el delatador oscuro y apagado color del cielo.
Camine sin rumbo hasta llegar al edificio de chicos, una vez que me di cuenta de mi error, redireccione mis piernas a mi edificio. No me había molestado dormir en el suelo del gimnasio, ni el hecho de que ahora me doliera un poco a espalda, sino que él no se hubiera quedado dentro conmigo.
En una mano sujetaba la perilla de la puerta y en la otra sujetaba la llave que estaba a punto de introducir para quitar el seguro y poder entrar, pero me detuve inmediatamente cuando se hicieron presentes dos voces dentro de la habitación. Lleve la llave al bolsillo trasero de mi pantalón y permanecí de pie frente a la puerta, una sutil risa fue disimulada por una risa mas pronunciada que contradijo la frase "12 de flores moradas" con una voz mas relajada por parte de él. Lo pasos dentro de la habitación me alertaron y sin razonar mis acciones comencé a correr silenciosamente, di vuelta en la primera esquina del pasillo y baje unos cuantos escalones y me senté a esperar que aquel chico saliera del edificio y tal vez podría saber de quien se trataba si bajaba por las mismas escaleras en las que estaba sentada. Me recosté en uno de los escalones dejando mi espalda reposar encorvada en una de las agarraderas y sin darme cuenta volví a dormirme; ahora si conocería lo que era un verdadero dolor de espalda.
Sentía como si mi cuerpo estuviera en el aire, pero me liberaba de esa fantasía el hecho de que tenía algo sosteniéndome por la espalda que hacia que me elevara. El sacudido movimiento provocaba que me acurrucara, pero de no ser por el hecho de que tengo mi cabeza, piernas y brazos colgando, estaría dormida. Mi vista estaba cubierta por césped, en una desigualdad del suelo mi cabeza se elevo dejándome ver la barbilla del rostro de Allen, permanecí con los ojos cerrados sin hablar por mi dolor de espalda y sentí el cambio de ambiente al entrar al edificio y subir muchos escalones para entrar a una habitación, el ambientador de la habitación era de lavanda y se mezclaba un poco con un fuerte perfume de hombre, lo que arrojaba el dato de que no estábamos de regreso en mi habitación. Mis partes del cuerpo que anteriormente estaban en el aire ahora tenían una superficie en la cual descansar, Allen comenzó a bajar mi cuerpo hasta tocar una superficie blanda y suave; era su cama.
Sentí su presencia alejándose de mí y unos cuantos segundos después resonó por toda la silenciosa a habitación el clic que indicaba la puerta asegurada y el detonante de mis malos pensamientos. Mi camisa saliendo de mi cuerpo y mi cuerpo nuevamente entrando en estado de shock, seguía sin moverme aún cuando sentí la nueva tela suave entrando por mi cabeza hasta cubrir mi pecho y abdomen, después unas suaves sabanas y almohadas en mi cuello y cabeza. Un extraño y penetrados olor comenzó a inundar mis fosas nasales, me causo un leve mareo y los malos pensamientos volvieron, aquel olor podría provenir de una sustancia como el éter o cloroformo con el fin de dormirme permanentemente durante horas.
Segundos después el clic volvió a romper el silencio indicando el reciente desprendimiento del seguro, la puerta se abrió y se cerró instantáneamente. Una vez neutral abrí los ojos lentamente para encontrarme una habitación desolada, ladeé la cabeza para observar la mesita de noche junto a la cama, sobre ella yacía un pequeño bote de alcohol junto a un vaso de agua. El silencio jamás podía permanecer en esta habitación, rápidamente se escuchó el sonido de una llave introduciéndose en la cerradura de la puerta y como primer instinto levante la sabana al aire y cubrí todo mi cuerpo completamente dejando caer mi cabello en mi rostro justamente cuando las voces se hicieron presentes en la habitación, voces que reconocí al instante, Daniel y Corey eran inconfundibles.
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El Gran Amor
RomantizmPara ellas todas las consecuencias de sus engaños e infamias estaban haciéndose presentes, parecía que una mentira estaba entrelazada con la otra y a su salida alentaba a el resto a visitar la realidad, hasta que todo se detuvo con la llegada de aqu...