29- Reflexiones de medianoche

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29- Reflexiones de medianoche "10-10-2014"

Tenemos agujeros en el alma. Agujeros de los cuadros que hemos tenido que ir descolgando de nuestra vida porque ya no pegaban con el decorado. Agujeros de bala de esa persona que nos rajó la vida de arriba a abajo para dejar claro que estuvo ahí y que, por supuesto, no volverá nunca. Agujeros de la muerte a nuestro alrededor, del amigo que nos traicionó y del que simplemente se fue, agujeros de las cosas de las que nos dimos cuenta demasiado tarde y de las que todavía nos negamos a ver.

El alma duele, y cuando duele, es como las costillas: te jodes y te aguantas, porque no hay otra salida, y puede llegar a doler mucho más que un hueso roto, más que un pellizco bien dado, más que un ataque de apendicitis a las tres de la mañana, más que un puñetazo directo. Más que una caída desde un tercer piso. Sí; Lo que más duele, es, sin duda, el alma. Solo que a veces no sabemos lo que es. Esta lo soporta todo y esta echa para eso, pero cuando se rompe te pide soledad por qué no sabe cómo reaccionar ante todo y por eso cuando algo va mal nos alejamos de la gente que queremos, porque es nuestra manera de hacerles entender que queremos estar cerca. Porque en la contradicción hemos encontrado todas las explicaciones que no sabemos dar con palabras.

Construimos nuestra vida sabiendo que alguien puede rompernos los moldes. Igual que los arquitectos construyen edificios sabiendo que en cualquier momento puede venir un huracán o algo que puede tumbarlos. Igual que cuando pensamos que todo va a ir bien aun sabiendo que toda va ir de pena. Igual que memorizamos muchas cosas pensando que duraran a lo largo de nuestra existencia sabiendo que al final nuestra memoria nos fallara y ya no quedaran ni recuerdos, ni memorizaciones... solo un álbum de fotos llenos con momentos en los que solo tu podrás volver a sentir, de alguna pequeña manera lo que sentiste en aquel lejano pasado y entonces te darás cuenta en lo que fallaste al construir tu vida de una manera u otra, tenemos tendencia en pensar en todo esto en las noches y... ¿por qué somos tan débiles por la noche? La noche te confunde, te hace pensar que nunca más será de día, que esas horas durarán eternamente. Y caes. Caes en picado hacia un lugar del que poca gente vuelve sana y salva. A la mañana siguiente te despiertas con un nuevo propósito para tu día olvidándote de lo vivido la noche anterior, pero cuando el Sol vuelve a caer todo regresa y te abofetea de lleno. Así, día tras día.

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