Delilah salió tan rápido del centro de entrenamiento que no se percató de que Dante le esperaba ya en el vestíbulo. Su mentor tuvo que detenerle poniéndole ambas manos en los hombros porque Delilah avanzaba sin rumbo ni cuidado con el único pensamiento de que necesitaba salir de allí.
Dante le miró fijamente a la cara y le obligó a hacer lo mismo:
-Respira conmigo- dijo mientras exageraba su respiración para que Delilah le imitara-. Eso es, poco a poco, inspira... expira.
Aunque al principio no quería hacerlo, al ver la preocupación en los ojos de Dante, Delilah comenzó a respirar cada vez más rítmicamente hasta que algunas lágrimas tímidas escaparon de sus ojos y sintió que el aire finalmente le llegaba a los pulmones.
Dante, sin dejar de sujetarle, le llevó hasta un sofá cercano en el que le ayudó a sentarse. Delilah continuó concentrándose en respirar por unos minutos mientras temblaba débilmente, aunque ya no lloraba.
-Cuéntame, ¿qué ha pasado?- dijo Dante cuando consideró que ya estaba lo bastante serena como para contestar-. Te vi hablando con ese chico del distrito 4...
-Me pidió que me uniera a su grupo en la arena- dijo Delilah con mucha dificultad.
-¿El grupo de los profesionales? Realmente no te lo recomiendo, no se puede confiar...
-No, un nuevo grupo, otro diferente al de los profesionales.
Dante, que se había mantenido de pie, se sentó junto a Delilah con las manos entrelazadas y mirando a la distancia pensativo. Tras un instante de absoluto silencio que pesó y llenó la gran sala, se volvió hacia Delilah y mirándole a los ojos le dijo a modo de confidencia:
-Es totalmente inusual...nunca ha pasado.
-Lo sé, ¿podría ser una trampa? Eber es un tributo del distrito 4, ellos siempre forman parte del grupo de los profesionales.
Un par de preparadoras con sus excéntricos trajes pasaron andando a través del vestíbulo así que Delilah y Dante mantuvieron nuevamente el silencio, recostándose en el respaldo del sofá y aprovechando el momento para reflexionar.
-Eber...Eber...- pensó en voz alta Dante-. Creo que no llegué a decírtelo pero no se presentó voluntario como el tributo femenino, Kady. Él está en la misma situación que tú.
-Entonces, ¿crees que podría ser real? ¿Qué se está formando un grupo para hacer frente a los profesionales?
-Parece posible, aunque como te he dicho, es inusual. Desde el balcón se ven muchas cosas. Eber y Kady entraron por separado y no se juntaron en ningún momento. Eso era esperable, en distritos como el 1, el 2 o el 4 no presentarse como voluntario es una deshonra; a su modo Eber es un apestado y lo está pagando.
-Tiene miedo...- dijo Delilah en voz baja creyendo que Dante no le oiría.
-Todos deberías tenerlo, por lo menos en cierto nivel, lo contrario os haría estúpidos.
Se volvieron a quedar en silencio. Dante cerró los ojos y comenzó a contar con los dedos mientras murmuraba por lo bajo.
-He visto a ese chico hablar con otros tributos. Agatha y Basil, ambos de 12 años del distrito 6; Gia de 13 años del distrito 12; y con un chico más del que no recuerdo el nombre pero que también parecía muy joven.
-¿Qué intentas decir?
-Qué no es un grupo muy prometedor- dijo Dante apesadumbrado mientras se frotaba la barbilla-. Críos sin experiencia que tienen todas las de perder. Si estás planteándote unirte a ellos quiero decirte que es una mala idea.
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La tributo con piel de lobo
FanfictionHa llegado la hora. Los quincuagésimo sextos Juegos del Hambre van a comenzar. Delilah Jones es una joven de 17 años que vive en el Distrito 8. Día tras día confecciona los trajes que los habitantes del Capitolio después llevarán, muy seguramente pa...