Capítulo 28

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Capítulo 28



Alcanzar el refugio no le llevó más que unos minutos. Armin dejó atrás el campo de trigo que bordeaba la pirámide y se adentró en el bosque, plenamente consciente de que era probable que le hubiesen visto. Salir de su cobertura entre la espesura para acudir al encuentro de Ana no había sido un acto demasiado inteligente por su parte, pero no había podido evitarlo. El modo en el que la joven se había precipitado al suelo tras ser alcanzada no había sido demasiado normal, al igual que tampoco lo había sido la forma en la que, de repente, había aparecido.

Antes de adentrarse en el refugio, Armin dio una vuelta por los alrededores. Desconocía si estaba siendo seguido por otros participantes, pero por si acaso prefería asegurarse. Durante las jornadas transcurridas muchos habían sido los que habían intentado eliminarle. Dewinter había participado en decenas de tiroteos e incluso había estado a punto de caer en una trampa. Por suerte, el joven había logrado conseguir el control de la situación y, aunque las primeras horas habían sido críticas, ahora se sentía imbatible.

Asegurada la zona, Armin se desvió por el pequeño sendero oculto entre los árboles al final del cual se hallaba su escondite. Atravesó el camino a gran velocidad, bordeó un pequeño aunque profundo lago y, alcanzada la pared de la montaña en la cual se ocultaban, atravesó la cascada artificial. Al otro lado de ésta, acomodadas alrededor de una hoguera en el interior de una pequeña cueva, se encontraban las dos únicas personas de su equipo que aún no habían sido eliminadas: Maggie Dawson y Vel Nikopolidis.

Sacó del interior de la mochila un trapo de aspecto sucio y empezó a secarse la cara.

—¿Alguna novedad? —preguntó escuetamente.

Tomó asiento junto a Vel, la cual apenas había participado en toda la competición, se secó el cuello y extendió las manos hacia las llamas. Cada vez que atravesaba la cascada se empapaba entero, y eso era algo que no le gustaba en absoluto.

—Escuchamos pasos por los alrededores, pero nadie se ha acercado —explicó Maggie. La mujer estiró los brazos para desperezarse y se puso en pie—. Me toca. ¿Algo interesante?

Armin centró la mirada en las llamas, pensativo. Sí que había pasado algo interesante, desde luego. La aparición de Ana no le había dejado indiferente. El guardaespaldas llevaba casi tres horas vigilando la zona cuando, de repente, ella se había alzado entre las plantas, como si despertase de un largo sueño. Por un instante, Dewinter había pensado que se trataba de un dron, una trampa ideada por los maestros para amenizar su aburrida espera, pero la verdad no había tardado en salir a la luz. Ni era un androide, ni era una cara desconocida: aquella figura era Ana y, como a cualquier otro participante, no había tenido más remedio que eliminarla.

Claro que su reacción al verle no había sido la más esperada precisamente...

—¿Dewinter? —insistió Maggie—. ¿Hay algo interesante, o no?

Alzó la vista hacia su compañera. Mientras esperaban el momento adecuado de entrar en la pirámide, Dawson y él se repartían las guardias.

—No —respondió finalmente—. Está tranquilo.

—De acuerdo. Nos vemos luego.

Dewinter asintió y aguardó a que la bellum dejase la cueva para acercar la mochila y tumbarse en el suelo con la cabeza sobre ella. La falta de participación de Vel les estaba afectando notablemente; de haber sido tres en vez de dos, los turnos de vigilancia no serían tan largos y, por lo tanto, podrían descansar más. Desafortunadamente, la mecca se había negado en redondo en participar desde un inicio, por lo que habían tenido que adaptarse.

Dama de otoño - 2nda parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora