Dispersos

CAP 19: Sometimes yo have to be honest with your friends

Después de los acontecimientos en su habitación, Law sintió que lo mejor era darle a Nami tanto espacio como le fuera posible, algo que estaba seguro de que agradecería. Por mucho que le gustaba su compañía, él prefería no invocar más de su ira antes de llegar a la siguiente isla. Se mantuvo en su habitación para el resto del día, no se unió en las comida de los sombreros de paja, aunque Sanji parecía inflexible en traerle sus comidas a su habitación a pesar de su propio cocinero podría cuidar de él. Su excusa era que su preciosa Nami-san insistió en mantener la alianza, entonces era en su mejor interés para ver que Law y su tripulación fueron alimentados adecuadamente con el fin de restaurar su fuerza para la próxima pelea. Law no se quejó, él admitiría sólo para sí mismo que Pierna negra era un cocinero excepcional, su comida era tan bien equilibrada que siempre servía para reconstruir su menguante fuerza y energía.

Al día siguiente, Law sintió que era seguro salir a la cubierta de su submarino, su lesión ya se había curado bastante bien, tanto así que estaba seguro de que sería capaz de luchar con toda su fuerza. Se puso el ala de su sombrero hacia abajo para protegerse los ojos del sol de la mañana que lo golpeó. Hubo un frío en el aire a medida que se acercaban a un patrón de tiempo estable, su destino se acercaba. Después de saludar a sus hombres que estaban pasando el rato en cubierta, echó un vistazo a las cubiertas del Sunny al lado de ellos. La otra nave estaba bastante tranquila, sin su capitán hiperactivo a bordo. Vio a Robin en su jardín, regando sus flores, mientras que Ussop se agachó junto a ella recolectando algunas extrañas plantas que usó en la batalla. El aroma de desayuno lo golpeó, Sanji estaba ocupado en su cocina preparando la comida de la tripulación.

A medida que sus ojos se perdieron alrededor de las barandillas, vio la espalda de Zoro, los ronquidos del espadachín se oían claramente en la otra cubierta. Su atención pasó del hombre cuando un destello de color naranja captó su mirada, Nami se acercó la barandilla al lado del hombre dormido con binoculares en la mano. Ella ni siquiera bajo la mirada hacia él, su atención estaba claramente en el horizonte, la topografía del océano y el tiempo para el día.

"Oí". No se dio cuenta de inmediato, pero debió haber estado mirándola durante más tiempo de lo que debería, al oír Zoro llamándolo de repente a él, captando la atención de Nami que lo atrapo observándola. La mujer se sonrojó, pero Law no reaccionó, en lugar de eso se vio obligado a mirar a Zoro que lo miraba con su ojo bueno, su mirada era vacía. "¿Cómo está tu hombro?"

"Mejor," respondió cortésmente, girándose para mostrar que se había recuperado una gran parte de su rango de movimiento. "Voy a ser capaz de luchar, al menos."

Zoro dio una inclinación de cabeza y ronco en comprensión antes de levantarse a sí mismo fuera de la cubierta. "Voy a ver si esa mierda-cocinero hizo el desayuno." Hizo una pausa para mirar hacia atrás hacia Nami, empujando la cabeza en la dirección de la galera. "¿Vienes Nami?"

Los ojos de Law se volvieron hacia la navegante, observando con curiosidad mientras miraba hacia él por un momento antes de volver a sonreír a Zoro. "Voy a estar ahí en un momento sólo quiero conseguir una buena lectura de la presión barométrica, ya que nos estamos acercando a la isla; Me dará una buena idea de qué tipo de condiciones esperamos."

Zoro asintió y luego envió otro vistazo a Law, le dio una advertencia sin palabras antes de que se dirigiera hasta la cocina. Law observó al otro hombre a pie, una vez que se fue, volvió sus ojos de nuevo a Nami, sonriendo cuando la cogió mirándolo en ese momento. "Buenos días, Nami-ya."

Sus ojos se abrieron y ella dejó escapar un resoplido, forzando la mirada de él al horizonte de nuevo mientras se murmuró, "Buenos días".

"¿Tienes algo en mente?" Su sonrisa se amplió cuando se apoyó en la barandilla del barco, una vez más, detecto un rubor en sus mejillas mientras fruncía el ceño. Cuando él la había pillado mirándolo fijamente antes, era evidente que se había perdido en sus pensamientos, y no podía dejar de ser curioso en saber lo que ella pensaba.