Estaba teniendo un día de mierda.
Todo empezó cuando tomando tranquilamente el desayuno en mi casa surgió el tema de que mi primo Simon había confesado ser gay en medio de una borrachera pues era el cumpleaños de mi tía y la mayoría estaban bebiendo. Más que todo mis padres solo hablaban de ello como un hecho pero ya tenías a mis hermanos burlándose pues ellos eran los más burlistas del mundo y normalmente yo también pero trataba de evitar soltar comentarios por obvias razones pero aún así trataba de seguirle el juego a mis hermanos para que no sospecharan nada raro.
Las bromas cesaron al momento en que mi papá dijo un comentario.
—Simon se quedará durante unas semanas aquí— informó a lo que mamá asintió
—Ya va— dijo Matthew —¿Nos expondrás de esa manera? ¿Y si nos contagiamos?— bromeo. Bueno, supongo que su pésimo sentido del humor no se fue del todo pero hasta Sebastian le lanzó una mirada reprobatoria
—Corta el rollo, imbécil
—¿Por qué se va a quedar aquí?— pregunto, mi papá toma un sorbo de su taza de café antes de contestar y se acomoda sus lentes
—Porque lo corrieron de su casa
Más silencio
—¿Tanto así?— Matthew ahora tenía su ceño fruncido
—Saben como en su tía, de lo más tradicional y ni hablar de su esposo. Mi mamá dijo que Simon no tenía dónde quedarse y que ni loca iba a dejar que se quedara en quién sabe dónde con quién sabe quién
—Problemas de que tu casa sea la casa del pueblo— señaló Sebastian
—Aunque tiene razón luego tiene que jugar a las espaditas para pagar su hospedaje y le termina pasando como al cantante ese que contrajo esa fea enfermedad
Mi mamá se llevó la cara a la manos frustrada por sus dos hijos y en cambio le frunzo en ceño a Matt
—¿Te refieres a Freddy Mercury?
—No, inculta. Me refería al cantante ese que tiene muchos dientes
—Freddy Mercury
—No, el vato que era gay pero aún así se iba a casar con una woman
—Freddy Mercury— recalco otra vez
—¡Que no!— se queja —¡Ya sé! Te canto una de sus canciones...— mi hermano se aclara la garganta —She a killer...—
—¡FREDDY JODIDO MERCURY!
Lo único que logré fue gastar mi saliva en vano. En fin, aquella charla me había dejado de mal humor más que todo con el mundo, con la situación ¿Que culpa tenía Simon de que le gustaran más los plátanos a los melones? También estaba molesta con aquella parte de mi familia. Era cierto lo que había dicho Sebastian pues la casa de mi abuela si era la casa del pueblo, vivían muchos de mis tíos con algunos de sus hijos, la hermana de mi abuela, y hasta una prima que tuvo en embarazo precoz. Habían sendos parásitos viviendo ahí y mi abuela era demasiado buena como para correrlos pero Simon no era así, el fue uno de esos primos que me caía bien y aunque no eramos muy unidos por la distancia que que mi abuela vivía en la ciudad vecina la quería y el siempre había sido bueno conmigo y nunca le había dado problemas a sus padres ¿Y lo iban a echar así como así?
Mi humor lo único que hizo fue decaer porque de estar molesta pasé a sentirme mal porque Riley no me dirigió la palabra en ningún momento, me ignoró olímpicamente y buscaba cualquier excusa para irse del grupo porque era más que evidente que no quería estar cerca de mí y eso me hacía sentir la peor basura del mundo porque tanto que protegía a la bebé del grupo y yo misma la había lastimado.
