Lágrimas, una tras otra, las lágrimas corrían sin detenerse y no paraban. Era como si pudiera llorar para siempre.
Tal vez le pasaría como en su cuento favorito e hiciera un mar con sus propias lágrimas, estaba segura que de ser así se ahogaría. Sentía que podría ahogarse en cualquier momento y nadie le ayudaría.
Porque su madre ya no estaba, se había ido, se la habían llevado, la habían echado. A nadie le importó lo que ella opinara porque aunque le suplicó mil veces a su madre no se quedó y aunque le suplicó y lloró mil veces a su padre el no cedió.
Hasta le había dado la opción a su madre de vivir con ella en su habitación y que le llevaría las tres comidas y dulces, que no volvería a lavar ni a cocinar jamás porque todo lo haría ella y su madre todo lo que hizo fue sonreír tristemente.
«Seré una carga para ti chiquita, este es momento de que seas una mujer fuerte ¿Mh? Así mami estará muy orgullosa de ti y las mujeres fuertes se cuidan solas y cuidan a otros» eso era lo que le había dicho su madre, tratando de no llorar ella también pero fue inútil porque luego rompió en llanto
«No le hables como si supieras lo que es ser una verdadera mujer» había replicado su padre, todo su semblante tenso y la voz venenosa
Los recuerdos más bonitos que tenía con sus padres se estaban tiñendo o más bien destiñendo a gris. No habría mas desayunos deliciosos preparados por su madre, no más paseos con sus dos padres juntos y felices, ya no tendría al alcance a su madre cada vez que quisiera darle un abrazo para sentirse mejor. Nada. Todo eso se había ido arrastrado por el viento.
Y fue tan repentino que nunca lo vio venir.
Lloraba porque su madre se había ido, porque ya no estaba, porque la habían echado y porque ahora nada más tendría a su papá criándola. Sin nadie más.
Sintió una mano pesada en su hombro pero fue delicado, dando leves caricias quizá para calmar a la niña.
—No la necesitamos, princesa— afirmó el hombre viendo el último atisbo del auto de la mujer desaparecer
Ella quiso decirle que ella sí la necesitaba pero algo en su garganta se lo impedía. El hombre se apartó para entrar a la casa que ahora se sentiría demasiado vacía, demasiado grande para dos personas, ella no quería entrar en esa casa vacía.
—Vamos, princesa, entra
Y ella obedeció porque siempre era así, lo que su padre decía era ley y nadie podía cuestionarlo. Un claro ejemplo siendo la escena que estaban viviendo.
Ella no entendió del todo la situación hasta algunos años después. Lo que su mamá había hecho era repugnante y el hombre cada vez que se ahogaba en sus penas se encargaba de gritarlo en la casa a toda voz.
Para aquella niña su madre siempre había sido una reina y su padre un rey. Pero la reina no estaba enamorada de su rey.La reina se enamoró... De otra reina.
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NA: Volví waaaaa. Sin editar, no pregunten solo gozenlo
La Dark se vaaaaa, besitos ❤💕