Estaba segura de que ya lo había remarcado varias veces pero por si acaso lo vuelvo a decir, Allyson es hermosa. Es una de las chicas más hermosas que he visto en mi vida.
Y eso cuando no sonreía pero cuando lo hacía ella simplemente... Simplemente... Wow. Ni siquiera parecía real, era como si en cualquier momento pudiera cerrar mis ojos y al abrirlos ella no estaría ahí sentada porque solo era parte de mi imaginación pero no, mi imaginación no es tan buena.
Ella sonreía con frecuencia (más cuando estaba con Jace) pero nunca me había sonreído a mí. Y me sonrió. A mí.
Una de las personitas en mi cabeza gritó y se desmayó y luego de eso fue el caos, todo entró en caos. Estaba pensando demasiadas cosas a la vez. Por un lado pensaba que quería mantener esa sonrisa siempre, causarla yo misma; por otra parte pensaba en levantarme de mi asiento y salir corriendo lo más rápido posible; pensaba en apartar la mirada, o devolverle la sonrisa.
Antes de poder decidir que hacer alguien más decidió por mí.
Sentí un tirón en mi camisa y cuando me giré noté enseguida que era Riley y digo enseguida porque no tenía ni idea de que estaba tan cerca y me sobresalte por ello.
—¿Q-que quieres?— balbuceo
Riley ladeó la cabeza y miró hacía la mesa dónde estaba Allyson, ni siquiera necesitaba ver para confirmar y no me atrevería a ver por nada del mundo. La pelinegra me indicó que me acercara con su dedo índice y cuando lo hice ella se acercó a mi oído.
—¿Esa chica te gusta, no?— me preguntó en un susurro, fue tan bajo que me costó un poco escucharle pero cuando le entendí me volví a alejar
—¿Qué? Claro que no
—Claro que sí, es obvio
—¿Y todo eso lo sabes gracias a tu obsesión por recolectar información?— me burlo pero ella asiente
—Básicamente. Siempre te sientas de ese lado de la mesa, el lado perfecto para que puedas verla sin que sea demasiado directo y sé eso porque cuando Gastón se fue a sentar ahí hace unos días te pusiste como loca porque ese era tu lugar y de nadie más, numerito digno de Shelldon Cooper. Te he visto mirar incontables veces hacía esa mesa, una y otra vez y justo ahora te pusiste nerviosa porque la chica te sonrió
—¿Y como diablos puedes saber si estoy nerviosa?
—Bueno te quedaste como paralizada y hasta se te cortó la respiración y tu cara se volvió muy roja. Es algo obvio
—No, no lo es
—Como digas pero juntando toda esa información se puede deducir fácilmente que te gusta
—¿Te la quieres tirar de listilla, no? Pues si ese es el caso yo sé quién te gusta— mi comentario tuvo el efecto deseado, calló a Riley, se mordió el labio y luego sonrió un poco mientas negaba con la cabeza. Pasó de estar sorprendida a relajada en microsegundos.
—No es cierto, he sido muy cuidadosa y tratándose de ti dudo que des con la persona
—Oigan, ustedes dos ¿Que tanto susurran?— preguntó América curiosa. Aclaro que no le hice nada pero solo para convercerla, mi truco era actuar como si nada y después ¡Pang! Venganza y en eso era algo que si tenía mucha paciencia. Gracias a que me gustaba ese ligero sabor agridulce de la venganza y que me sentía ligeramente molesta con Riley aproveché el momento dónde todo nuestro grupo estaba pendiente.
—A Riley le gusta alguien— solté con inocencia fingida, era obvio que mi idea no era nada racional pero cuando me molestaba tendía a ser así.