No importa cuantas veces las personitas en mi cabeza repitieron lo mismo, ni cuantas veces me mentalicé, nada de eso importó.
Porque apenas me senté en la mesa de siempre seguida de Riley mis ojos buscaron de inmediato a Allyson.
Y es que en mi mente solo estaba ella. Allyson, Allyson, Allyson. No había nada más. Era ciertamente algo bueno que Riley viviera encerrada en su propio mundo, al menos en esta ocasión.
Allyson hoy se veía mejor, nada de miradas tristes ni lágrimas saliendo a escondidas aunque me pareció raro el hecho de que aunque Jace estuviera sentado al lado ella no estaba mirándolo. Es más, es como si lo estuviera ignorando. También noté que hoy estaba de lo más hermosa, su cabello suelto con ligeras hondas, sus cejas ya de por sí gruesas y bonitas maquilladas, sus labios brillosos y sus pecas ocultas por el maquillaje -detalle que no me gustó-, era imposible que no quisiera mirarla. ¿Como podría no mirarla si era tan condenadamente perfecta?
Dejé de mirarla e iba a entablar conversación con Riley cuando la noté mirándome, su rostro no cambiaba, se mantenía impasible como la mayoría del tiempo pero en sus ojos había algo más, algo que no me molesté en reconocer.
—¿Qué? ¿Tengo un bicho en la cara o algo?— le solté
—No, solo tu cara lo que ya es de por sí malo— respondió inalterada. La chica solo mostraba emociones en su rostro cuando hablaba de libros o escuchaba a alguien hablando de ellos
—¿Por qué me estabas mirando?
—¿Los ojos no son para eso?
Riley se parecía un poco a mí, a veces tanto que me asustaba, pero en general me agradaba Riley pero en ocasiones, como ésta, en dónde era demasiado yo, me frustraba ¿Esto era lo que aguantaba Emily todo el tiempo?
—Crystal ¿Cuando fue que te diste cuanta de que te gustaban las chicas?— preguntó de la nada Riley y juro que si hubiera estado comiendo algo me hubiera atragantado y muerto, aunque igual me atragante con aire. ¿Por qué mierda me estaba preguntando eso? ¿Descubrió mi secreto? ¿Sabe que me gusta Allyson?
—¿A que viene el interés?
Solo se encogió de hombros y volvió la vista a su celular
—Desde que aceptaste la realidad y nos dijiste que te gustaban las chicas me lo pregunté. Simple curiosidad que nunca sacie
Algo bueno de que Riley se pareciera a mí es que sabía leer entre líneas cuando hablaba.
—No me convence, pon un poco más de esfuerzo
Se volvió a encoger de hombros mientras tecleaba la pantalla de su preciado teléfono
—No respondas si no quieres
Mi mano fue hasta su cabeza para empezar a impartir caricias en su cabello, cosa que la relajaba de sobremanera
—¿Que no me estás diciendo, Ri? ¿Estás confundida, cariño? ¿Te gusta una chica?—Bingo. Ay, cuanto me amo. Algo que jugaba en contra de Riley era su tez blanca como un pote de leche. Apenas solté la última pregunta se sonrojó hasta las orejas, algo muy tierno si me lo preguntas
—¡No me gusta nadie!— exclamó, sus labios formaron un inconsciente puchero y su ceño se frunció. Totalmente adorable.
—¡Te gusta alguien!— repliqué y me acerque a sus rostro para que solo ella me escuchara —Y te gusta una chica—
Ella se apartó de mí como si tuviera lepra y negó
—Yo no... ¡Por favor no le digas a nadie!— se rindió, estalle en risas lo que me ganó un golpe en mi brazo del cual me queje porque maldición, será muy tierna y todo pero pega fuerte. —Ahora responde a mi pregunta y luego te diré lo que quieres saber—
