Capítulo 4.- Una vieja con demencia y un músico con corazón

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Desconocido: ¿Cómo está tu abuela? Soy Chris Dee, por cierto.

—Pero ¿quién mierda le ha dado mi número a este? —pregunté a Irene y a mi madre.

Estábamos sentadas las tres en el salón de casa de mi madre. Ellas estaban parloteando sobre la vida, o algo, pero yo estaba perdida en mis pensamientos. Luego me di cuenta de que era Chris Dee. ¿Qué más daba quién le hubiera dado mi número? ¡Ahora yo tenía el de él!

—Seguro que Carroll —respondió mi hermana.

—Es un idiota, a ver cuando nos libramos de él... Que pesadilla.

—Claro, le echamos del grupo y metemos a Chris Dee —se burló.

Agité la cabeza, pero ignoré a mi hermana para responder a Chris.

Yo: Está grave, pero tenemos muchas esperanzas en su recuperación. Gracias por preguntar. Soy Cora, por cierto.

—¿Ves a quién escribe? —me metí con Irene, enseñándole el móvil.

—¿Qué quiere? —preguntó preocupada—. No hables con él. Vamos a grabar la canción y a no volver a colaborar nunca con nadie.

—¿Qué os pasa con él? —curioseó mi madre.

—Nada —replicó Irene, con cara de culpabilidad.

Yo me limité a agitar la cabeza y mirar la pantalla con mala cara hasta que Chris volvió a escribirme. Yo no iba a mandarle dos mensajes seguidos, no estaba tan desesperada...

Chris: ¿En qué habitación estáis? Hemos venido a veros, por cortesía, no porque me importes.

—La hostia puta. —Me puse de pie, horrorizada.

Mi madre y mi hermana tenían la vista clavada en mí.

—¿Qué pasa? —se preocupó mi madre.

—Tenemos que irnos. Vamos.

Sujeté la mano de Irene y tiré de ella, mientras tecleaba a Chris con la otra mano. Mi madre se levantó con la curiosidad pintada en la cara y casi nos cortó el paso.

Yo: ¿Estás de coña? Estamos en plan familiar, no pintáis nada aquí.

—Ven tú también —pedí a mi madre, porque colase lo de familiar.

—Pero ¿qué está pasando? —insistió Ne.

—Chris Dee está en el hospital, para ver a nuestra abuela.

—¿Qué abuela? —preguntó mi madre desconcertada.

—La que no está en el hospital. ¿Ves el problema?

Tiré de las dos, con una mano de cada, y las arrastré prácticamente hasta el coche de Irene. Le quité las llaves a mi hermana, porque parecía preocupada, o asustada. Pero no teníamos tiempo que perder. Revisé el mensaje nuevo de Chris mientras arrancaba.

Chris: Se llama cortesía laboral y educación. Sé que no sabes lo que es, porque tú eres más de colarte en los sitios...

Iba a responderle, pero mi madre me gritó que dejase el móvil para conducir. Y como ya estaba en marcha, lo dejé sobre el salpicadero. Conduje en silencio, mientras organizaba el plan en mi cabeza y aparqué fuera del hospital, por si acaso, para no cruzarnos con Chris.

El móvil empezó a vibrar cuando entramos al edificio y miré alrededor para asegurarme de que no andaban a la vista. Solo faltaba que me pillasen mintiendo. Apreté el botón del ascensor hasta que me dolió el dedo y descolgué la llamada de Chris cuando las puertas se cerraron tras pulsar el tres, que era un número muy bonito y muy aleatorio.

Casi en sintonía - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora