—Así que para esto sirven los guardaespaldas —le dije bromista a Chris, mirando la botella de whisky que le había conseguido Salva.
—Básicamente. Oh, y para echar a desesperadas de mi habitación... —me picó.
—Pobre Liv... —bromeé, antes de llenarme un vaso hasta arriba del alcohol.
Nos bebimos un par de copas más, estábamos con la tercera, cuando empecé a sentirme agobiada de nuevo por toda aquella gente. Quizá porque había visto a otro guaperas, de la clase de al lado, mucho peor que Luís. ¿Y si yo estaba así de estropeada y no me daba cuenta?
Al final, decidí que necesitaba salir de allí, pero como temía que Chris no fuera a dejarme ir a casa, cogí su mano y le guie por los pasillos de mi viejo instituto. Subimos juntos a la última planta, con los vasos de alcohol y sin pronunciar palabra. Y probé puertas hasta que di con un aula abierta. Por desgracia era la de música, pero aquello era mejor que seguir abajo.
Entré con él y cerré tras nosotros. Luego me dejé caer con un suspiro en una de las incómodas sillas de esas que llevan el pupitre incorporado. Chris me dirigió una mirada divertido, pero luego pasó de mí para ir directo al piano. Casi hipnotizado. Quizá había sido un acierto después de todo. Allí estaría entretenido un buen rato y no querría volver a la fiesta, además teníamos alcohol y un concierto privado y gratis.
Se sentó tras el piano y pasó los dedos sobre las teclas un par de veces, como si estuviera decidiendo qué tocar. Yo no pude resistirme más.
—¿También tocas el piano? —pregunté.
—De verdad que eres la peor biógrafa que he visto jamás —volvió a burlarse de mí, antes de empezar a tocar algo muy suave.
—Solo quería hablar de algo, idiota —me quejé, haciéndole reír.
Tocó un par de notas más, antes de cambiar de canción y esa sí la reconocí, era de las suyas. Aunque sonaba diferente por estar a piano y no a guitarra, que era con lo que solía acompañarse.
—Esa es tuya —le dije, y me dirigió una sonrisa casi amable.
—Sí, lo es. La compuse con doce años... —explicó y dejó de sonreír un poco—. Toco casi todos los instrumentos normales, salvo los de viento, no tengo potencia pulmonar... Ven —pidió.
No necesité que me lo dijera dos veces para casi correr hasta su lado. Me hizo hueco en el banco y sujetó mi mano sin escayola para ponerla sobre el piano, entre las dos suyas.
—¿Qué haces? Yo soy una negada para el piano... —intenté escaquearme.
—No importa, solo tienes que tocar dos notas.
Movió mis dedos por ellas, con suavidad, para que supiera que notas eran y me marcó el ritmo. A mí se me secó la boca un poco por los nervios y sentí el estómago dárseme la vuelta. Pero supuse que podía culpar al alcohol si lo hacía muy mal.
No paré de tocar y Chris esperó el momento para empezar a tocar él, con esa increíble habilidad que al parecer tenía con todos instrumentos. Cantó en inglés, como cantaba siempre, en realidad, con un tono muy bajo, acompañando al piano. No parecía una de sus canciones habituales, roqueras y movidas, aquello fue triste. No habló de nada en concreto, o eso me pareció, solo de calles grises, lluvia, tristeza y soledad. Bueno, quizá eso sí era concreto...
—Es triste —le dije, cuando dejó que se perdiese la última nota.
—Quizá —aceptó—. Me debes una pasta, esto es como un concierto privado —bromeó.
—Más quisieras... ¿Sabes lo que más me jode de ti? —le pregunté.
Aún estábamos sentados en el mismo banco, y yo seguía teniendo los dedos apoyados en las teclas del piano, entre sus brazos, delante de su pecho. Estaba tan cerca que sentía su respiración con olor a whisky del caro contra mis labios.
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Casi en sintonía - *COMPLETA* ☑️
RomanceImagina conocer al famoso del que siempre has estado enamorada. (Entra para leer la sinopsis completa) -o-o-o- Todos los derechos reservados.