Capítulo 3.- La luz verde significa que se oye todo

1K 149 29
                                    

Miré absorta a Chris Dee, mientras afinaba su guitarra. ¡La guitarra de Chris Dee! Me gustaría poder contar que, cuando entró en el local de grabación y me vio allí, se lanzó a mis brazos, o me envolvió con los suyos fuertes y musculosos. Quizá hubiera estado guay que me llevase un anillo de diamantes y me sacase en brazos, mientras me prometía amor eterno... Y bueno, quizá eso pase, ¿vale? Pero no pasó en ese momento.

Más bien me miró con cara de asco, alzando ligeramente el labio superior y arrugando la nariz y gruñó algo que sonó como: «¿tú otra vez?». Pero yo sé que me quiere, en el fondo, le gusto. Solo que tan en el fondo, que él aún no se ha dado cuenta. ¿Qué le vamos a hacer? Los hombres son lentos.

Sin embargo, Irene no parecía tenerlo tan claro como yo, porque mientras esperábamos a Néstor y a Carroll, que eran dos tardones, mi hermana no dejó de tontear con mi futuro novio. Le enseñó su guitarra, tocó una canción para él (y aquello era trampa, jugar sucio, yo no podía cantarle ni tocarle nada, bueno, podía tocarle a él, pero no se iba a dejar), bromearon y ella le acarició el brazo, mientras se apartaba un mechón de la cara. ¡Vamos, un «empótrame» de manual! Y yo mirando desde fuera del cristal, porque cuando me había acercado a Chris, se había burlado preguntándome si debía llamar a Salva. Y claro, Irene me había echado para que él se sintiera cómodo.

Mi hermana salió después de un par de canciones más, mientras Chris volvía a tocar las cuerdas de la guitarra para afinarla. Miré a Ne con mala cara, mientras pasaba por detrás de mí para coger una botella de agua de la nevera. Yo me crucé de brazos y me apoyé en la mesa de mezclas, hasta que mi hermana se percató de mi mala cara.

—¿Qué te pasa?

—Yo le vi primero, zorra —aclaré.

Irene soltó una carcajada muy poco amable y se cruzó de brazos también, para mirarme con una mueca burlona.

—Navidades de hace once años, yo tenía dieciséis, le pedí a los reyes el primer disco de Chris Dee. Tú aún no lo conocías, empezaste a escucharlo gracias a mí.

—Pero eso no cuenta, yo fui la primera en acosarle...

—Claro, claro, Cora —se rio de nuevo—. No es un disco, es el real.

—No es mi culpa que esté tan bueno —me quejé—. Si no quiere que le acose, que no vaya provocando...

—Ala, que bestia. Mira, yo no digo que me guste, solo digo que es majo y eso, que se merece algo mejor que tu acoso.

—¿Y tú eres mejor que yo? —resoplé—. Eso me ha dolido en el alma, somos hermanas...

—Cora, no hagas el idiota, ¿quieres? Tenemos problemas más graves qué elegir a quién le gusta más el músico... Que, por otro lado, no es algo que debamos decidir nosotras.

—¡Así que te gusta! —La señalé acusadora.

—No... bueno... sí... Es muy guapo y eso, pero que no, olvídalo. Es un ser humano, no un trozo de carne.

—Pero ¿de qué vas? ¡Qué a mí me gusta más!

—Es como discutir con una pared —se quejó ella.

—Peor, porque respondo, pero no lo que quieres oír —aseguré, haciéndola reír—. Mira, pares o nones y ya está.

—¡Qué es un ser humano! Imagina que ganas tú y luego le gusto yo... —Se apartó el pelo de la cara con una sonrisa coqueta y mirando hacia Chris a través del espejo.

—¡Quieres gustarle, perra! Yo solo te digo, que la que se forró todas las carpetas con su imagen y empapeló las paredes con su cara, fui yo. Eso suma puntos.

Casi en sintonía - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora