Cinco

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Antes de darse cuenta, él estaba esperando por ella en el sillón esquinero. Sacó el teléfono de sus pantalones y tecleó. Al instante empezó a escuchar una música sensual saliendo de éste. Ella lo miró a directo a los ojos, tímida como nunca había antes caminó hasta donde él estaba. Ella no le iba a dar demostrar cuanto le afectaba, si él quería jugar, ella iba a entrar. Ella movió sus caderas al ritmo de la música, una de sus manos estaba jugando con su cabello, y la otra moviéndose hacia sus pechos. Él gruñó al instante, su pene doliendo en sus pantalones cuando ella comenzó a jugar con sus pechos, un rubor rosa subió por su cuello. Agarró el dobladillo de su vestido arrastrándolo por encima de sus muslos, observó cómo él se removía en su asiento tratando de ocultar su erección.

Te tengo

Tal vez eso no era tan buena idea después de todo, pensó. Él debió saltarse este juego previo e ir a poner su boca por todo el cuerpo de ella. Su vestido se levantó más, mostrando sexys bragas negras que él iba a arrancar de sus caderas al momento que la tuviera debajo de su cuerpo. Sin saberlo Natasha desencadenó un ansia diferente a cualquiera que hubiera sentido alguna vez en él, inhaló una rápida respiración. Ella podría ser su muerte. Si moría justo en este momento sería jodidamente afortunado.

Ella se quitó el vestido por su cabeza en un fluido movimiento y lo dejó caer al piso. De pie frente a él desnuda, excepto por sus bragas y sostén a juego se sintió más sensual que nunca, la respiración anormal de él, la manera en que ella lo afectaba a él la hizo sentirse sensual. Se humedeció y se forzó a sí mismo a respirar lentamente. Resistiendo la urgencia de arrastrarla hacia él, esperó a que ella continuara. La energía sexual entre ellos era palpable mientras ella daba un mesurado paso hacia él.

Ella desabrochó su sostén, liberando sus senos, después enganchó su pulgar en sus bragas.

—¿Quieres tocar? —le preguntó. Él asintió. Ella acercó aún más, y se agachó hasta estar a su altura, sus rostro estaban cerca. —Todavía, no, mira cómo juego conmigo —se irguió.

Comenzó nuevamente a jugar con sus pechos, sus manos bajaron lentamente a su intimidad, Natasha lo desafiaba con la miraba, se sentía expuesta y totalmente excitada por la mirada de ese hombre, si le hubieran dicho hace tres horas que estaría en la habitación un hombre que apenas conoce y dando un espectaculo medio desnuda, ella se habría reído.

Se puso a horcajadas en el sillón, metió uno de sus dedos a la boca y lo humedeció para luego frotarlo en su pezón. Él la miraba maravillado, como si fuera la mujer más sensual y perfecta del mundo. Las manos de Natasha poco a poco bajaron hasta llegar a su humedad, jugando un poco con ella, Natasha abrió sus labios para dejar escapar un jadeo, sus movimientos eran suaves, introdujo un dedo dentro de ella y su cabeza cayó hacia atrás gimiendo.

—Suficiente—susurró.

Él la depositó sobre la cama mientras su lengua se enredaba con la mía. Sus manos recorrieron los lados del cuerpo de ella hasta llegar a sus rodillas. Tiró de las piernas y se acomodó entre el espacio que había creado. Natasha quería sentir absolutamente todo él. Agarró un puñado de su camisa y la jaló hasta sacarla rompiendo su beso, se paró para quitarse el pantalón y su boxer. Esta vez tenía espacio para explorarlo. Los ojos de Natasha viajaron desde su hermoso rostro, moviéndose más bajo para disfrutar de la deliciosa visión de su tenso abdomen. Era deliciosamente hermoso.

—Eres demasiado perfecta, no hay hombre en la Tierra que sea más feliz que yo en este momento —aseguró, ahuecando sus mejillas y bajando su rostro para depositar un beso en sus labios.

Bajó sus besos hasta sus pechos, como un hombre sediento, chupó, mordió y pasó sus labios por los senos de Natasha.

—Te necesito dentro de mí, ahora por favor

Lost Angel || Brutasha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora