Cuando pise las calles donde su olor y su alma cálida permanecían, los recuerdos me devolvieron la afinidad y el amor del primer día. Intentaba olvidar, pero con solo pisar su calle era necesario para ser confundida y atrapada por la musa de ojos eufóricos.
Cuando la toqué y su cabeza se posó en mi pecho sentí la tormenta más cálida, el vendaval de años y la primera lluvia que circuló la tierra. Yo pise la luna.
Le diré a Luna que cuando hayan pasado muchos años y ella este lejos de Colombia y de mí, nuestras cartas de amor le harán compañía; serán un modo de regresar y de salvarse, una manifestación del amor que nos tuvimos, un ejercicio para no llorar. Para no llorar y también para aliviar.
-Solosoyunponymas