LA SANGRE YA NO IMPORTA

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Al siguiente día se había levantado de buen humor, seguramente había sido por el beso de Malfoy del día anterior, aunque se enojó por lo sucedido no pudo evitar que una alegría la embargara ya que nuevamente había probado sus labios, de una manera que nunca antes se hubiera atrevido. Cuando bajó al comedor, se encontró con sus amigos, se sentó en su mesa para comer, aunque sentía las miradas de varios alumnos encima de ella, no evito que su buen humor se mantuviera intacto.

Disimuladamente miro a la mesa de las serpientes, buscándolo con la vista, hasta que lo encontró sentado a un lado de Pansy, el desvió la mirada del rostro de su amiga para posarla en el rostro de la Gryffindor. Hermione percibió que había algo diferente en su mirar, él la miraba intensamente como queriendo descubrir algo, al mismo tiempo como dos imanes que se repelen apartaron la mirada, no se aguantaban y a pesar de todo Hermione lo amaba, era demasiado extraño, a veces sentía que su cabeza iba a estallar y se preguntaba mil veces por que las cosas del corazón eran tan complicadas.

La clases de pociones fue amena, el profesar había lanzado 10 preguntas al aire a la cual Hermione respondió a 6 ganándose 20 puntos para su casa, las hubiera respondido todas si no hubiera sido por Malfoy que se entrometía para responderlas antes que ella. Ella lo miraba con odio cada vez que él respondía la pregunta que ella se sabía de sobra, para recibir una mirada fría por parte de él. Cuando salió de clases se disculpó con sus amigos para dirigirse a la biblioteca, definitivamente necesitaba un lugar a solas para pensar sin que nadie la interrumpiera.

Cuando llegó se sentó en una mesa muy lejana, sacó un libro el cual estaba leyendo horas antes, se trataba de una novela de amor, la había cautivado desde que la había sacado de la biblioteca la otra noche cuando patrullaba en los pasillos. Empezó a leerla tratando de olvidar todo, se sumergió en la romántica historia de Antonieta y Rodrigo, un hombre guapo y valiente que la salvo de la soledad, estaba tan sumergida en su historia que no se dio cuenta de que una persona se había recostado al borde de su mesa con los brazos cruzados.

- Nunca vas a encontrar un hombre así Granger - dijo - ellos no existen, son simples novelas en las cuales ustedes las mujeres sueñan con que se vuelvan realidad.

- No me arruines el día, por favor- pidió sin levantar la mirada de su libro- quiero que el día de hoy sea tranquilo y sinceramente querido Malfoy - poso su mirada en el - no quiero que tú seas el culpable de que mi día se halla venido abajo.

- Mmmm - meditó - aunque me daría muchísimo gusto arruinártelo, no podría... tengo cosas mucho más importantes que hacer. - se dio la vuelta para retirarse.

- ¿Mucho más importante que molestar a una sangre sucia?.. Quien lo diría - se mofó.- por cierto, a la final siempre vienes y nunca me dices para que, solo vienes y ya... Debe haber algo por lo que te guste buscarme - se rió amargamente.

- La verdad si- admitió- pero no estoy listo para hablar de ello. - antes de irse se dio la vuelta y la miro directo a los ojos - Granger, el señor oscuro calló, tu estuviste presente. Creo que la sangre... es lo que menos importa ahora - y con su semblante serio se largo de allí dejándola pensativa.

Había tratado de evitarlo, pero ahora resultaba que su día se había venido abajo y todo por culpa del idiota de Malfoy, estaba caminando sola, últimamente lo hacía muy a menudo y aunque sus amigos se ofrecían para acompañarla ella simplemente se disculpaba diciéndoles que necesitaba un tiempo a solas. No era fácil por lo que ella estaba pasando y todos lo sabían, nadie le había comentado nada por respeto a ella, los de su casa eran muy fieles en ese aspecto.

Había llegado a un salón en lo alto de la torre de astronomía, podía ver todo el paisaje desde allí, era un lugar perfecto para meditar y ordenar tu vida, cuando está prácticamente patas arriba, se acostó en el suelo con un suspiro de resignación, sabía lo que tenía que hacer y era de una vez por todas olvidarlo, dejarlo atrás, dejar que las aguas fluyeran con el tiempo. Escuchó unos pasos y un perfume característico para ella se infiltro por su nariz, sabía que era él, lo que no sabía era ¿porque siempre la conseguía? O peor ¿por qué siempre la buscaba?, sabía que tenía que decirle algo, pero nunca lo hacía ¿por qué?

Se acostó a su lado sin pedir permiso, la había seguido, el sabía que por una parte no estaba bien, pero necesitaba respuestas y lo más urgente que fuera porque lo iban a volver loco sus preguntas.

- ¿Otra vez siguiéndome?- pregunto sin mirarlo. Tenía su mirada posada en el paisaje del techo igual que el - Espero que esta vez hables... ya no quiero seguir con esto.

- ¿A qué te refieres con esto? - preguntó extrañado.

- A esto - se señaló ella misma con un dedo y luego a él - No quiero que me estés siguiendo... me siento vigilada, no me gusta.

- No serás que andas en malos pasos - indagó molestándola. Ella rió.

- Eso quisieras... nunca mancharía mi historial de vida por nada en el mundo.

- ¿Incluso besando a un hurón descerebrado? - Ella volteó la cabeza para mirarlo, él tenía su ojos posado en ella, se perdió en esos hermosos ojos grises para responder con tranquilidad.

- Eso fue un pequeño desliz.

- ¿desliz?... ¿besar dos veces a una misma persona te parece un desliz?- se rió exhausto. Estaba agotado a pesar de todo.

- Fue una sola vez... la primera no cuenta como beso porque no respondiste a él- explicó sonrojándose levemente y dirigiendo su mirada al techo de nuevo.

- Pues... me dejaste estupefacto, no todos los días llegas y me besas de eso estoy seguro - miró al techo igual que ella - ¿por qué lo hiciste?

- ¿hacer qué?

- ¡Sabes a lo que me refiero Granger!- Exclamó exasperado- mi paciencia no es como la tuya- ¿era una forma de disculparse?

- Ya me di cuenta - rió- Porque lo hice...- murmuró para ella y para él, meditando- Si tus ojos vieran mas allá de tus narices te darías cuenta de por qué lo hice... creo que tu corazón y tu mente son muy fríos para darse cuenta. - lo miró a los ojos de nuevo.- pero igual te sigo odiando - sonrió tímidamente - y no sabes cuánto.

- Bueno- dijo el levantándose - es algo por lo menos.- le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. Ella la tomó gustosa.- Aunque en algún momento me daré cuenta de por qué lo hiciste, solo espero que para cuando lo haga... no sea demasiado tarde.

- ¿tarde? - preguntó extrañada - ¿tarde para qué?

- Nos vemos luego Granger - se despidió saliendo de allí ignorando su pregunta.

- ¡Malfoy!...no me dejes con la pregunta en la - cerró la puerta - boca - concluyó resignada. ¿Qué habrá querido decir con eso?, pensaba.

EL AMOR SECRETO DE HERMIONE GRANGERWhere stories live. Discover now