VERDAD

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La mañana llegó tan rápido como se había ido, estaba nublada, fría, apta para estar dentro del castillo. Hermione se estiró en su cama, antes de posar las manos sobre el edredón rosa que la cubría. Había tenido unos sueños cálidos, como hacía tiempo no soñaba, ya la parte más difícil había pasado, ahora solo quedaba adaptarse a la situación. Era extraño, se sentía incluso rara, nunca había llegado a imaginar que tendría una relación con Malfoy, nunca, ni en sus más absurdos sueños, podría haberlo previsto. 

Se levantó de la cama, posando sus pies sobre la fría baldosa, un estremecimiento la invadió de pies a cabeza cuando tuvo contacto con la temperatura del ambiente. Frotándose los brazos con sus manos, se dirigió al baño para ducharse con agua caliente. Cerró la puerta tras de sí y se detuvo frente al espejo del baño, inspeccionó su rostro y se impresionó al ver que sus ojeras, antes notables, habían desaparecido casi en su totalidad. Pasó una de sus manos por sus mejillas tocándolas, definitivamente no era tan fea como anteriormente pensaba, ese complejo de inferioridad que tenía ante los demás, estaba desapareciendo. Las situaciones cambian a las personas, concluyó encogiéndose de hombros. 

Se desvistió con cuidado, no quería lastimarse, pero al bajar su mirada hacia su abdomen, notó que la incisión, ya casi había cicatrizado por completo físicamente. Paso un dedo por encima de la incisión, un pequeño escozor la invadió, decidió que lo mejor sería no tocarlo.

"Bendita sea la magia", pensó con emoción, concluyendo que su rápida mejora se debía a ella.

Abrió la llave del agua caliente, las gotas empezaron a caer en su cuerpo, evaporándose al tocar su piel, soltó un suspiro de placer, el agua iba quitando el frío de su cuerpo gradualmente. Levantó la cabeza hacia el cielo, mientras las gotas caían en su cara y de repente, como una película, rememoró su encuentro con Malfoy en la ducha, no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios, su relación era una locura. Suspiró, definitivamente lo era. 

Cerró la llave cuando terminó de bañarse, tomó la toalla que estaba posada sobre uno de los barrotes y se envolvió con ella. Se miró al espejo por última vez antes de salir, sólo una cosa llevaba en mente: "Hoy será un grandioso día".

Bajando las escaleras del su cuarto a la sala común, se encontró con Harry y Ron sentados conversando animadamente sobre un tema, sin importancia para ella. Colocando los ojos en blanco, supo que era sobre Quiditch cuando Ron alzó el brazo izquierdo con entusiasmo, como para batear una blugger.

Cuando ella estuvo tras Harry, Ron la miró y calló, pateó a Harry en la pierna, para que parara su conversación de Quiditch y prestara atención a Hermione que estaba a su espalda.

Harry se volteó extrañado al notar la mirada que le dirigió Ron, pero su cara se transformó con una sonrisa al verla tras él.

-Hermione- dijo - ¿Cómo amaneciste?, ven siéntate- la invitó a sentarse dejándole un espacio entre Ron y él.

-Gracias, amanecí bien- respondió a su pregunta, juntando las manos sobre su regazo- ¿y ustedes? -Preguntó carraspeando- ¿Cómo durmieron?

Harry y Ron se miraron a los ojos antes de responder.

-Bien- dijo Ron- dormimos bien- agregó rascándose la cabeza- y... ¿te viene a buscar...?

- ¿Malfoy? - Ron asintió- no, no que yo sepa claro.

- ¿Por qué lo sigues llamando por su apellido? -curioseó Harry extrañado.

-Costumbre- fue la simple respuesta de Hermione- ¿saben? No es fácil, asimilar lo que ha pasado.

-Ni que lo digas- acordó Ron- nosotros, más que nadie, sabemos a qué te refieres. Las cosas han pasado demasiado rápido, a veces pienso que me va a estallar la cabeza- explicó posando sus manos sobre su cabeza.

EL AMOR SECRETO DE HERMIONE GRANGERWhere stories live. Discover now