SOLUCION

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Las verjas de la casa de campo se abrieron con un estruendoso ruido, la tarde era nublada, el viento agitaba los altos arboles que bordeaban el ya casi oscuro jardín, siguió el camino que estaba formado por cuadros de terracota indicando la entrada a través de una puerta ornamentada de color plata. El salón principal, iluminado tenuemente con candelabros de plata estaba deshabitado, los muebles elegantes distribuidos por todo el salón, le daba junto con los cuadros y objetos que lo llenaban, el lujo que el apellido Malfoy alardeaba.

Había mucho silencio, tenía pensado que su madre junto a su padre lo esperarían para recibirlo. Siguió su camino, dejando junto a las escaleras que daban al segundo piso, su baúl y su escoba. Pasó de largo por el frente de la habitación usada como biblioteca, hasta llegar al comedor, donde el Sr y la Sra. Malfoy lo esperaban sentados, erguidos en sus sillas.

-Veo...-dijo la fría voz de su padre al oírlo llegar- que ya estás de regreso.

Como respuesta Draco le dio la mano a su padre, se acercó a su madre y antes de que ella hablara besó su cabeza, sobó sus cabellos y se sentó junto a ellos.

-Si, al fin en casa- suspiró acomodándose mejor en su asiento- ¿Como les ha ido?-preguntó para sacar conversación.

Su madre fue la que respondió, después de lanzar una mirada elocuente a su marido. Juntó sus manos sobre la mesa dirigiendo la mirada hacia su hijo.

-Hemos estado algo ocupados últimamente...-lanzó otra mirada a su marido pero esta vez inquietante.

"Lo saben" pensó Malfoy con desgana.

-Nos han llegado rumores-interrumpió su padre- de unas...nuevas especialidades tuyas.

-¿Nuevas especialidades?-preguntó arqueando la ceja izquierda-¿debo suponer que es una acusación?

-No vallas tan rápido Draco-le reprochó su padre-acuérdate de a quién te estás dirigiendo.

-Discúlpame padre, pero no creo haberte ofendido.

El señor Malfoy lo miró como si fuera la primera vez que lo hiciera, estaba cambiado, mucho más rebelde, suponía que los rumores que le llegaron a los oídos eran correctos y si era así...

-¿Como está la sangre sucia?-dijo desinteresadamente, tomando de su taza de café que la elfo domestico acababa de posar en la mesa.

Draco, que estaba examinando cada una de sus acciones, apretó los puños con fuerza, ya veía por donde iba su padre.

-¿Cual de todas?-preguntó de la misma forma que su padre.

-¿Que acaso tienes muchas?-indagó mientras que con sus manos jugaba con la cucharilla del azúcar.

-Puede que tenga varias-fue su respuesta.

-Puede que sí, hay muchas entre nosotros-su expresión era como si algo repulsivo estuviera frente a él.

-Puede que haya demasiadas.

-Sí y puede también...

Narcissa que miraba todo desde su puesto, tomaba su te sumamente aburrida, la guerra había pasado y aunque todavía sostenían unos que otros ideales, no podía negar que después de la caída del señor oscura ya no temía por la vida de su familia, el apellido Malfoy había decaído, pero su familia estaba con ella y era lo que le importaba, no podía negar que su hijo y su esposo eran iguales, sabían cómo pensaba uno y otro y por eso en ese momento una pregunta que hiciera el papa era evadida por el hijo y una respuesta que diera el hijo era replicada por su padre, no podía ser que a pesar de haber pasado 17 años, Lucius nunca hubiera aprendido a ir al grano con su hijo, pensando esto, colocó los ojos en blanco, antes de interrumpir su "interesante" conversación.

EL AMOR SECRETO DE HERMIONE GRANGERWhere stories live. Discover now