"Porque somos fuego, y aún así amamamos la lluvia".
-Torrancek
Capítulo 17
Había llegado el momento. Ese momento. Aquel momento para el que una mujer fue hecha. Él momento principal. Él momento más importante de tu vida.
Mi boda.
Aquella mañana me despertaron incluso antes de que amaneciera, prendieron velas y un ejército de mujeres llegó a sacarme todo lo que se llama paciencia.
En un mundo ideal, hubiese tenido energía suficiente para escapar, o un arco y unas cuantas flechas.
—La bañaremos y la cambiaremos, madame —Había dicho aquella rubia, asentí con los ojos aún cerrados por lo que me dejé guiar hasta la bañera.
Tenía tantas ganas de dormir que...
Cuando el agua helada me cubrió no pude más que gritar de hipotermia. ¿Querían congelarme? Lo parecía, porque aquellas mujeres ni siquiera mostraron el mínimo símbolo de culpabilidad.
—¡Sáquenme de aquí! —ordene, pero ninguna se molestó en contestarme. Si lo preguntan, por supuesto que traté de escapar, levantarme con mi fuerza y huir de ese Infierno, pero con las ganas de una sonámbula, y los brazos de todas esas mujeres empujándome, fue imposible.
No me rendí, pero me acostumbré a la temperatura que es muy distinto, y para los que preguntan: No. No me hice pis.
Pensando —pobre de mí ingenuidad— que ese era el fin de la tortura, le sonreí a la chica rubia, perdonando su sádico y su crueldad. El que no me devolviera la agradable mueca debió prevenirme, solo era el inicio de mi fin.
Me secaron con la delicadeza de un animal.
Me peinaron con la suavidad de los toros.
Me vistieron con la elegancia de una novia, eso sí.
Pero me maquillaron como si no fuera humana.
Repito, ni la mañana en la milicia me causó tanto dolor.
Suspirando, me miré al espejo, lucía hermosa, la verdad. Como nunca pensé lucir, me encantaban mis ojos, brillaban como estrellas, y la palidez de mi rostro acentuaba mis labios, rojos como las rosas. Sí, pero Dios mío. Como había dolido. Aquí os juro algo, sí Alejandro no me dice lo guapa que estoy, yo sí que le sacó los ojos.
En la mañana llegó mi madre, debió haber estado arreglándose porque su séquito personal de mujeres la seguían por detrás. Tuvimos "la conversación", me sentí mal al fingir horror cuando uso la palabra "te va a doler al principio, pero debes confiar en que puedes superarlo" es decir, el hacer el amor es algo único, y así como lo describió sonó a algo obligado, mil preguntas perturbadoras surgieron, pero me quedé callada.
Si no hubiese ido al Internado en Milán, dónde ocultar lo que es tener relaciones sexuales era algo imposible, seguramente me hubiese trepado por la ventana y salido corriendo, no es que no lo he hecho ya, pero me emocionaba pensar en nuestra noche de bodas...
Aquel trato se había ido al carajo, y aunque mil preguntas aún pesaban en mi cabeza, por un día las había cerrado bajo llave en algún baúl perdido, quería hacer como si esto era mi sueño, mi boda perfecta, claro que necesitaba saber con certeza lo que había pasado entre Alejandro y mi familia, pero lo olvidaría y disfrutaría.
Al fin y al cabo, lo amaba.
Y pensar todo el tiempo en que me miente no es mi parte favorita, hoy me casaría con él, pasaría a ser prácticamente Eleanor Miral. Marquesa de Alencar, pero, aunque me aterraba, también me llenaba de excitación por el futuro.
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Por Un Arrebato © |COMPLETA|
Ficción históricaSolo quiero la verdadera historia. En un mundo donde callarse es la manera más fácil de sobrevivir, una jovencita aprende que tal vez no está hecha para vivir de forma fácil. Leah es como el viento, inconstante, vital; y sus sueños se convierten en...