"No sabía si lo recordaba o si cayó en la cuenta, pero cuando tomé su mano y me coloqué a su lado, fue mi forma de confesarme, de decirle: Te amo y estaré aquí, hoy y siempre."
-Eleanor Beneres - Por un Arrebato
Capítulo 20 - Narra Eleanor
Toda mi vida amé a Claudia, la quise un montón, es decir, la quiero un montón, pero... ¡Por la vida, ahora la odiaba!
Su aura llena de felicidad y alegría pre-matrimonial, me estaba asfixiando. Y aunque esté era su momento se supone que también era el mío, y a mí —a diferencia de ella— no me apetecía en lo absoluto compartir mis sentimientos y emociones, sobretodo porque imaginar a mi hermano haciendo bebes con la que era o es mi mejor amiga, no es mi pensamiento favorito.
Perdón, pero, con Linet me bastaba y sobraba.
Y, además, la única cosa que mi cerebro era capaz de procesar en estos momentos es: <<Me voy a casar con aquel ardiente pelirrojo>>.
—Lo más gracioso de todo —por supuesto, la pelirroja no se guardaba sus comentarios —Es que lo más probable es que tengamos hijos pelirrojos, al final nuestras familias están formadas por pelirrojos, yo, Alejandro...
—¡Claudia! —grito, perdiendo el control. Tomo mi falda vaporosa y la arrugo entre mis dedos — ¿Puedes cerrar la boca? —y al ver su puchero, exclamo entre dientes —Por favor...
—Solo, yo pensaba que...
Oh, vamos.
Me giro hacia la ventanita para que el aire tenga oportunidad de llevarse mis pensamientos, por un momento, solo quisiera dejar mi mente en blanco, cerrar los ojos... y dejar de ser.
Suspirando, regreso a la vida.
¿Debería estar asustada o nerviosa?
No lo estoy. Sé que esto no es por amor —de parte de él obviamente— pero aquello no logra que el temor me invada, lo que sea que depare el futuro lo resistiré con la cabeza en alto, al fin y al cabo, siempre tendré el don de escapar por los balcones.
¿Nerviosa?
Por la noche de bodas tal vez, la verdad el traje de Verónica me está apretando en lugares que jamás me apretaron y me da un cosquilleo que precisamente cómodo, no es. Pero aun así me infunde una seguridad que ni una tonelada de perfume podría ser capaz de infundir.
Y es que, aunque tenga un vestido precioso con terciopelo y encaje, y aunque se ajuste a mi cintura y luzca como solo la reina podría ser capaz de lucir... sé que mi verdadera fuerza está sobre mi piel. Aquel... conjunto de tela, parece que me está dando alucinaciones sobre lo que ha de venir.
Vale, mi madre agrego que venía con dolor, y que era incómodo, había dicho "A veces es mejor cerrar los ojos y abrirlos cuando todo acabe", pero mis compañeras de Milán, e incluso la propia Verónica discrepaba totalmente con la idea, recuerdo claramente las palabras de una monjita muy joven, Rosaura, nos daba clases de repostería, pero le encantaba hablar sobre su romance idílico con bueno, es difícil de creer, pero era con un presbítero igual de joven y enérgico que ella "Se los juro niñas, yo jamás hubiese venido a la religión, pero mi familia, no aceptaba otra cosa. Tu vida tiene que ser para Dios, y tú eres nuestro sacrificio, se la pasaban repitiendo" desde el inicio me había parecido que la chica de cabellos negros escondida en una larga túnica, era mucho más que otra instructora de aquel lugar, tenía magia, una chispa, que no podía ser apagada aun cuando era escondida con varios castigos de la madre superiora y directora del lugar, recuerdo claramente lo que me había dicho una noche, había escapado de mi habitación pero cuando ella me halló no me reprendió sino que se sentó a mi lado y converso largo y tendido de Eduardo, su gran amor. Me encantaba oírla y confiaba tanto en ella que una vez pregunté "¿En verdad hacer el amor duele?" al principio la morena Rosaura se quedó callada, muy largo tiempo, pero luego se echó a reír, al darse cuenta que despertaría a todos se calló, pero respondió igual de jovial "La primera vez, un poco. Pero es lo mejor del mundo, Dios lo creo ¿sabías? Y jamás encontraré algo tan divertido y maravilloso como eso. Pero alto señorita, tienes que hacerlo correctamente, cuando el amor de tu vida se halla puesto sobre una rodilla y te halla preguntado sobre contraer nupcias. Hacer el amor no solo se volverá extraordinario, se volverás mágico."
Extrañaba a Rosaura, pero lo que me había dicho no saldría de mi cabeza ni mil años más tarde.
Alejandro no se había arrodillado y aunque no estaba muy segura de sí era el amor de mi vida, de lo que sí estaba completamente segura era de mi amor por él. Así que tal vez por eso estaba aquí, porque si había una última oportunidad de amar y ser amada, no escaparía.
El amor te volcaba el mundo, Liam me lo enseñó. Pero Liam no podía ser todo el amor en el mundo, al final se había ido, y por fin, lo había dejado ir.
Así que yo también había dejado ir mis temores, renunciando a las dudas y preguntas de mi cabeza, decidiendo aquí y ahora que estaba dispuesta y aceptaba convertirme en esposa de alguien.
Por eso estaba aquí, entrando a la iglesia mientras muchos me miraban, pero la mirada que verdaderamente importaba era la de aquel hombre que transformaba "hermosura" en su propia descripción, y de repente ya no había nadie más.
Solo éramos él y yo.
Nos tomamos de la mano y sucedió, no fue en un beso, no fue en la noche de bodas, no fue en una tarde lluviosa, sino que se lo demostré.
Le había dicho: No me voy a casar con alguien que no amo.
Y lo cumplí.
No sabía si lo recordaba o si cayó en la cuenta, pero cuando tomé su mano y me coloqué a su lado, fue mi forma de confesarme, de decirle: Te amo y estaré aquí, hoy y siempre.
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Por Un Arrebato © |COMPLETA|
HistoryczneSolo quiero la verdadera historia. En un mundo donde callarse es la manera más fácil de sobrevivir, una jovencita aprende que tal vez no está hecha para vivir de forma fácil. Leah es como el viento, inconstante, vital; y sus sueños se convierten en...