veintiuno

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marathon 3/4

»Desnudos completos
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A pesar de que mi hermano siempre había sido una especie de koala durmiendo y me costó lo suyo lograr apartarme de él, conseguí escaparme de su cama y dejarlo descansar un rato. Jungkook llevaba en pie desde las seis de la mañana, así que no quería molestarle.

Me marché de su cuarto después de bajar las persianas y fui directa a darme una ducha. Media hora más tarde, salí de mi baño pensando en qué hacer hasta que Jungkook despertara. Yo ya había tomado una siesta, por lo que decidí despejarme haciendo alguna que otra tarea antes de que los trabajos de la preparatoria se me acumularan. Odiaba dejar las cosas para el último momento, pero siempre terminaba haciéndolo.

Cuando miré el reloj de mi mesilla, llevaba ya más de dos horas estudiando. El trasero me dolía de estar tanto tiempo sentada, aunque también lo tenía ligeramente resentido por la primera sesión de sexo real que habíamos mantenido.

Seguía con la bata de la ducha puesta cuando las tripas me rugieron y dejé los deberes sobre mi escritorio. Si comía algo podría seguir digiriendo toda esa información.

Descalza, salí al pasillo, pero solo un di un paso en dirección a las escaleras. Quería comprobar si Kookie seguía durmiendo como un lirón, incluso si se había removido bajo las mantas y estaba destapado. No me lo perdonaría si pillaba un resfriado por mi culpa. Porque, podría haberme quedado con él, acariciándolo e imaginando una vida diferente para ambos, pero el miedo a que todo acabara había terminado ganándome el pulso, y opté por escapar de mis oscuros deseos antes de que estos se apoderasen de mi inocencia.

Llamé a la puerta antes de entrar, pero no escuché su voz al otro lado. Todo estaba sumido en un silencio tan abrumador que simplemente abrí para confirmar que Kook siguiera en el séptimo sueño.

La cama estaba vacía, con las sábanas todavía sucias y revueltas. Me resultó raro, pero mientras las sacaba de la cama para llevarlas a la lavadora, me pareció oír algo en el baño. Sin poder resistirlo, dejé la ropa de cama en el suelo, prometiéndome que solo echaría un vistazo y volvería para hacer la cena.

La puerta del lavabo estaba entornada y con las luces prendidas. Ya eran más de las nueve y media de la noche y no podía entretenerme mucho porque el hambre acabaría conmigo.

Y, como esperaba, al adentrarme en el baño, vi a Jungkook ocupando la amplia bañera, que más que una, siempre había lucido para mí como un pequeño jacuzzi. Su cabello negro yacía echado hacia atrás, mojado al igual que su rostro. Mi hermano tenía la mirada perdida, fija en la pared del baño, toda húmeda por el calor que envolvía el cuarto.

No entendía el por qué estaba preocupado, pero la duda me impacientó lo suficiente como para cerrar la puerta con cuidado y caminar hacia él. La forma en que observaba la nada era la que siempre tenía cuando algo lo estaba perturbando hasta el punto de no poder hacer otra cosa que pensar y pensar, carcomiéndose inconscientemente.

Mis pasos terminaron despertándolo de su letargo; sus orbes, castigados por aquello que escapaba a mi entendimiento, se clavaron en mí. Una sonrisa curvó sus comisuras, pero no era real. Estaba pasando un mal rato y solo imaginaba en cómo aliviarlo porque verlo así de aturdido y asustado era una de las pocas cosas que no estaba dispuesta a pasar.

—¿Qué pasa? —le pregunté, temerosa de lo que pudiera decirme.

Pero él negó y dejó sus brazos apoyados en el borde de la bañera.

aphrodisia » jungkook |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora