veintitrés

30.4K 980 437
                                    

»Declaración
»fluff
»love








Habían pasado ya unos días desde que mamá y papá regresaron de su viaje. Era extraño. Entre ellos había una tirantez que tanto Kook como yo podíamos sentir estando en la misma sala que ellos. Las pocas comidas que compartimos los últimos días los cuatro juntos fueron incómodas y tensas. Ellos apenas cruzaban palabra y nosotros nos veíamos en la encrucijada de su áspero silencio. ¿Qué demonios había ocurrido en ese viaje a Hong Kong?

Llegó el miércoles por la tarde y la relación entre mis progenitores era cada vez más cortante.

Papá era frío con nosotros. Siempre me sonreía, cariñoso antes de marcharse al trabajo, y nunca faltaba un corto beso en mi frente, deseando que tuviera una buena tarde y estudiara mucho.

Ya no era así.

Aquel día, mi padre tomó su abrigo y su maletín y se fue de casa sin siquiera decir adiós. Yo, preocupada por que el amor que mis padres se tenían estuviera en peligro de extinción, me revolví en el sofá.

La película que daban en la tele era un fiasco, una de esas típicas navideñas que no dejan de echar a todas horas y que terminas viendo por aburrimiento. No estaba centrada en la trama, ni mucho menos, así que me destapé, arrodillándome para ver sobre el respaldo del sofá y encontrar la figura de mi madre en la cocina, preparándose una infusión.

Algo ocurría y ella estaba sufriendo, podía verlo en sus movimientos; lentos y apagados.

Mientras decidía cómo ayudar a mi madre a salvar su matrimonio, la cálida respiración de mi hermano chocó con mi muslo desnudo. Mi pijama, a pesar de ser pleno invierno, era demasiado corto. Jungkook no había dejado de recordármelo todo el día.

Su boca besó mi piel y su mano ascendió entre mis piernas, acariciando mi muslo interior.

—¿Qué haces, bebé? —sentí cómo sus labios se curvaban en una sonrisa mientras tiraba poco a poco de mis pequeños pantalones—. ¿Quieres encenderme, princesa ...?

Antes de que sus traviesos dedos se metieran bajo la tela, tomé su muñeca, deteniéndolo y echando un último vistazo a mi madre. Alejé su mano de mi cuerpo y volví a sentarme a su lado, esta vez con peor humor y algo de tristeza por ver a mi madre tan alicaída.

—Ahora no, Kookie.

Sin embargo, sus ansiosos deseos eran inmunes a mis palabras y poco tardó en presionar sus labios sobre los míos. Con un corto pero satisfactorio beso, acarició mi mejilla, interesado en mi rechazo.

—¿Entonces? ¿Acaso quieres que suplique para que me dejes tocarte? —sonreí ligeramente—. Sabes que lo haré, cariño.

—Puede que después quiera verte de rodillas para mí —Kook rió en voz baja por mi comentario, consciente de que más bien me refería a tenerlo con su lengua en mi sexo—. Pero creo que ahora no, Jungkookie. Mamá no está bien y quiero averiguar por qué.

Jungkook asintió, emitiendo un tierno ronroneo antes de hacer su infalible puchero.

Me apiadé de él, pues desde que mamá y papá habían regresado, no habíamos logrado más que unos besos y otros tantos roces. Nuestros cuerpos pedían encontrarse otra vez y fundirse en uno solo, pero con mamá rondando todo el día por la casa y nuestras respectivas clases, era casi imposible encontrar siquiera un instante para besarnos.

Así que, para contrarrestar un poco nuestra poca actividad sexual, me incliné y fundí nuestras bocas en un beso que a ambos nos nos alivió más de lo esperado. Sostuve su rostro con ambas manos y, antes de alejar nuestros labios, tironeé de su belfo inferior, aprisionándolo entre mis dientes y haciéndolo sufrir. Kook sonrió, encantado por esa disimulada declaración de intenciones.

aphrodisia » jungkook |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora