aphrodisia » jungkook |+21|

treinta

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Jungkook

—Mamá, ¿donde está Hye? —pregunté, susurrando.

Ella me miró con una amplia sonrisa.

—Habrá ido al baño, hijo. No te preocupes por tu hermana ahora y sigue con Yoora —me apremió, demasiado efusiva.

Es decir, que no tenía ni la más remota idea de dónde podía estar Hye.

Desde luego, mi madre podía darse por satisfecha esa noche. Solo hacía caso al resto de gente y a mí me tenía atado a Yoora todo el tiempo, pero de su hija no se preocupaba ni lo más mínimo.

Quise pensar que no se equivocaba y que Hye debía haber ido un momento a los baños, así que regresé junto a mi padre, que hablaba de un negocio a gran escala con el progenitor de Yoora. Ella se acercó a mí al verme aparecer, pero yo rechacé su mano cuando intentó tomar la mía.

De haber sido otra situación, sabía que me lo habría echado en cara al segundo. Me había dicho tantas veces ya que no se merecía ningún tipo de desplante que, lamentablemente, me había vuelto inmune a sus broncas sin sentido. No éramos nada y aún así continuaba actuando como si estuviéramos juntos.

Empezaba a cansarme su acaparadora actitud. Sobre todo si pasaban los minutos y Hye no aparecía por ninguna parte.

Mordisqueé por milésima vez mi labio inferior, ojeando cada esquina del salón. Buscaba su vestido negro por doquier pero había desaparecido y algo me decía que yo era el principal culpable.

Hecho un manojo de nervios, al cabo de unos diez minutos más, terminó disculpándome frente al señor y la señora Zhao, sorprendiendo a mi padre por la interrupción. No dije por qué me marchaba porque no tenía intenciones de explicarlo, por lo que me escabullí rápidamente y salí a recepción, buscando a mi hermana.

Con un nudo en la garganta, fui hasta los aseos, llamando a Hye sin que sonara muy desesperado a pesar de estarlo.
Nadie estaba preguntado por ella, ni siquiera sabía a ciencia cierto cuánto tiempo llevaba en paradero desconocido, pero un mal presentimiento me llenó.
Debí haber pasado más tiempo con ella en lugar de hacer lo que nuestros padres me mandaban.

Era consciente de que le había molestado que Yoora apareciera de repente, pero yo no sabía nada. Si hubiera tenido conocimiento sobre su visita sorpresa, juro que no habría pisado aquel hotel ni por todo el oro del mundo.

Hye debía estar molesta por la presencia de la chica con la que yo había compartido más que unas pocas palabras y yo no tuve el valor necesario para explicarle que nos iríamos pronto porque Yoora era pasado para mí. Un pasado al que no quería regresar.

Hye era mi presente. Lo único que me hacía feliz.

¿Y si le había pasado algo? Estábamos en un barrio seguro de Seoul, pero los peligros estaban en cualquier lugar.

Fui hasta el mostrador para pedir a la mujer que nos recibió al llegar que me devolviera el abrigo. También me dio el de Hye y su bolso, asegurando que ella había salido del edificio sin preguntar por sus cosas.

Eso me asustó. Hacía mucho frío fuera y mi hermana había salido a la calle sin su teléfono móvil y con apenas ropa. Y, si lo había hecho así, era porque no quería que me comunicara con ella de ninguna forma.

—Mierda ... —maldije, dirigiéndome hacia la salida.

—Jungkook, espera —dijeron a mis espaldas.