veintidós

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marathon 4/4

»Declaración
»fluff
»love
»Orgasmos masculino y femenino
»Autopenetración
»Sexo 🔞








Entrelacé nuestros dedos, cavilando sobre si decirle la verdad o no.

—¿Por qué ...? ¿Por qué me preguntas eso? En realidad ... —tartamudeé, nuevamente nerviosa.

Jungkook entendió que era difícil para mí, así que se volteó, enfrentándome con media sonrisa. Recargó su espalda a mi lado, mostrándome lo bien que se veían nuestras manos unidas, y dio un beso al dorso de la mía.

—Siempre hemos sido sinceros el uno con el otro, Hye —me recordó—. Si crees que ha sido un error ... Puedes decírmelo. No me enfadaría contigo, pequeña. Sé ... Sé que no debe ser fácil para ti haber perdido la virginidad con tu hermano.

Auné fuerzas y solté nuestras manos, llamando su atención y encontrando sus orbes, perdidos y lastimados por unas palabras que aún no habían salido de mí.

—Es más bien al revés, Kookie —frunció ligeramente el ceño, sin comprender lo que quería decir—. Yo ... Quería irme porque lo disfruté. Lo disfruté demasiado.

Kook relajó el gesto y me sorprendió gratamente al llevar su mano a mi rostro, recogiendo unos mechones de melena tras mi oreja. Una adorable sonrisa cruzó su semblante, haciéndolo ver como una estrella caída del cielo a mis turbados ojos.

—Estoy enfermo, Hye —susurró de repente.

Me alejé de él, con el terror subiéndome por las extremidades y un nudo en el pecho.

—¿Enfermo? ¿Qué tienes? —retiré su flequillo para tomar su temperatura. No estaba caliente, entonces, ¿qué demonios ...?

Su mano rodeó mi muñeca y quitó la mía de su cachete, sonriéndome embobado. Me estaba asustando de verdad y él parecía estar regodeándose por ello. Si estaba mal, ¿por qué parecía más feliz de lo que lo había estado en semanas?

—No es una enfermedad de las que crees —negó antes de besar mis dedos uno por uno—. Me refiero a algo mucho peor porque ... Yo volvería a repetirlo, ¿entiendes? No me arrepiento de haberte hecho mía y ... Si tuviera otra oportunidad de hundirme en ti ... Mierda —se quejó a la par que sus mejillas tomaban un ligero color rojizo—. Lo haría, Hye. No dudaría ni un segundo en ser uno contigo todas las veces que pudiera.

Los latidos se me habían disparado, amenazando con causarme un infarto en aquella bañera, con mi hermano contándome lo mucho que me deseaba y mis sentimientos gritando por ser revelados si no quería morir en el intento.

Ese era, y siempre sería, mi mayor miedo; el de enamorarme de Jungkook.

No podía caer como tantas otras chicas, no podía permitirle entrar en mí. Si seguía diciendo esas cosas, terminaría clavándose bajo mi piel, bajo mi carne, y sabía que después de eso ya no habría marcha atrás, si es que alguna vez la hubo.

El miedo me paralizaba, cada vez que mi hermano decía lo mucho que me quería, lo desesperado que estaba por probarme, algo en mí frenaba en seco. Nunca había querido a nadie y por eso no supe distinguir lo que sentía por Kook en aquel momento, pero ojalá lo hubiera hecho. Podría haber parado en lugar de tirarme desde un tren en marcha.

—Pero ... No podemos, esa es la cruz que cargamos —quería deshacerme en lágrimas otra vez, de verdad quería hacerlo—. Era un juego y los dos hemos malgastado todas nuestras fichas, Kookie. Ahora solo podemos arriesgarnos y entrar en un maldito callejón sin salida que a ti te llevará a la peor cárcel y a mí a un internado para menores en la otra punta del mundo. Es un suicido seguir con esto.

aphrodisia » jungkook |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora