Epilogo

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Mi respiración esta acompasada con mi corazón, el calor se filtra por mi piel y me acaricia el cuerpo, mis ojos permanecen cerrados mientras absorbo la mañana, estoy sentada en el balcón de nuestra habitación, Travis esta preparando el desayuno y mientras lo espero me relajo totalmente.

Vivimos juntos en la ciudad, no volvimos al pueblo, o miniciudad no hay mucha diferencia pero decidimos quedarnos aquí, empezar de nuevo sin recuerdos malos, sin distracciones y sin entromision. Ha pasado tiempo mi dedo brilla contra la luz de la mañana, el Diamante crea reflejos a mi alrededor.
Nos casamos hace un año y medio, diez después de volver a encontrarnos, no he sido más feliz que desde entonces, ahora somos uno solo, tenemos amistades en común, cenamos con Sarah y Ben los miércoles y sábados.

Ellos ahora están juntos juntos, lo que es raro pero bueno de algún modo, y estoy feliz por ellos.

Una mano me distrae de mis pensamientos, mientras se cuela entre mi brazo sobando mi estómago, ya esta bastante prominente, no falta mucho para tener entre nuestros brazo a Caleb, nuestro primer bebé.

- Eres la cosa más hermosa que mis ojos ven cada mañana- me susurra mientras besa mí cuello.
- Falta cada vez menos, puedo sentirlo- suspiro dejando caer mi cabeza hacia atrás.
- Lo sé, puedo sentir lo inquieto que esta- besa mis labios y luego se arrodilla hasta estar a la altura de mi estómago- No hagas estar incómoda a mamá, tranquilo pronto estarás acá -murmura contra mi ropa.

Mis dedos se entierran dentro de su cabello y su calidez me envuelve, frota sus palmas a los lados y debajo de mi prominente panza y me sonríe, el corazón se me desborda de emoción.

Odie como arranco, lo que sucedió, pero no puedo imaginar a otra persona más que a él, solo de pensar en que nuevamente desaparezca como lo hizo se me comprimen todos los músculos.

- Nunca más -susurro y él comprende de lo que hablo.
- Nunca más -se levanta y me besa.

Esta es mi familia, solo mía y no podría pedir nada mejor, amo con todo mi ser a mi compañero y más aún al fruto de eso, no puedo esperar tenerlo entre mis brazos, amarlo y mostrarle todo lo que somos.

- Te amo- me susurra al tiempo que me besa profundamente.
- Te amo aun más- y le correspondo.

Abrazados y enamorados, ambos permanecen en el balcón de su hogar, rodeados de un aura como ningún otro, esperando por un futuro aun más brillante. Ellos son la excepción a la regla que nunca nadie podrá comprender, el principio y fin.

Y mientras eso sucede, grandes cosas se encaminan para los dos.

Fin.

Difícil Compañera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora