PERSECUCIÓN

206 39 28
                                    

Otro día de mi vida en el que no tengo nada que hacer.

Aún no consigo el permiso de mi padre para poder montar un laboratorio farmacéutico. Hasta mi madre se pasó la noche intentando convencerle y nada. Dice que tengo que ganarme la vida yo sola. Y podría hacerlo sin su ayuda, pero no me deja trabajar como ayudante científica porque tengo que estudiar mucho más.

La verdad hay veces que no entiendo a mi padre. Me dice que haga una cosa y luego no me deja. No sé en qué está pensando este hombre.

Por lo menos me deja salir de casa a hacer cosas más de gente común y sencilla, como echar gasolina al coche. Pero no un coche cualquiera, no. Me regaló un Porche último modelo por mi 20 cumpleaños para hacer la compra, según él. Y yo ni tenía carné ni me interesaban los coches... hasta que lo vi.

Es de color rojo granate y la cosa que más quiero en el mundo. Puedo correr por la tierra a toda velocidad sin miedo y me siento libre.

Tomé mis llaves con mi llavero de Nico chan y arranqué el deportivo... sí, soy una mujer exitosa que ama Love Live.

Puse primera y con la radio bien alta, para que los transeúntes escuchasen a Rihanna de fondo con su Umbrella. No me importa ya mi imagen, cuando me subo al coche soy otra distinta.

El camino hasta la gasolinera se me hizo corto, demasiado diría yo. Pagué 70$ para llenar el depósito y esperé.

Mientras veía aburrida el contador de diésel comencé a escuchar unas sirenas de policía.

"Algo emocionante, al fin" pensé mientras desenvolvía una chocolatina de mis favoritas con caramelo.

Cada vez se escuchaban más cerca. Estaba a punto de morder mi dulce cuando vi a un pequeño utilitario pasar a toda pastilla por delante de cinco patrullas de policía.

Me sorprende bastante que un coche con tan pocos caballos pueda ganar a unos policías que se supone tienen coches capacitados.

No sé qué pasó exactamente pero pasé de estar de pie al lado del contador a estar sentada en el deportivo rojo. Mi barrita de chocolate favorita ahora estaba en mi boca, en una mano tenía el volante y en la otra las llaves para arrancar.

- Espera Aika. No voy a perseguirlos - Dije en voz alta.

- ¿Por qué no? Es algo interesante - Contestó mi mente.

- No voy a meterme en asuntos policiales... tengo una imagen que mantener.

- ¡Al cuerno la imagen! ¡Vive algo por ti misma!

- ¡Pues al cuerno la imagen! - Pisé a fondo y entré en el carril de la autopista de Tokio.

La última patrullera estaba a 200 metros por delante de mí y la velocidad máxima es 120 km/h. Tendré que cometer varias infracciones de velocidad y adelantamiento.

Aceleré aún más y cambié varias veces de marcha. Tuve que adelantar muchos coches para acercarme un poco a esa patrullera, pero no demasiado.

La persecución de la policía y mi intento por ver qué pasaba me hacía correr la sangre por todo mi cuerpo a gran velocidad y temperatura. Mi velocímetro se agitaba como loco entre los 150/160 km/h. Mis manos sudaban de la emoción en el volante. Subí aún más la radio y cerré las ventanillas para ir más deprisa.

Se me puso por delante un camión de alimentos y tuve una fracción de segundo para tirar del freno de mano y girar el volante, primero a la izquierda y en menos de un segundo, giré lo más deprisa que mis brazos podían a la derecha. Esquivé la tractora haciendo un drift de película. Jamás pensé que un derrape podría ser tan atractivo y energizante.

FUERA DE LA LEY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora