LAZOS ETERNOS (FINAL)

179 34 20
                                    

Abrí los ojos.

Todo era un caos donde quiera que centrase mi vista. Había hombres peleando entre sí, otros se escondían detrás de los coches para cubrirse de los disparos, gritos de odio y terror, luces de faros encendidas por doquier... En general, era una batalla campal.

- Aika... - Rikako gimoteó.

Recobré mi atención en ella. Tenía que sacarla de allí antes de que recordasen que estábamos ahí vivas.

La recogí del suelo con mucha dificultad, con un plus de cuidado para evitar hacerle aún más daño.

- ¡Por aquí chicas! - Un hombre vestido de traje y corbata nos llamó con efusividad para que le siguiéramos - ¡Súbela atrás, mis muchachos os sacarán de aquí!

Un alarido rompió el viento. Un yakuza de Tohru cayó al suelo estrepitosamente y no volvió a moverse.

- ¡Maeda, traidor! - Komiya san intentó abrirse paso, pero era inútil, las balas le contuvieron - ¡No dejéis que huyan!

- ¡Intensificad el fuego en ése punto! ¡Venga! - Señaló Maeda a varios hombres para que cubriesen lo máximo posible.

Mientras todo esto ocurría logré subirla en la parte trasera. Justo cuando iba a subirme con ella, empezaron a centrarse en mí algunos asesinos, así que opté por cerrar la puerta.

- ¡Lleváosla! - Maeda chilló - ¡Fuera, largo!

- ¡Aika, no me dejes!

- ¡No te preocupes por mí, te volveré a ver pronto! - Grité mientras veía cómo se alejaban a toda prisa - Papá, Anju...

Me arrastré por el suelo mientras Maeda san me protegía. Busqué al resto con desesperación y los encontré refugiados detrás de unas piedras.

- ¡Maeda! Por aquí, tienes que sacarlo, le han dado una buena paliza - Señaló Anju a mi padre.

Estaba apoyado contra la enorme piedra, de costado, tenía varios moratones en la cara y el labio hinchado.

- Mis chicos están algo ocupados, tendréis que esperar aquí.

El hombre trajeado se dio media vuelta mientras el fuego cruzado seguía. Los asesinos del Clan Komiya eran duros, pero apenas quedaban cinco en pie intentando salvar el pellejo.

- ¡Maldito seas Maeda! ¡Te tenía por mi amigo! - Tohru san alzó su voz por encima.

- Eres cruel Tohru, tu hija no lo aprobaría.

- ¡NO TE ATREVAS A NOMBRARLA! - Gritó encorelizado - ¡Acabad con ellos!

Tres yakuzas salieron corriendo a la vez que apuntaban, pero fueron reducidos por los rebeldes de Maeda.

Estaban en inferioridad numérica.

- ¡Alto el fuego! Se acabó Komiya, ríndete, somos más que vosotros.

Asomé la cabeza. Maeda apuntaba hacia dónde estaban los yakuzas. Los dos guardaespaldas salieron con los brazos en alto y arrojaron las armas al suelo. Era tontería perder la vida por un hombre necio.

Tohru Komiya no se movió desde su escondite. No por miedo, sino por rabia.

- Tohru, por favor, acaba con esto de una vez. Lo de Arisa fue un malentendido...

- ¡Esto no es sólo por ella! ¿Por qué crees que conocía A Riko san, la ladrona que desapareció de la noche a la mañana?

Hubo un gran silencio. Entonces caí.

Rikako. La chica que robó quince millones de dólares de un banco, de la cuenta de un hombre rico que no era su principal objetivo. Ése hombre era el jefe del Clan Komiya.

FUERA DE LA LEY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora