VIGIA

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- ¿Quién es usted? - El hombre de las gafas habló enfadado al ver entrar a esos extraños.

- Mi nombre es Tohru Komiya, líder del Clan Komiya, con permiso.

Hecha la presentación, el yakuza se sentó en uno de los sillones de la sala principal. Sus dos guardaespaldas se posicionaron detrás de él.

- No se quede de pie, Kobayashi - Con un gesto, indicó a este que tomase lugar en el sofá de enfrente.

- ¿Cómo sabe quién soy y dónde vivo? ¿Por qué está en mi casa? - El padre de Aika mostró su enfado a los tres hombres que tenía delante.

- Todo el mundo sabe quién es usted - Dijo tirando la ceniza en el cenicero - sé dónde vive por algunos contactos, y si estoy en su casa es porque tengo un asunto pendiente con usted.

El ambiente en la habitación se enrareció. La tensión era palpable.

El señor Kobayashi cruzó las piernas y habló:

- ¿Qué asuntos tengo yo con usted, Komiya? Hasta hace escasos cinco minutos ni sabía de usted.

- No sabría ni por dónde empezar a contarle... Todo sería muy confuso...

- No tengo la menor idea de a qué se refiere

- ¿Ve usted las noticias a menudo? Supongo que habrá oído hablar de una tal Riko-san y su "rehén" - Dijo esta última palabra gesticulando comillas.

- Algo oí, sí... Pero no sé qué tiene que ver eso conmigo.

- Yo creo que sí - Apagó el puro en el cenicero.

El mafioso tiró en la mesita del café un sobre del tamaño de un folio.

- Ábralo.

Con curiosidad tomó el misterioso sobre de la mesa y lo abrió. Dentro de este había fotos. En algunas se veía a una mujer bajita asomada a un balcón que le resultaba familiar, en otra aparecía una chica entrando al portal de un edificio...

- Esto es...

- Imagino que reconoce a una de las chicas, ¿verdad?

El padre de Aika comenzó a temblar. A su hija la estaban vigilando.

- ¿Por qué hace esto? - Dijo el padre entre susurros.

- El motivo no importa, es más, no es el punto al que quiero ir...

- ¿Qué quiere sacar de esto? ¡Mi hija no hizo nada malo! - Comenzó a desesperarse.

- Me temo que sí lo hizo... Ella y su amiga se metieron en un buen lío atacando a dos policías y luego hicieron que mi hija tuviese un accidente...

Uno de los guardaespaldas se acercó a Kobayashi y lo levantó de un agarrón por el brazo. El otro, le golpeó en el mentón dejándolo aturdido

- Lo que quiero, amigo mío, lo verá usted enseguida. Vámonos.

Los cuatro hombres salieron por la puerta y subieron al coche. Luego, se perdieron por las calles residenciales de la zona.

«SEÚL, COREA DEL SUR»

Salí de casa y me dirigí al supermercado. Llevo todo el día pensando en que alguien me vigilaba de cerca y seguía mis pasos.

Entré en el comercio y comencé a mirar ofertas.

- Alguien me sigue... O eso creo - pensé.

Paseaba por los pasillos buscando algo interesante, pero mi paso aceleraba por intuición.

- Me siguen... - Volví a pensar, y esta vez, giré mi cabeza.

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