Después de un lento y hermoso beso, nos separamos en búsqueda de oxígeno. Ambos tenemos una sonrisa pegada en el rostro y no hay dudas de que tengo las mejillas sonrosadas.
-Creo que podemos ir a tomar ese helado- comento para desviar la atención del beso y poder calmarme.
-¡Claro! Además creo que necesitamos bajar la temperatura- me guiña un ojo y se levanta de la silla tendiéndome la mano, la cual tomo inmediatamente. Le sonrío algo tímida y caminamos hasta el auto.
-Conozco una buena heladería- comento.
-¿Dónde queda?- me pregunta sonriendo, algún día muy lejano voy a acostumbrarme a su manera de sonreírme.
Después de varias indicaciones, nos encontrábamos en mi heladería favorita. La cual había encontrado un día que salí a correr, desde ese momento no puedo dejar de visitarla.
-¡Scar!- me saluda alegremente la anciana detrás del mostrador, Stella es la dueña del lugar y créanme que no existe viejita más dulce que ella.
-¡Hola!- nos abrazamos y ella se dirige a preparar mi cono de frutilla y chocolate, siempre pido lo mismo, por lo cual no es necesario que se lo recuerde.
Jamie pide sus gustos y me sorprendo al ver que elige chocolate y limón, encajan perfectamente con la mezcla extraña que es su personalidad, amargo como el limón por ratos, pero dulce como el chocolate por otros.
Después de pagar ambos helados, caminamos hasta una pequeña plaza que se encuentra frente al lugar. En un cómodo silencio, nos sentamos en un banco y ambos admiramos las estrellas, cada uno perdido en sus propios pensamientos.
-Realmente es la mejor heladería que conozco- exclama mientras saborea el delicioso chocolate.
-Te lo dije, querido- declaro orgullosa
-Lo sé, lo sé- dice mientras levanta ambas manos en señal de rendición, no puedo hacer más que reírme.
Todo se siente extremadamente bien, la luz de la luna, la leve brisa y el estar con Jamie saboreando helado. Sin dudas es la mejor “no cita” que tuve en mi vida.
Un brazo me rodea por la cintura y miro al culpable, él deja escapar una sonrisita y me siento desfallecer. Le sonrío de la misma manera y coloco mi cabeza en su pecho. ¡Dios! Esto es malditamente perfecto.
-Siento mucho haberme portado como un idiota Scar, tengo la tendencia a arruinar todo lo que quiero-
-Está bien, solo no vuelvas a hacerlo- lo miro a los ojos y ambos nos acercamos para unir nuestros labios y empezar un lento baile con nuestras lenguas, me siento extrañamente completa.
Estoy donde quiero y con quien quiero.
-Creo que debemos irnos- me dice cuando dejamos de besarnos.
-Claro- murmuro, ahora que el ya no me besa, puedo darme cuenta de lo fría que se ha vuelto la noche. Me abrazo a mi misma hasta que nos adentramos en el coche, Jamie enciende la calefacción y se lo agradezco.
-¿Querés ir a mi casa?- me pregunta.
Mierda.
¿Quiero ir? Por supuesto que sí, pero no quiero ser la chica con la que tiene sexo ¿o sí?
-No lo sé- respondo sincera.
-No es como si te fuera a violar, aunque ganas no me faltan- me dice mientras me guiña un ojo.
¿De dónde salió este Jamie pervertido? Mmm me gusta
-Sé que soy sexy- declaro, ambos reímos y cuando dejamos de hacerlo, él sigue con los ojos fijos en mí. Quiero levantar una ceja para expresar mi confusión pero fallo en el intento, por lo cual no me queda otra que preguntarle.