No sé si se cansó de esperar, lo violó un panda o lo secuestró la vieja calentona que vive enfrente. Realmente no me interesa -o eso me hago creer- solo seguí viendo televisión como haría cualquier tarde. Llegué al punto de quedarme dormida en el incómodo sillón y Brand me despertó apoyando su asqueroso trasero en mi cara.
-¡Dios que hice para merecer esto!- grité hacia el cielo, dramatizando todo como siempre.
-Mi culo es hermoso, no sé de qué te quejás- declara el morocho, como si fuese lo más obvio del mundo.
-Hermosas son las flores, no esa cosa maloliente-
-¡Basta los dos!- chilló Chels, ambos la miramos con los ojos abiertos, ella nunca frenaba nuestras “peleas”, nunca.
-¡¿Dónde está la verdadera Chelsea?!- gritó Brand y la rubia lo fulminó con la mirada.
-No estoy para bromas, es hora del trabajo señores- una sonrisa malvada cruzó su rostro y entendí todo.
Carreras
Después de estar alrededor de una hora hablando de la pista, los autos, mis contrincantes y el de Brand, estábamos más que listos para partir a la aventura, bueno, eso sonó a dora la exploradora. Digamos que era hora de hacer lo que sabemos hacer.
-¡Hey Scar!- me saludó Tom.
-Tommy- chillé y lo abracé.
-¡Ay no, ni se te ocurra volver a decirme así!- me gruñó mientras intentaba separarme de él.
-Hasta el fin de mis días te voy a decir así, querido- corrí hacia Brand, escuchando las maldiciones que gritaba mi querido amigo hacia mi persona.
-Braaaand lindo ¿cuándo empieza mi carrera?- pregunté más que ansiosa.
-Dentro de 10 minutos- me responde.
-¿Quién es esta linda señorita?- interrumpe un asqueroso mundano.
Miro hacia la cosa que realiza la pregunta y mi mandíbula casi toca el suelo. Un sensual morocho está parado frente a mí, no puedo explicar lo lindo que es. Sus ojos verdes me dejan idiota y se me olvida hasta mi nombre.
-Ella es Scarlett, seguro habrás escuchado de ella- responde mi morocho amigo por mí, el adonis me da un beso en cada mejilla y juro que estoy babeando
-Hola- logro pronunciar.
-Soy Cameron, un gusto linda-
Está coqueteando conmigo, perras.
¡Sí, conmigo!
-El gusto es mío- respondo, me estoy comportando como una idiota colegiala cargada de hormonas.
Esperen…
-Te me haces conocido- le digo, estoy casi segura que alguna vez lo vi.
-No lo creo, hace poco llegué a NY- me responde, pero puedo jurar que me está mintiendo. Rara vez mi instinto está activado, pero cuando manda señales de alarma, son el 99,9% ciertas.
Puede que sea un puto adonis, la perfección de todos los machos, pero no soy estúpida. Me da mala espina y no hay belleza que vaya a cambiar eso.
-Brand necesito hablar algo- no lo dejo ni responder, que a tirones lo saco del lugar, hasta llegar a un sitio más apartado.
-¡Que te pasa loca!- me susurra.