Mi querida hija y amada niña:
¡Qué bueno que vinimos! Esta actividad ha sido una manera de confirmar lo que probablemente ya sabíamos, pero que vale la pena reforzar de vez en cuando.
Tú eres mis ojos, eres mi vida, tanto como tu hermano, pero puedo agregar que eres mi gran compañía. Ya te lo dije, gran parte del día lo paso contigo y eso me hace muy felíz.
Me preocupa que no heredes de mi tanta preocupación, estrés y sensibilidad, y nuestra tarea es aprender a controlar esos sentimientos. Lo vamos a lograr.
Quiero pedirte que seas siempre como ahora, tan increíblemente buena hija, buena amiga, buena compañera, buena estudiante, etc. Una mamá no podría pedir más en una hija.
Te amo.
Cecilia.
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No empieces, Eff.
RastgeleEeeeeeesssto no es una novela :) Tampoco un diario. Es solamente un pequeño surtido de anécdotas que me han pasado alguna vez. Nada, nada de ficción. ¡Por primera vez! -Eff.