«46» La espera.

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            "La vida se pasa más rápido cuando se está enamorado, ¿no? Eso es algo que aprendí junto a vos. Perder la noción del tiempo, sumergirse en la magia del destino, dejar fluir ese bello sentimiento que nos mantiene vivos. El amor puede describirse de tantas formas, son infinitas, y todas me conducen a vos. Qué increíble saberte de esta manera tan peculiar."
10 de junio de 2019
Alin Dueña.

   Palabras que antes me sanaban, hoy me rompen. ¿Qué tan patética me veo culpando a mi propio arte por tener tan roto el corazón?
   Quebré la promesa de que ya no iba a escribirte más pero hoy me detuve a pensarte. Me detuve a pensarte y una lluvia de recuerdos me inundó por completo. Tu voz se hizo presente en cada rincón. Estas emociones eternas comienzan a ahogarme, y no encuentro la forma de sobrevivir a ellas. Estoy en un laberinto que me lleva a olvidarte, pero tal parece que me dejé seducir por el engaño, porque a lo largo de estos años nunca encontré siquiera una salida.
   Probablemente te hayas ido junto a toda mi poesía. Desde que no estás, se me es difícil encontrarme en la magia del verso si éste no trata sobre vos, como si toda mi pasión siguiera tus pasos por más lejos que estés de mí.
   Un sinfín de veces pensé en recuperarte, en volver a esos días donde sólo éramos dos y no nos importaba que el mundo se derrumbase a nuestro alrededor. Siéndote franca, te soñé mil noches y te extrañé otras mil más. Pero mi orgullo, quizás rencor, siempre consiguieron alejarme de todo lo que podríamos haber sido. Y acá me encuentro, acá me tenés, escapándome de todo aquello que me haga anhelar tu regreso, siendo tan cobarde que incluso le tomé costumbre a la idea de perderte para siempre.
   Para mi mala suerte, por momentos soy consciente de que aún te espero y que, cuando vuelvas, voy a hacer hasta lo imposible para que seamos eternos. También sé que no voy a ser yo quien te busque. No quiero interrumpir tu paz, por si es que alguien está dándotela. No quiero escuchar tu voz, ni sentir tus frías manos, ni verte directamente a esos ojos que tantos poemas se robaron. No quiero rogarte un perdón, y mucho menos que me regales uno. No quiero odiarte, ni siquiera amarte. No quiero transformarte en mi revolución o en mi caos. No quiero extrañarte más, pero tampoco quiero tenerte conmigo. Sólo quiero esperarte, sin dependencia, sin compromiso. Esperarte e inmortalizarte con poesías en contra de mi voluntad. Esperarte sabiendo que no vas a volver y, sin embargo, soñando con ello. Esperarte. Esperarte es la parte más dolorosa de todas, pero vos, o mejor dicho tu recuerdo, me incita a hacerlo durante toda una eternidad.

La metáfora de las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora