Joaquín.
Emilio y yo llevábamos hora y media en el salón, solos, sin hablar nada, no porque no quisiéramos sino porque no podíamos, en este momento Emilio estaría alagando alguna de mis características físicas como casi siempre, a veces me ponía demasiado nervioso, y casi siempre un color rosa aparecía en mi rostro, tan fugaz como sus elogios.
Comenzaba a pensar que lo hacía a propósito para verme nervioso, era muy torpe, si de por si lo soy, cuándo el me miraba por mucho tiempo lo era más. Él era un castre, obviamente como cualquier chico le gustaba bromear, y a veces sus bromas tenían que ver conmigo, le gustaba espantarme, podría estar con el hablando de cualquier cosa y solo de repente me asustaba, siempre se reía de mi cara pues me ponía estático ante sus carcajadas. El lograba lo que quería conmigo.No voy a negarlo, el es guapo, mucho diría yo, y no es que me guste ni nada, solo que su atractivo me intimida, tiene un aire algo superior que me hace verlo un poco como un tonto cuando él no se da cuenta. Sonrió para mí y desvío la mirada, ocultando mis mejillas entre mis manos, me empezaba a cansar de sonrojarme por todo.
Es decir, no podía disimular nada. Soy una persona un poco cliché, creo en el amor, en los sacrificios que lleva pero obviamente sabía que eso no era que me tocará vivir, al menos no por ahora, no había encontrado a alguna chica que me atraeyera del todo, y tampoco alguien que me supiera escuchar, hasta ahora solo tenía a Emilio, quien era un buen amigo, y también a Niko, pero era una sensación diferente cuando estaba con el.Emilio me obligaba a sonreír todo el tiempo, aunque no directamente, solo lo hacía y ya.
Ahí estaba yo admirando al que podría decir, mi amigo. Teníamos una amistad laboral muy envidiable, todos en la producción podría notar la conexión que teníamos, éramos buenos amigos.Me gustaba reír con el mientras veíamos videos en YouTube, o leer y ensayar nuestras escenas juntos en su casa, o en la mía.
Me había quedado un par de veces en su casa, su hermana era agradable y bonita, pero mayor, su madre casi siempre bromeaba con que quería que fuera su yerno, con cualquiera de sus hijos, lo que hacía que mi amigo se pusiera extremadamente nervioso, por incomodidad supongo, pues, éramos solo amigos, y en parte me hacía dudar un poco.Al parecer siempre nos mirábamos de forma “especial” según su mamá, lo cual no entendí, ya que el y yo nos vemos así siempre, no porque allá una razón en específico o un romance, solo nos mirábamos así desde el momento en que nos vimos y ya.
El nunca me había dicho que era gay, incluso me contó de varias novias que tuvo, en todo caso no creo que sea bisexual ya que nunca lo había escuchado elogiar la belleza masculina, al único que siempre daba cumplidos era a mí y.....esperen....Emilio.
Me estaba empezando a cansar, mi boca estaba reseca y tenía sed, pero no podía ocupar palabras, mis ojos empezaron a cerrarse un poco perdiendo de vista los de mi compañero, bostecé y talle mis ojos para volver a mirarlo, ya había hecho todo tipo de caras frente a él, sonriendo la mayoría del tiempo, y él tenía la cara roja desde que nos sentamos frente a frente, me gustaba verlo así, era como un pequeño cachorro, era sumamente adorable, más cuando comía, mis risas siempre estaban presentes cuando bromeábamos, no se cuánto tiempo pasó desde que bostecé, pero sentí que pasó sumamente rápido, el rostro de Joaquín estaba más cerca de lo que anteriormente recordaba, mi cara comenzó a dar pequeños tics por la cercanía, sin embargo, no dejaba de mirarlo y comencé a acercarme yo también, su mirada conectaba con la mía y sentí su olor a pingüinos en mi rostro, sonreí un poco y bajé mi mirada a sus labios, el imitó mi acción, pasé mi lengua por mis labios como un reflejo, y el entre abrió los suyos que se encontraban -sorprendentemente- húmedos, el calor subió hasta la parte baja de mis ojos y mi nariz inhaló el olor a chocolate que se encontraba cada vez más cerca, dió un suspiro y su aliento golpeó mis labios, fue más como un pequeño jadeo y un cosquilleo invadió mi cuerpo desde mi pecho hasta la parte baja de mi abdomen, los lunares de Joaquín estaba muy cerca y no desaproveché para mirarlos, al pequeño junto a su mejilla le había puesto Carlos, reí sobre sus labios al recordarlo y saludar internamente al lunar. Regresé mi vista a sus ojos que se encontraban cerrados, mi mano se posicionó sobre el piso para acercarme más, abrí mi boca y justo cuando iba a cerrar los ojos también, la alarma sonó.
Habían pasado dos horas exactas y justo casi al mismo tiempo que sonó Joaquín se separó y levantó de golpe, algo que me dejó desepcionado, y con un frío en la cara, ya que el calor que irradiaba era mucho, tanto que me contagió, sentí mi rostro arder cuando me miró y salió corriendo, ni yo sabía que era lo que acababa de pasar.
Narrador omnisciente.
Joaquín se fue dejando a un Emilio confundido, triste y un poco deseoso por terminar con ese acercamiento, de alguna forma el se sentía igual y una pequeña gran sonrisa apareció en su rostro mostrando toda la derecha ilera de dientes blancos que poseía. Soltó un pequeño suspiro algo ahogado, y sostuvo sus labios con dos de sus dedos, mirando hacia la nada recordando la cercanía de su tan querido compañero de trabajo.
Tal vez y solo tal vez si alguno de los dos hubiera sido más valiente, más aventado o simplemente más instintivo, ahora estarían compartiendo el beso más increíble de sus vidas, descubriendo algo que, ambos, en el fondo sabían, pero les costaba aceptar.Esa misma tarde Joaquín le envío un mensaje a Emilio, ninguno mencionó lo ocurrido pero los dos sabían que tendrían que hablar de ello pues en algún momento podría repetirse y no querían malos entendidos, les gustaba ser claros, aunque en realidad ninguno lo fuera, al menos no del todo. Tenían sus dudas, pero vamos, llevaban semanas de conocerse, a lo mucho un mes, no podía ser algo fuerte, probablemente sería algo pasajero que desaparecería pronto, así pensaba el joven de rizos alborotados, en cambio en de lunares tenía una extraña sensación en el estómago cada que su amigo le decía algo lindo, además de su notorio e inevitable sonrojo, que ya comenzaba a hartarle, le molestaba mostrarse vulnerable frente a él, quería poder tener el control de una situación por una vez y se decidió a robar suspiros y sonrojos de su compañero, de su amigo.
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Chachachá | Emiliaco
Teen Fiction-"Este es nuestro momento, disfrutemoslo porque no sé si mañana te tendré en mis brazos y no me importa, solo quiero bailar contigo, es nuestra noche....canta conmigo nuestra canción, por favor" -|-|-|-|-|-| Esta historia contiene material explícito...