Epílogo

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Joaquín 27 de Febrero de 2019

Querido Emilio....

Hay tantas cosas que quisiera decirte, tantas cosas que quiero gritarte en la cara, tantas cosas que quiero que hagamos y tantos momentos que jamás olvidaré, pero no puedo.
No puedo porque, apesar de amarte con toda mi alma, corazón y cuerpo, yo no puedo ser yo, no mientras estén los murmullos y comentarios que arrastra el viento como las hojas secas, no mientras esté quién juzgue, quien sea juez y verdugo de nuestro propio destino, de nuestro amor. Querido Emi, mi luna, mi superhéroe, mi todo, tardé mucho para darme cuenta de que eras tú. Quiero decir, sabía que aquella mirada la conocía de algún lado, me negaba a creer que estuvieses conmigo todo el tiempo.
Crecimos, nos convertimos en las personas que no nos tocaba ser, o no las personas que hubiéramos sido si no nos hubieran alejado. Escribo esto con todo el dolor de mi corazón, al chico con rizos alborotados y ojos que me trasmiten paz, al chico que sostuvo mi mano para levantarme cuando la vida me pisoteaba, al chico que me hizo ver que el amor verdadero es valiente, lamento no ser valiente por ti y por mi, Emi.
A ese chico alegre que yo conocí lo sigo teniendo en lo más profundo de mi corazón, en mis recuerdos perdurará la imagen de su sonrisa y la melodía de su dulce voz al cantarme. Mi Emi, mi amor, nunca pude decirte así, y ya no podré. Creo que es lo más difícil que me ha tocado hacer, escribir esto y que sean las últimas palabras que te dedicaré. Mi Emi, por favor, cuando me extrañes, lee mis poemas, que todos y cada uno de ellos son para ti. Mi Emi, cuando extrañes mis besos come algo de chocolate, que yo recordaré el sabor a miel de tu boca, cuando necesites un consejo, escucha a tu corazón, que yo estaré ahí dentro para ayudarte, cuando extrañes mi voz, canta nuestra canción.
Te amo hasta el infinito, te amo Emilio, te amo como nunca amé a nadie, y ahora sé que nunca amaré a nadie con la misma intensidad con la que te amé a ti. Gracias por amarme y por formar el más hermoso eclipse conmigo. Siempre tuyo, recuérdalo.
Te ama, Joaquín.

Emilio.

Recuerdo todo como si hubiera sido ayer.
Mi corazón no puede aguantarlo, simplemente está roto, está más roto de lo que una vez creí que estuviera.
Aquel chico de bella sonrisa que bailaba hasta el cansancio se fue junto con Joaquín. Aquel chico de incontables aventuras y bromas se fue desde que Joaquín no despertó más. El verdadero Emilio se fue junto al amor de su vida.
No entendí y no entiendo como él pudo dejarme. Éramos el y yo contra el mundo, me ha dejado solo y el mundo se desploma sobre mi tan vertiginosamente que apenas y siento una lágrima caer por mi mejilla, le siguen cientos y cientos más.
Él estuvo en mis brazos, y lo último que le escuché decir es lo único que puedo oír incluso ahora. “Te amo, Emilio” su voz me lo susurra cada noche, no puedo dormir, me he quedado junto a esta cama desde el primer momento. Tuve una pelea con Juan en el pasillo. Mamá vino y estuvo toda una tarde conmigo. Romi me pidió que habláramos, pero no puedo articular palabras, solamente hablo con Joaquín. Incluso paso más tiempo aquí que su madre. Renata tampoco habla y me preocupa que falte a la escuela, sin embargo no digo nada, no puedo, así como él no pudo luchar por si mismo.
Le rompí el corazón y él me lo rompió a mi y ahora solo quiero que vuelva para decirle que puede romper mi corazón tantas veces como quiera porque voy a seguir amándolo como en el primer momento, cuando lo ví llegar con la cara de un tierno cachorro, asustado y con frío. Solo quiero que despierte para poder decirle que lo amo, porque nunca pude, y ahora es lo único que puedo decirle.

—“Por favor despierta, estoy aquí Joaquín, no me voy a ir, no me he ido, por favor, despierta”—

Y como siempre, no hay respuesta de su parte, he perdido la cuenta de los días que he pasado aquí, leo sus poemas, he escrito unos para el también y se los he leído. Le cuento sobre la canción que escribí para él, de lo emocionado que estoy porque abra los ojos y pueda cantar conmigo.
Le digo que tengo sus dibujos en mi pared, que me encanta leer el libro que me regaló y que consiento mucho al pequeño gato que apareció hace tres días por el hospital.
Tomo su mano y la entrelazo con la mía hasta que se entume y entonces repito la acción con mi otra mano.
Utilizo el baño de aquí para bañarme y mamá me trae ropa, ni siquiera insisten en sacarme de aquí. Mis ojos sigue rojos desde que leí su carta allí en el piso del baño con el entre mis brazos. Lo abracé y le dije que lo amaba, pero él ya no me escuchó. Me he pasado los días soñando en como hubiera sido si hubiéramos bailado nuestra canción, si lo hubiese invitado a salir y le hubiera dicho a tiempo que lo amaba.
El hubiera existe solo en mis más grandes sueños ahora.
No quiero seguir así y se que pronto comenzaré a morir, me voy a podrir tanto como los estoy por dentro. Mi corazón va a sacar todos los pedazos y los pondrá sobre sus manos para que arregle mi corazón como tantas veces lo hizo. Extraño su voz. Extraño que me diga que soy un tonto. Extraño que me regañe por no usar suéter, extraño sus besos. Extraño que seamos el y yo contra el mundo, extraño que diga que nos queremos del 1 al 10 un 20.
Simplemente extraño a mi Joaquín, a mi sol.
Los días parecen nublados desde ese 27. Las sonrisas son solo nostálgicas al contarle nuestros momentos.

—“¿Recuerdas la vez que nos quedamos todo el recreo abrazados? Yo sí, tu cabello era muy suave en ese entonces y lo sigue siendo, amo tu cabello Joaquín, te amo a ti”—

Ni siquiera puedo decir que estoy triste, es más allá, estoy desecho, mi corazón está tan muerto que despertará cuando el lo haga, cuando pueda mirarme a través de sus ojos de nuevo, cuando escuche su risa y sus brazos me rodeén.
Cuando salgamos a bailar y tengamos una familia.
Cuando discutamos porque él prefiere el pan integral y yo el blanco.
Cuando podamos ir a la playa y enterremos nuestros dedos en la arena.
Cuando le demos un hogar al gatito del hospital.
Cuando Joaquín vuelva a decir que me ama.
Cuando pueda besarlo.
Cuando despierte seré feliz de nuevo.
Cuando el y yo seamos felices.
Cuando nos casemos y vivamos juntos.
Mi corazón volverá a latir cuando Joaquín Bondoni cante conmigo.

Cuando lo lleve a bailar un chachachá y el se enamore de mi como yo lo estoy de él.

Porque, no existe Emilio Osorio, sin su Joaquín Bondoni.

Chachachá | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora