◀Una Nueva Vida▶ Thomas Sangster Y Tú [TERMINADA]

- Una nueva vida -

Este va a ser el último capítulo de esta historia, y por consiguiente, el más largo. También por compensar todo el tiempo que he estado inactiva y no actualizar a menudo.

Más tarde subiré otro capítulo explicando el por qué de esta historia y mis planes futuros.

Sin más preámbulos, el último capítulo.

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Llegó una notificación al móvil de Thomas. Gruñó un poco antes de sacar el teléfono y leerla.

– Oye, _________ – murmuró, a lo que yo respondí con un "Ajá" – están dando una fiesta de verano en una casa a un par de manzanas de aquí...¿Te apetece ir?

Tardé un largo rato en responder. En ese momento me puse a analizar mi situación: si me encontraba con fuerzas, lo que pasaría si no voy, lo que llegaría a pasar si nos presentamos... Llegué a la conclusión de que quería olvidarme de todo; si con todo me refería al tema de Alex...

– ...¿________?

– ¿Sabes qué? Vamos a esa fiesta – dije segura de mí misma levantándome.

El rostro de Tommy se iluminó y me tomó de la mano para llevarme a la fiesta.

   * * *

El ruido de la música se podía oír a dos casas de distancia, mezclada con las risas y gritos de jóvenes borrachos. Identificamos la casa de la fiesta gracias a todas las luces de neón que salían proyectadas por la ventana y por la gente saltando en el jardín.

Me replanteé entonces si de verdad quería entrar (nunca antes había estado en una fiesta tan grande, por no hablar de que no estaba preparada para la ocasión.)

– T-tommy... – dije con un tono de remordimiento

Thomas me apretó la mano.

– No te preocupes. – dijo – No me alejaré de ti.

Había algo en la calidez de su tono que hizo que saltase una chispita en mí. ¿Cómo lo hacía para saber todo el rato en lo que estaba pensando?

– Gracias – susurré para mí misma bajando la mirada al suelo.

A medida que nos adentrábamos en la ruidosa muchedumbre, infinidad de personas saludaban a Thomas. Pensé que sería porque aún no se habrían visto desde que volvió de Inglaterra. Yo ni les dirigía la mirada, estaba calladita agarrando la mano de Tommy. Creo que se dio cuenta.

– Oye, ¿todo bien? – dijo mientras me llevaba consigo a la cocina, que estaba más tranquila. – ¿Se te ha comido la lengua el gato?

Le di una sonrisa triste.

– No puedo parar de pensar que han pasado tres semanas – suspiré y me froté las sienes – ¿qué me está pasando? ¿Por qué no me di cuenta?

Comencé a murmurar cosas intentando averiguar qué le pasaba a mí cabeza. Thomas suspiró, me agarró las manos e hizo que le mirase.

– Ey, ey... – me miró a los ojos – ¿Te..te crees que eso no nos ha pasado a todos? ¡Somos adolescentes! Seguro que tus hormonas se habrán vuelto locas por alguna razón – pensé instantáneamente en Alex y sonreí como tonta – ¿Ves? Eso es normal, tranquila. Además, ahora estás aquí para divertirte, ¿sí?

– Es justo lo que iba a decir, Tommy – dijo una voz femenina detrás suyo, asomando su melena pelirroja

La felicidad se apoderó de mí y salté en los brazos de Beth, apretándola fuerte contra mí.