Cuando llegaron los demás futbolistas mi pelo aún estaba mojado, probablemente era un desastre, pero no me importaba porque bueno hacía mucho calor, además mi apariencia no me importaba. Aunque probablemente mi peluquero estaría de muerte al verme así, con mi cabello recién teñido rubio así de asqueroso por el calor, la humedad y el agua.
Apenas llegaron los otros tuve que entregarles una botella de agua a cada uno, algunos ni siquiera me registraban, solo tomaban la botella de agua sin siquiera decir gracias, otros me daban una mirada caliente antes de recibir su botella, y otros eran unos caballeros y me decían gracias y me miraban a los ojos.
Un poco más tarde llegó el Erick con un buzo limpio y seco. Aunque traía la ropa mojada en la mano.
―Me enteré que también eres la que lava la ropa, aguatera, así que ahí está mi ropa para que la laves―dijo prácticamente tirándomela en la cara. Hueón maldito, lo odio. Lo iba a insultar bien insultado, pero me fijé que mi papá, estaba más allá junto a dirigentes de la ANFP observando todo, así que solo le di una sonrisa fingida al Erick.
―Eso haré, no te preocupes, dejaré tu ropa como nueva, querido―dije―Oye toma tu botella de agua―él agarró la botella de agua que tenía en mi mano.
―Gracias nena―me guiñó el ojo y luego se fue trotando a entrenar. Hice una bola la ropa del Erick y la tiré a un tacho gigante que era para la ropa, ojalá fuera el tacho de la basura.
Me dediqué a mirar la práctica, ay ¡Cómo me gustaría estar ahí! Me picaban las patitas para ir a jugar a la pelota, pero no podía, estaba trabajando, ya pronto después de la copa yo estaría en un equipo jugando, aunque igual era un poco tarde para integrarme a un equipo profesional, ya no era tan joven, pero me esforzaría al máximo.
Estuve durante todo el entrenamiento hidratando a los jugadores de la selección. El más odioso era el Erick que todo el tiempo me pedía agua, era un pesado de primera.
―Bien, se acabó el entrenamiento―dijo Reinaldo Rueda―Ahora pueden ir a descansar.
Ojalá yo también pudiera ir a descansar, pero no podía porque ahora tenía que recoger todas las botellas que los jugadores dejaron tiradas y lavarlas. Y después tenía que ir a recoger toda la ropa sucia y lavarla, secarla y plancharla. Por la mierda. Odio a mi papá, ni siquiera me paga, con todo lo que gana la selección y yo aquí trabajando gratis, pero bueno igual mi papá me daba plata y todo sea por el fútbol.
Mientras recogía las botellas abandonadas me dediqué a mirar a Gabriel Arias que se había quedado practicando con Charles Aránguiz tiros libres. Los miré atentamente mientras lo hacían. Ellos dos me habían caído bien, porque eran educados, no me habían mirado con cara de caliente y además me habían dado las gracias cuando les había pasado sus botellas.
El Charles llevaba como tres intentos y aun así no le había podido hacer el gol de tiro libre a Arias.
― ¿Puedo intentarlo yo? ―pregunté. El Charles y el Gabriel me miraron.
―Está bien―dijo el Charles dando un paso al costado y pasándome un balón. Sonreí. Solo jugaba fútbol por el equipo de la universidad y en la escuela de fútbol a la cual nunca dejé de asistir, a pesar de que ya estaba vieja― Así que ¿Eres la hija del presi? ―preguntó.
―Esa soy yo―respondí. Ubiqué la pelota en el piso.
―Hemos escuchado mucho sobre ti―dijo el Gabriel Arias― el Arturo nos contó que te habían castigado o algo así y por eso estabas trabajando aquí― Ese Arturo ¿Qué se creía? Copuchento de mierda. Ese hueón ya lo conocía de antes, era una especie de amigo. Lo conocía de hace un tiempo por mi papá y una vez me invitó a una pichanga, donde me lesionó y me dejó esguinzada por un mes.
―Sí bueno, tiene razón, me eché por cuarta vez un ramo en la universidad así que bueno me eché la carrera así que estoy castigada― me encogí de hombros. Me posicioné frente al balón. Miré el arco y miré al Gabriel. Si se la ponía en el ángulo superior derecho y le pegaba con la suficiente fuerza iba a ser imposible que me la atajara, ya que ni cagando llegaba donde pensaba tirarla.
―Chuu, estamos mal, ¿Era muy difícil? ―preguntó el Charles. Hice una mueca.
―Ni tanto, pero sinceramente lo reprobé dos veces por inasistencia y después porque sinceramente no estudiaba. Además era la única forma de no seguir estudiando esa mierda. Yo quería jugar fútbol, pero mi papá nunca me dejó a pesar de que él de hace años que es dirigente, primero en Cobresal, y después en la ANFP.
―Mala onda el viejo―dijo el Charles―ya lanza―moví mis piernas y troté hacia el balón, levanté mi pierna derecha y le pegué en dirección al ángulo derecho. Gabriel voló hacia mi lanzamiento, pero no alcanzó a llegar y fue un perfecto gol de tiro libre. Mi especialidad.
― ¡Wuju! ―exclamé y salté encima del Charles por la emoción.
―Seca―me dijo él.
―Primero te ponís abajo mío y ahora encima del Charles ¿Andai buscando pololo aquí en la Roja? ―escuché una voz decir, el Erick. ¿Qué hueá? Me bajé de encima del Charles, ya si igual había sido estúpido, pero estaba feliz, el fútbol completaba mi vida.
― ¿Qué hueá? Primero tú te me tiraste encima, y segundo ¿qué te importa que esté encima del Charles? ―rodé los ojos.
―Que el Charles tiene esposa―resoplé.
―Oye hueoncito no es como que me lo quiera comer o algo―rodé los ojos―solo estábamos celebrando. Además quizás soy lesbiana, eso no lo sabes―no era lesbiana me gustaban los hombres, pero ellos no eran mi tipo, en verdad ahora estaba en modo asexuada, lo único importante en este momento era el fútbol, yo me casaría con el fútbol―Ya mejor me voy a seguir trabajando porque como que el aire apesta aquí. Nos vemos Charlie y Gaby―dije. Luego me encaminé hacia mi bolsa de botellas. La cual tomé y llevé dentro del complejo.
Cuando hube terminado con las botellas, me di cuenta que ya era hora de almorzar para los chicos de la selección, lo que quiere decir que era hora para que yo recogiera la ropa cochina del entrenamiento. Así que tomé un balde con ruedas para ir pieza por pieza recogiendo la ropa.
En algunas piezas estaba todo ordenado y los cabros habían dejado su ropa en el balde que tenían para su ropa sucia por lo que en esos lugares era fácil recogerla y no era tan asqueroso. Pero otros hueones no eran tan ordenados sino que tenían la ropa sucia en el piso y no en su balde. Ahí venía lo asqueroso agarrar esa ropa transpirada y ponerla en el balde. Diug. Me daban hasta ganas de vomitar a veces por el olor asqueroso. Ay señor, pero tenía que resistir.
Ya había pasado por casi todas las piezas, solo me faltaba la pieza del Erick y del Jean Beausejour. Tomé la llave de la habitación y la metí en la cerradura, le di una vuelta y la puerta se abrió. Entré a buscar la ropa. Ahí estaba el balde de Beausejour todo ordenado, pero en el balde del Erick no había nada. Justo en ese momento se abrió la puerta del baño, de donde salió una capa de vapor, mierda. De esta puerta salió el Erick con solo una toalla rodeando su cadera. Mierda.
― ¿Y tú que estay haciendo aquí? ―me preguntó.
―Vengo a buscar la ropa sucia―dije. Él me dio una mirada intensa. Tragué ruidosamente.
―Ya, espera―entró al baño y me entregó la ropa. Salí al pasillo y la metí al balde, queriendo escapar de ahí.―Oye, falta algo―Volví a entrar a su pieza a buscar lo que fuese que se le había olvidado. Apenas entré él cerró la puerta de su pieza, ¿Qué mierda?
― ¿Qué onda?―pregunté― ¿Qué es lo que falta? ―él estaba cerca de mí, invadiendo mi espacio personal. Ay Señor, que se aleje este imbécil... Por mis fosas nasales entró el aroma de shampoo, mm tenía buen olor, ay ¿Qué estupidez estoy pensando?
―Esto falta―dijo agarrando su toalla y sacándosela de la cadera. Mi mirada se dirigió a su entrepierna ¡Conchetumadre! ¡Erick culiao!
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Holi!! Solo actualicé porque cambié la portada jiji, ahora es una portada boni.Espero sus comentarios y opiniones cabras para poder inspirarme jejeje.
Fran :)
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Secreto || Erick Pulgar
FanfictionLo de nosotros es un secreto, que nadie se entere Ante el mundo somos amigos Y lo hacemos escondidos....