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El Erick estaba completamente loco y yo estaba en shock, no podía creer que había hecho esa estupidez, además yo no estaba a cargo de lavar las toallas, eso lo hacían las mucamas, yo solo estaba a cargo de la indumentaria de la selección.

―Tápate―dije mientras tragaba ruidosamente. Erick de mierda. No sabía para dónde mirar, además sentía que toda la sangre se me estaba concentrando en las mejillas, las sentía calientes, probablemente ya parecía un tomate de lo roja. Odiaba sonrojarme por todo.

― ¿Por qué acaso? ¿Esto te pone nerviosa? ―preguntó. Dio un paso hacia mí, mierda, estaba muy cerca.

―Erick―no me salían las palabras, maldito Erick ¿por qué tenía que ser tan idiota? ―Por favor...―supliqué.

―Por favor ¿qué? ―dijo él, acercándose aún más a mí. Su rostro estaba muy cerca del mío, nuestros labios casi se rozaban. Tenía que enfocarme en lo importante, en hacer mi trabajo y en el fútbol, pero primer día y este hombre me lo estaba haciendo difícil... Ay quería besarlo, y al parecer él igual a mí porque miraba atentamente mis labios. Cerré los ojos esperando que él me besara, pero finalmente no hizo nada, solo lo escuché soltar una risa y luego alejarse.

― ¿Qué te pasa de que te ríes? ―espeté abriendo los ojos y mirándolo feo, aún estaba completamente desnudo. Intenté evitar mirar su entrepierna o sino me pondría aún más roja.

―De que según tú eras lesbiana, pero es obvio que no, si hubiese querido te hubieses dejado besar por mí sin poner siquiera resistencia―soltó una risa. Entrecerré mis ojos.

― ¿O sea que hiciste todo este espectáculo para probar que no soy lesbiana? ―pregunté. Él asintió con la cabeza―eres un estúpido.

―Lo sé querida Agustina―dijo―Pero es que es muy fácil jugar contigo―se volvió acercar a mí―eres muy divertida―no lo era. Ay es un estúpido. Levantó su mano y acarició mi mejilla―además eres tan inocente ¿en serio creíste que te iba a besar? ¡Por favor! Tengo mejores gustos―oh, ya no lo soporto hueón. A la mierda, el trabajo y el fútbol. Hice lo que quería hacer desde que lo conocí esta mañana. Levanté mi mano y le di senda cachetada en la mejilla. Mi mano dolió, pero no importaba. El Erick solo se rió.

―Eres un imbécil ¿lo sabías?

―Me lo dicen a menudo―dijo encogiéndose de hombros. Resoplé. No había caso con este hombre.

Ahueonao―dije antes de darme media vuelta e irme de aquella habitación, necesitaba salir por mi bien mental o sino iba a ser alguna estupidez, ya sea golpear hasta la muerte a ese hueón o terminar tirándomelo. Las cuales no eran opciones si quería conservar este trabajo y que mi padre me ayudara con el fútbol.

                Luego de mi incidente con el Erick me dirigí a la lavandería del complejo a lavar toda la ropa de mierda. Dejé la cuestión lavando y luego me dirigí a almorzar.

                En el comedor ya no habían muchos jugadores. Solo algunos, entre ellos el Erick, ni loca me iba a sentar cerca a él. Lo veía y me lo imaginaba como lo había visto en la pieza, totalmente desnudo, creo que era una imagen que no me iba a poder sacar de mi cabeza porque en verdad estaba rico el hueón, todos esos tatuajes lo hacían verse rudo y rico ¡Ay por la mierda!

                Me senté lo más aislada posible, no quería que el hueón me viniera a molestar. Cuando estuve en el lugar más piola posible comencé a comer en paz mientras revisaba mis redes sociales. Mientras lo hacía sentí que alguien se sentó frente a mí. Espero que no sea el hueón del Erick o le tiraré mi plato de comida en la cara porque sinceramente me tiene chata.

―Hola―dijo el hombre que se sentó frente a mí, no era el Erick, sino que era el Nico Castillo.

―Hola―dije mientras dejaba mi teléfono encima de la mesa. El Nico había sido educado cuando le entregué la botella de agua, me había dicho gracias, pero la mirada de caliente que me había dado no me había gustado mucho, no me gustaba cuando me daban esas miraditas, si yo no era un objeto sexual.

― ¿Eres Agustina no cierto? ¿La hija castigada del presi? ―oh Arturo de mierda parece que le había contado la historia a toda la maldita selección ¡Sapo culiao! Ya iba a ver cuando lo encontrara.

―La mismísima―dije dándole un sorbo a mi bebida Guaraná, arrugué la nariz no era tan rica como me habían dicho, definitivamente prefería una buena Coca- Cola― ¿Por qué? ¿Qué onda?

―No, ninguna onda, es que eres como la copucha nueva de la selección―rodé los ojos―y no sé, no me gustan las copuchas, así que decidí venir donde ti para preguntarte tu historia.

―Toda la hueá que dijo el Arturo es verdad―dije mientras me echaba un poco de porotos negros a la boca.

―Oh, a mí no me lo contó el Arturo, me lo contó el Gary―ay señor, hueones copuchentos.

―Bueno lo que sea, me trajeron de esclava a trabajar porque me eché la carrera―me encogí de hombros―así que mi papá decidió que lavar su ropa asquerosa era el mejor castigo.

―Oh bueno, eso no fue exactamente lo que me contaron―soltó una risa―Ay estos cabros, inventan unas hueás que ni te imaginai.

― ¿Qué te contaron entonces? ―pregunté.

―Puras hueás, que los pacos te pillaron en una plaza jalada y tirando con un hueón―solté una risa. ¿Qué mierda?

― ¿A quién se le ocurrió esa estupidez? ―el Nico se encogió de hombros―Ay señor, eso no tiene nada que ver con la realidad, ni siquiera he probado la droga―dije―porque bueno soy deportista...

― ¿Lo eres? ―preguntó.

―Sí, o sea pretendo serlo, mi sueño siempre fue ser futbolista po, pero mi papá dijo que no tenía futuro así que por eso entré a la u, pero ahora voy a seguir mi sueño, bueno si es que logro hacer bien este trabajo.

―Buena po, si querís yo te ayudo

― ¿En serio?

―Si po, te puedo ayudar a entrenar―dijo con una sonrisa. No sé si este hueón tenía segundas intenciones conmigo, pero era buena onda― Aunque no sé quizás el Erick se enoje―dijo dándole una mirada al hueón que estaba sentado unas mesas más allá.

― ¿Qué? ¿Por qué se enojaría ese hueón?

―Porque hace un rato te vi encerrarte en su pieza, pensé que tenían algo o no sé―oh mierda.

―No, no, no tenemos nada, solo estaba recogiendo su ropa―dije―Oye Nico, no le cuentes a nadie sipo, o sino después qué rollo y copucha estúpida van a inventar―él soltó una risa.

―Sí, tienes razón, aquí en la selección las copuchas vuelan muy rápido y se distorsionan en el camino... Oye si querís después de que termines de comer te ayudo a entrenar―dijo.

―No, no puedo Nico, tengo que ir a sacar las ropas de las lavadoras y después tenderlas.

―Ah bucha, pero te ayudo po, si tenemos toda la tarde libre y no tengo nada mejor que hacer―se encogió de hombros―Bueno quizás los cabros me inviten a jugar ping pong o PUBG, pero prefiero ayudarte.

Yapo, buena, gracias Nico―dije dándole mi mejor sonrisa. Que buena onda era este cabro, no como el odioso del Erick que en este momento me estaba fulminando con la mirada desde el otro lado del comedor. Ah hueón de mierda, desde hoy en adelante lo ignoraría por completo, porque es un imbécil...

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Yo debería estar estudiando y no escribiendo pero mi cabeza ya no se concentra en el estudio 😭 perdón por lo cortito ☹️

Fran

Secreto || Erick PulgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora