UNO

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BELEN


El profe estaba cayendo cuando justo le vibró el teléfono y cacho que no podíamos hacer eso en las salas de la U, me reclamo un rato y al final cuando le rocé el miembro por encima de pantalón calmo las pasiones un rato, me suplico que parara, pero yo no podía, ni quería.

Estaba atenta a la puerta por si las moscas, pero necesitaba que él accediera, por mi bienestar estudiantil y por el sexual, desde marzo que le tenía ganas.

—Señorita Belen, necesito que pare -pidió, casi socorrió en el fondo yo sabía que se debatía entre hacer lo correcto y pecar-.

—¿Por que profe? Si es tan rico pecar.

Tome sus manos y las coloqué en mis glúteos y me subí de koala, al final no se resistió y terminó ayudándome a restregar mi zona íntima contra su entre pierna.

Esta era la mejor decisión que había tomado hueon.

Lo bese, le hice hasta un chupón, mientras él me daba besitos en la clavícula y apretaba mis tetas por encima de la polera. El restregaba más lento su entrepierna contra mí femineidad, volviéndome loca, torturandome, de alguna forma como castigándome.

Segura de que ya nadie más entraría en el aula, y con la suerte de que estábamos en la última del edifico de medicina.

Tome mi polera y me la saque, la tire al suelo y tire mi espalda pa' atrás, invitándolo a explorar mis senos.

Ni tonto mi perezoso el al ver mis senos, o tetas como queramos decirles, con agilidad me desabrocho el sostén, no se demoro ni tres segundos, y con una sola manito, huea rica y yo que creía que no podía seguir calentándome más.

Apretó uno con una de sus manos y mientras con la otra jugaba con mi pezón, se tomó el tiempo de observarlos, tocarlos, pellizcarlos para después succionar.

Y es que yo me sentía en el cielo, este hueon sí que sabía lo que hacía.

Con la puntita de su lengua formaba circulos en mi aureola, para después chupar, sin dejar de estimular el otro.

Yo no estaba húmeda, yo chorreaba de lo caliente que me tenía, pero las cosas no podían ser así, él debía aceptar antes.

Por un segundo se dejaron de sentir mis gemidos y me miro, tratando de cachar cual seria mi paso a seguir, obvio esta no se lo esperaba.

CALIENTA SOPADonde viven las historias. Descúbrelo ahora