ALEXANDRIA
Escuchar lo que ella me contó, me parecía irreal, ¿mis hermanos sabrán? yo creo que nicagando, principalmente el Lucas, que vive en un mundo paralelo perfecto.
—Lo sé, pero cometí más errores -dijo ella, hablando de un pasado que claramente le dolía-.
—¿De que estai hablando? -pregunte, empatizando con ella-.
—Yo también tuve problemas con las drogas Alexandria -soltó- Fui adicta, y ahora soy una futura doctora, pero también tengo un pasado.
—Belen, quiero que sepas que yo ni nadie puede juzgarte, ni si quiera tu. Nuestros errores no pueden definir quiénes somos, menos cuando intentamos trabajar en nosotros pa ser mejores ¿cachái?
Su cara y su cuerpo se relajaron de una, como sintiendo paz por no ser juzgados.
—En está etapa hueona de rebeldía, me metí en malos pasos, con algunos niños mayores -suspiró- En el colegio habían muchos como yo, sin atención y pidiendo a susurros ayuda, que alguien nos sacara de esas vidas perfectas y nos curará porque estábamos todos rotos -una pequeña lágrima cayó sobre su mejilla, mientras yo le ofrecí mi mano y la Belen me la sujeto fuerte- Varias veces me arranque, llegando vola, raja curá y empastilla; hice sufrir tanto a mis tatas -vuelve a suspirar antes de continuar- Fue una etapa que duro 2 años, hasta que un día mi tata se enfermo, y tuve que dejar de salir con mis amigos para cuidarlo porque mi abuela no podía sola.
—¿Y qué pasó? -pregunte-.
—A mis amigos no les agrado la idea, me consideraron una hueona traidora que probablemente los acusaba con sus papás, así que me dejaron de lado -comencé a notar que la Belem ya lloraba más seguido así que la abracé para que continuara- Al final yo comencé a tomar terapia, comprendí que lo que hacía no estaba bien, no era normal y poco a poco me fui desintoxicando, cuidaba a diario a mis tatas e intenté traer conmigo a mis amigos, pero habían algunos que simplemente ya se los había comido la droga -ella apretó sus ojos tratando de que con eso su mente borrara recuerdos- Habían pasado semanas y ya había convencido a algunas amigas de salir y de pedir ayuda, pero habían organizado un carrete "mortal" -ella hace comillas con sus dedos y suelta una risa irónica llena de dolor- Y al final ese carrete los mato.... Había mucha droga y copete, yo quería ir para sacar a mis amigas, sentía que ellas probablemente recaerían y yo quería sujetarlas. Pero no pude, esa misma noche a mi abuelo le dio un infarto, así que estuvimos en la clínica, hasta que mis amigas me escribieron para decirme que la huea había funao, que le dieron color por la música así que se habían ido a una de las fábricas abandonadas donde conseguíamos drogas. Lo que sé es que hubo un enfrentamiento entre hueones que andaban vendiendo en la misma fábrica y los que cocinaban ahí mismo, se salió de control y las puertas se atoraron y explotaron las cocinas de metanfetaminas -a esta altura mar de lagrimas corría por la cara de la Belen- Murieron demasiadas personas ese día y muchos quedaron heridos, postrados, o con quemaduras graves, mis amigas murieron ese día, 2 en el lugar y 1 en el hospital donde yo estaba, sus últimas palabras antes de morir fueron "perdónanos, no pudimos lograrlo"
—Belen, nada de eso fue tu culpa -intente consolarla, sabiendo que podía ser en vano-.
Ella me miró y me dio una sonrisa vacía, mientras devolvía su mirada al suelo, mirando a la nada.
—A veces siento que yo debí haber estado allí -susurró-.
—Belen no, estás siendo súper injusta contigo misma. Además si hubiese estado allí, no podría ser mi cuñada ahora -intente animarla-.
Su cara inmediatamente cambió, los cachetes se le pusieron rojos y puedo jurar que se atoro con la saliva tratando de hablar rápido.
—T-t-tú... tú hermano y yo no... -se trato de tapar la cara al sentir que tenía la cara ardiente-.
—No hay que ser adivina para darse cuenta que ustedes algo tienen -me reí, como en mucho tiempo no lo hacia-.
Ella intento sonreír pero nuevamente su carita se apago, ahí entendí que todas esas heridas que tenía la volvieron escéptica, la Belen tenía una muralla muy grande, y escondía sus emociones y sentimientos muy bien, intentando protegerse no solo del resto, si no que de ella misma también.
—Es complicado -me confesó-.
Quería preguntar, pero sentía que no debia. Al final, quien era yo para decir si era o no complicado si tenía la caga en mi vida.
—Si no te gustan las cosas complicadas Belen, ¿Puedo hacerte una pregunta? -la mire y ella asintió- ¿Por que regresaste a verme?
Mi familia jamás volvía, normalmente las visitas de todos terminaban en discusiones, ninguno entendía por que yo decidí terminar aquí, y yo no entendía cómo después de tantos años aun no veían mis señales de auxilio. Yo también fui una niña que no tenía culpa.
Y por primera vez, alguien volvió, una persona se interesó en mi y regreso a ver como estaba. Por la primera impresión, ella podía ser mi ángel, y mi persona favorita probablemente.
—Porque quiero ayudarte Alexandria -su confesión me dejo pa' dentro, eran las palabras que menos esperaba, pero lo que diría después puso mi corazón a trabajar a mil por hora- De hecho, volví porque quiero ayudarte a rehabilitarte.
Sus palabras seguían sonando en mi cabeza una y otra vez.
Ayuda .
Rehabilitación.
Ayuda.
Rehabilitación.
Ella quería ayudarme.
Por primera vez no enfrentaría esto sola.
Tenía una sensación en mi cuerpo que jamás había sentido, era maravillosa, ninguna droga nunca la había causado.
—Ella se preocupa por ti -dijo mi cerebro- Quiere ayudarnos, ¡Es buena! ¡No lo estropees!
—Si -solté fuerte y claro, casi sin dudarlo-.
Ella me miró y sonrió, por primera vez veía en su cara una sonrisa de verdadera felicidad.
[—Diego, si la dañas, te mato -pensé en mi subconsciente-.]
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CALIENTA SOPA
Teen Fictionnormal la historia de la Belén, calentándole la sopa a su profe de la U.