BELEN
Desde hace dos semanas no lo veía, ese día no llegamos a mayores ya que según él nos podían cachar las tías del aseo.
Que era peligroso exponernos así en la U, para el porque lo podían despedir de su pega y a mi peque me podían expulsar.
No les voy a decir que sentí mariposas en la guata cuando se preocupó por mi, porque sentí un zoológico entero.
Lo encontraba rico desde el año pasado, y obvio sentía igual como las pendejas de primero medio con el ap de cuarto, pero lo de nosotros no podía ser.
Si él había aceptado era por placer, por calentura y aunque doliese más que la cresta existía la posibilidad de que existieran más alumnas como yo, si pa' que, las minas eran súper lanzas.
Iban a la vida, no les importaba nada y muchas compañeras le tenían las mismas ganas que yo al profe Diego.
En el fondo de mi corazoncito dolia, porque a pesar de que mostró preocupación por no perjudicar mi situación dentro de la U.
Nos canceló cinco clases a última hora, y algo me decía que está podría ser la sexta en dos semanas.
Fui igual a la U, fue un fastidio el metro, ya era Viernes, el día más corto de la U, tenía clases de Anatomía a las 10:00, iba con mucho tiempo a favor así que me baje una estación antes y camine las cuadras que me faltaban, pase por una librería bonita y obvio me compré un lápiz muy lindo que buscaba hace tiempo.
Cuando iba entrando a la sede de medicina me topé con una compañera que al contrario que yo venia saliendo, la Silvana era una mina preciosa, amorosa y súper atenta con todo el mundo, tenía una hermana melliza que al contrario de ella era lo opuesto, la Ágata realmente era una perra culia, si te podía cagar ella lo hacía feliz de la vida, no estaba ni ahí con nadie.
—Belen que bacan que te veo -me saludo la Silvina mientras me daba un abrazo-.
—¿Por que será? -era obvio que me pediría algo-.
—Es que voy a ir a la cafetería y no quiero ir solita, ¿No querís ir conmigo? Yo invito -mmmmm interesante-.
Tenía a la Silvana frente a mi, suplicándome con las manos y haciéndome un puchero así que termine aceptando, en vola me faltaba azúcar para dejar de sentirme tan rara, nada que un pie de limon no pudiera arreglar.
—Ya, vamos oh -ella dio un saltito y enganchó su brazo con el mío-.
—¿Y cómo vas con los ramos Belencita?
—Morfo está acabando conmigo ¿y tu? -me sinceré-.
—Bioestadistica me persigue desde el primer semestre -se lamentó-.
Yo pedí un pie de limón y un café para llevar, mientras la Silvi pidió un trozo de torta y un jugo.
—¿Nos sentamos afuerita? -me pregunto-.
Mire la hora y eran las 9:00, teníamos tiempo, ya además lo más probable es que el Diego cancelara la clase.
La cafetería estaba muy cerquita de la facultad, aparte la dueña era una señora muy atenta y amorosa, a los alumnos nos tenia precios especiales y siempre nos regaloneaba con algo, era de la poca gente que si valía la pena en esta ciudad tan penca.
—Mis tesoros almorzarán aquí hoy, estoy preparando una rica lasagna -la tia julia nos hablo antes de que saliéramos para sentarnos en la terraza-.
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CALIENTA SOPA
Teen Fictionnormal la historia de la Belén, calentándole la sopa a su profe de la U.