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— Tienes 37 y medio, ya estás mejor.— le dije a Soonyoung mientras le quitaba el termómetro.

—Gracias a Dios, porque ya quiero comerme un pepito con todo.

—Cristo.— Wonwoo torció los ojos, haciendo que nosotros rieramos.

¿Saben qué? Me volví a hacer la loca, o al menos en frente de ellos. Cuando estaba en el cuarto sacaba las notas y las releía. Eran las 11 de la noche y por fin Soonyoung estaba mejor. Yo igual, sólo me quedaba un malestar ligero, pero todo bien.

Volvieron los días equis, todo este día nos las pasamos encuartados y comiendo chuchería. Nadie salió, nadie nada. Sólo Chan para comprar chupis.

—¿Ya se van a dormir?— Soonyoung se quitó su suéter. Ya no le daba tanto frío.

—Yo sí.— Wonwoo habló.— Tengo sueño.

—Yo en un rato. Tengo que bajar a hacerme mi pan.

—¿No has comido, mi reina?— Soonyoung me miró sorprendido, en realidad, no había comido mucho.

—Nop, no tenía hambre.

—Come antes de dormir, eso es malo.—La mano de Wonwoo me alborotó el pelo cuando pasó por un lado.

—Sí, sí. Yo como.

Le di un besito en el cachete a Soonyoung antes de dejarlo dormir. Bajé con Wonwoo mientras le respondía la pregunta: "¿Te dejaron nota hoy?" La verdad es que no. Desde ayer en la noche no había recibido otra.

Mejor así, aún debía resolver esa loquera.

Le había contado a Wonwoo sobre eso, y de pana, quedó igual o peor que yo. Le extrañó las mayúsculas en cada palabra, a mí no tanto, no había notado ese detalle.

Tampoco había notado el detalle de que faltaban pocas semanas para irnos.

—Si te dice que estés pila, ponte pila. —me decía mientras se cepillaba los dientes en el fregador.— Capaz te está tirando puntas y como eres caída e la mata no las notas.

—Maldito.— le dije agudo y se rió con su risa malévola.— No le estoy entendiendo nada, no sé.

—¿No le respondiste más?— Negué.— Dile "Mira mamaguevo, no entiendo, explícame."

—NO LE VOY A DECIR ESO.

—Yo sí lo haría.— me dijo al pasar por detrás de mí.— Yo voy a subir ¿Vas a comer?

—Sí, ahorita me hago mi pancito.— asintió, acercándose para besarme la frente. Así se despedía.— Hasta mañana.

—Hasta mañana calabaza.

Suspiré, tenía un poquito de sueño, pero debía comer.

Mientras hacía mi pan, me di cuenta de que era la única despierta. Ellos se habían acostado temprano, sobretodo Jihoon, ese se durmió a las siete.

Me senté a comer mi vaina. Estaba rica, pero no lo hice tan grande pues no tenía eeel hambre.

Mi papá me había mandado un mensaje. Le respondí, pero se sorprendió de que estuviera despierta.

Se sentía raro estar sola abajo, aunque habían muchachos durmiendo en los cuartos de allí.

—¿Qué haces comiendo a esta hora?

Pegué un brinco, no lo había escuchado para nada.

—¿Qué haces tú despierto a esta hora?— Seungcheol sonrió.

—Vengo a buscar agua, siempre me llevo un vaso, pero se me olvidó.— Se veía muy cuchi, dormía con suéter.— ¿No tenías hambre?

—Sí, sabía que si no comía ahorita me iba a despertar a media noche.

La casa de los Sevenzuela -Seventeen y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora