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— PORQUE ELLA VA A PAGAR, ELLA ME LA VA A PAGAR, ESTA Y TODAS LAS DEMÁS, SE LO JURO QUE ME LA VA A PAGAAAR.

—Soonyoung, cuidado con el carro.— le dije quitando un poquito de chocolate que sobresalía de la bomba.

—Sí, ya ya. Perdón.— sonrió mientras giraba.— ¿Está buena la bomba?

—Sí, está rica. Gracias.

—De nada, mi reina.

Habían pasado dos días, dos días desde esa nota, y no habían llegado más. Ni las hadas aparecieron.

Pero todo ese rollo lo estaba dejando pasar mientras me zampaba mi bomba.

Soonyoung se había antojado de comer bomba, y pues gente con plata al fin, sólo se puso un mono, porque andaba en boxer, y me agarró de la nada para llevarme a comprar.

Dijo que me compraría una, así que bueeno.

—¿Compré 14 verdad?

—Sí, y una malta.— le recordé mientras revisaba el recibo. Naguevona.

—Ta bien.

Cuando llegamos, Seungcheol estaba afuera comiendo mamón mientras hablaba por teléfono, Jeonghan estaba a un lado de él robándole mamón.

Soonyoung estacionó y tuve que recordarle que había dejado el seguro puesto.

—Baja pues.

—Si me quitas el seguro capaz me bajó.

—Ah coño e su mama. — se rió al quitar el seguro, le torci los ojos y bajé, saludando a los muchachos con la mano.

Seungcheol hablaba en coreano, uf.

—Si quieres mamón agarra.— Jeonghan señaló los tres gajos de mamón.

—Gracias.— agarré una ramita, la comería más tarde.— ¿Quieres bomba?

—Guardamela, en una rato me la zampo.

—Dale.

Soonyoung se quedó con ellos, le deje su bomba y fuí a repartir las de los demás.

Al entrar estaba Seungkwan y Hansol. Los saludé y ofrecí bomba. Los dos quisieron, así que se las di.

—Te ves hermosísima.— Seungkwan me sonrió. Ay.

—Gracias, ya Soonyoung me mariqueo todo el camino.

—Es que es verdad, hoy te vez como hola vale.— Hansol mordió la bomba y Seungkwan tuvo que mirar para otro lado para no reírse de el chocolate chorreando por la jeta del otro.

Usaba el suéter rosado con azul, tenía el pelo suelto y unos chores negros. Aparte de mis pulseras.

Estaba bonitica, una vez al año no hace daño.

—Y repartiendo bombas así te ves demasiado cuchi.— siguió Seungkwan.

—Gracias entonces.— les sonreí.— Voy a seguir repartiendo.

—Vaya pues.

Fuí a dónde las puertas corredizas y toqué la puerta, escuché un pase y entré. Estaban Mingyu, Jihoon y Wonwoo. Mingyu al verme chilló como carajita.

—¿Quieren bombitas?— estiré la bolsa hacia ellos. Si estaba linda, explotaría mi poder para recibir halagos y sentirme puta.

No mentira, sólo quería que me dijeran bonita.

—Yo quiero es darte un abrazo.— Mingyu hizo puchero y aparte de darle la bomba, le di un abracito.— Gracias.

—Yo quiero.— Wonwoo me sonrió y alzó la mano para agarrar una bomba.

La casa de los Sevenzuela -Seventeen y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora