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— ADIVINA QUÉ ME DIJO.

—¿QUÉ TE DIJO?

—QUE TAMBIÉN LE GUSTABA, Y QUE NOS VEMOS EL DOMINGO EN LA FIESTA.

Chan y yo nos dimos coñazos, suavecitos, como las propias carajitas mongolicas. Al parecer, le había salido bien todo con Lisa.

—ME ALEGRO, ERES TÚ

—GRACIAS, GRACIAS.

—¿Ese era el beta que no nos querías decir? Gafo.— Mingyu nos pasó los vasos con jugo de piña.— Gran vaina.

—Tas picao porque el niño sí se levantó un culito chévere y tú no.— Jeonghan le tiró mientras se comía su arepa.

—VEEEE.— y Jihoon apoyó.

—Te tienes que poner bello para la fiesta.— le sugerí mientras tomaba mi juguito.

—Coño en eso necesito ayuda, yo pa combinar trapos soy una caja fuerte.

—Yo te ayudo, coño.— le dijo Mingyu sentándose en frente.— Domingo es mañana por cierto.

Chan lo miró por un rato pa después entrar en crisis.

—MAMAGUEEVO Y QUÉ HAGO.

—¿Qué te pasa a ti?— Minghao lo miró raro mientras agarraba una taza con conflei.— ¿Te pica ese culo?

—Mañana tengo que ponerme nené para esa fiesta.— dijo más calmado.— Tú y tú.—señaló a Mingyu y a Minghao.— Me van a acompañar a comprarme la pinta.

—¿Y tú no tienes ropa?— le preguntó Jun.

—Sí pero no la traje para acá pues.

Minghao asintió mientras agarraba cambur para picarlo en el conflei. Mingyu hizo igual, pero robándole una rodaja de cambur a Minghao.

—Ñuelamadre vale, tú sí eres abusador nojoda. —Se arrechó el otro.— Tú eres bien delicado con tu mierda, después uno te hace la misma guevonada y andas llorando.

—Fue un pedacito y ya, nawara.

—Culo.

...

Les voy a hablar claro maricas, yo me estaba haciendo la loca.

Lo que pasó hace unos días, si me ponía a pensarlo, me iba a volver loca.

Esta mañana no recibí notas, ni de la hada madrina. Revisé en la puerta, en el escaparate, en la peinadora y porsia en el piso. Pero no había nada, ni ayer ni anteayer. Total, era mejor que no viera ninguna nota ahorita, porque en mi mente me imaginaba a Minghao y me provocaba meterme un coñazo con una olla.

Jun no había dicho nada, pero sí me veía y me picaba el ojo cuando Minghao estaba cerca. Mi mayor cague sería que yo hubiese metido la pata en contarle a él. Ya que Minghao y Jun eran maridos y bueno, ajá.

En fin, como decía, me voy a hacer la loca tipo que no me gusta nadie y tal.

Hoy supuestamente iría a acompañar a Seungcheol a comprar unas vainas para mañana. Me pidió a mí que lo acompañara porque era la que estaba despierta a esa hora, y porque le daba ladilla subir a pedirle el favor a otro.

Estaba poniéndome los zapatos en el mueble mientras él andaba loco buscando las llaves de la camioneta.

—JEONGHAAAAAAAAN.— Le pegó un grito desde las escaleras, la voz de este pana cuando gritaba estaba buena como pa hacer una cola.— JEONGHAAAAAAAAAAN.

La casa de los Sevenzuela -Seventeen y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora