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Eran las 9 de la mañana, era al parecer la única despierta.

Desperté con Soonyoung a un lado. Me tenía abrazada como un oso y me daba ternura su respiración de bebé, pero igual me fui quitando de a poquito para poder ir al baño.

Fuí al baño de abajo, hice pichi, me medio peiné y salí.

Ya no tenía sueño, a demás, hoy nos iríamos.

Los vi echados y abrazados entre ellos. Aw, pero faltaban alguien...

No le pare, fuí a buscar mi cepillo arriba, lo agarré de la peinadora y decidí cepillarme en el baño de al frente. Toqué por si a caso, faltaba uno y capaz estaba metido en un baño. No hubo respuesta, abrí la puerta y cuando giré para cerrarla Wonwoo estaba mirándome con una sonrisa der diablo y los ojos pelaos.

Menos mal que había hecho pipí abajo porque nAWEBONA.

Yo atiné fue a lanzarle el cepillo de dientes. Él empezó a reírse, buscando para darme un abrazo.

— NO, ECHA PA OTRO LADO. MALDITO.

—NO TE ARRECHEEEES — Logró abrazarme, pero sólo porque tenía sus lentes y ay qué lindo— Tenía que hacerlo antes de irnos. Cuando estés en tu casa no verás mi cara.

—Gracias a Dios— me hizo mofa antes de darme el cepillo y empujarme dentro del baño.— WONWOO, RATA INMUNDA.

—BELLO SOY. Cepillate para desayunar, voy a comprar empanadas.

...

Literalmente andábamos en pijama.

Wonwoo agarró la camioneta de Jihoon, fue la llave que reconoció y bueno. La elegida.

Habíamos dejado un mensaje por el grupo de que saldríamos a comprar el desayuno, sólo nos pusimos unos zapatos y salimos.

Wonwoo se puso su chaqueta anaranjada encima de una franela blanca. Usaba shorts Adidas y unas chancletas de esas que eran una tira gruesa que cubría el pie.

Chino loco, pero no le quedaba mal.

Aparte de que ni se peinó. Pero para qué, si se veía te quiero con mi amor.

—¿Tú te comes dos?

—Hasta tres.

—Flooor que daa fulgooor— Empezó a cantar mientras giraba. Me reí— ¿Pero quieres dos o tres?

—Como sea, mientras no me compres una sola estoy bien.

—Te voy a comprar una solita nada más— me dijo y le giré los ojos— Te das cuenta de que hoy se revela todo, ¿No?

Cieeerto. Me entró el cague.

—¿En verdad lo sabré hoy?

—Yo creo, no pienso que te lo diga otro día.

—Podria decirme en la fiesta.

—No, no creo.— dijo calmado. Lo miré bien, aún recordaba las notas arrugadas encima del escaparate— ¿Emocionada?

—Cagada.— rió— pero sí, emocionada. Ya quiero saber quién es.

Él asintió, giró y se paró en frente de él puesto de empanadas. Tardamos un ratico allí en la camioneta mientras aclarabamos los que iba a comprar.

Las mías siempre de jamón y queso, porque soy marica. Y que recordara que a Jeonghan le gusta las de pollo, Seungcheol amaba las de carne molida y de resto podía pedir de las que sea.

La casa de los Sevenzuela -Seventeen y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora