CAPÍTULO 4: Jueves

16 2 0
                                    

MANUEL

Ayer Andrés tampoco apareció para ir a clase a la hora de siempre. Hoy no he dormido casi por la ansiedad creada por querer hablar con él y que no me hable por teléfono tampoco.

Hoy en cambio parece que sí se digna a aparecer en mi casa e ir a clase juntos. Al bajar le pregunto lo que llevo días rumiando.

-¿Te acuerdas de lo que dijiste el otro día?

-Dije muchas cosas el otro día, y hay muchos otros días.

-El, lunes, me llamaste asexual.

-Sí, ¿y?

-Que...

-Espera, ¡¿lo eres?!

-No... Es decir, no sé. ¿Crees que sí?

-Yo qué voy a saber, pero mira este vídeo tan gracioso que me envió ayer Carlos. -¿Y si me escuchas y opinas ya que llevo dos días pensando en esto sin parar?

-¿Tú crees que lo soy o no?, es decir, nunca me ha gustado nadie.

-No, pero eso llega en algún momento, tú no te preocupes. Además, si lo eres yo te apoyo. -Tampoco me lo digas como si te molestara darme un consejo. A ver, con lo infantil que es tampoco puedo esperar más. Aun así, ¿tanto te cuesta?- Bueno, vamos a clase que al final llegamos tarde.

-Vale vamos. -Después de estos dos días le acabo viendo y no me dice absolutamente nada. Ni que sí, ni que no, ni que a lo mejor. Aunque no es algo que te pueda decir otra persona, solo lo puedes descubrir tú con la asquerosa introspección.

Una vez llegados a clase nos separamos sin muchos miramientos, cada uno se va a su clase para no vernos más en todo el día. Al final del pasillo aparece Mario y subimos juntos a nuestra clase pero no hablamos en todo el trayecto. Hoy lleva una camiseta de un grupo de música completamente desconocido para mí. Supongo que hay muchas cosas que desconozco sobre la mayoría de la gente de mi alrededor.

Las dos primeras horas suceden con normalidad excepto por el hecho de que haya faltado Alberto, algo que no había sucedido en todo el año.

Al acabar la clase de inglés con Susana Víctor se nos acerca a Juan y a mí para contarnos cómo le va con su novia.

-Ayer me dijo que me quería.

-Eso está bien, ¿no?

-Sí, pero me puse rojísimo y no pude decir nada de los nervios. Solo de pensarlo me entra el calor por el cuerpo de nuevo.

-Esta tarde mándale un WhatsApp y ya está. De verdad que ganas de dramatizar.

-Pero, ¿y si me deja?

-Volverás a encontrar el amor no te preocupes. ¿No lo has hecho ya cómo mil veces?

-Supongo que sí. ¿Tú qué opinas Juan?

-Nada, estoy de acuerdo.

-Tú sin opinar... ¿Qué te pasa?

-¿A mí? Nada... Por cierto, ¿qué os parece mi nueva camiseta?

-¿Es nueva?- Me suena de habérsela visto antes- ¿No la llevabas la semana pasada?

-Es nueva, la compré el finde pasado y todavía no me la había puesto. Eso sí, me estoy muriendo de calor.

-Quítatela.

-Gracias Víctor, no se me había ocurrido pero no llevo nada debajo.

-Si llevabas una de manga corta debajo.

-No, ¿de dónde te has sacado eso?

-Pues también te digo que llevas una semana quejándote del calor a diario y aún no te traes una de manga corta debajo.

-Es que todos los días dicen que va a hacer más frío.

-Ya sabes lo que pienso de la fiabilidad del tiempo...

Dejo de escucharles discutir sin sentido y miro a Mario que se está peinando con la mano. La verdad es que su pelo revoltoso me encanta. Sigue peinándose así durante un par de minutos más hasta que llega Eric para dar su clase de Geografía e Historia.

Llega el patio y me voy a la biblioteca a estudiar para el examen de sexta hora. A los pocos minutos de estar revisando entra Mario en la sala supongo para estudiar también. Después de revisar sus opciones para sentarse decide ponerse a mi lado.

En ese momento me empiezan a sudar las manos y no se por qué, este chico me pone nervioso.

-Manuel, ¿me puedes ayudar con este problema? No entiendo muy bien cómo funciona esta fórmula.

-Emmm... Claro, ¿por qué no?

-Gracias.

-...-¿Por qué le estoy ayudando si es algo que solo me quita tiempo de estudio?

Mientras resuelve un problema más me dedico a observar con atención todas sus facciones y pequeños gestos.

-¿Pasa algo? Me estás mirando mucho.

-Eh... No, nada. -No me veo pero seguro que estoy como un tomate. De verdad que no sé qué me hace ponerme tan tenso cuando estoy con él.

Conseguimos que entienda la aplicación de la fórmula a las ecuaciones de segundo grado y salimos hacia clase. Por el camino me tropiezo con los cordones de los zapatos y Mario en el último segundo me sujeta por la muñeca para que no me caiga y me haga daño.

-Cuidado, no te me mates antes del examen.- Estás muy cerca, aléjate.

-G-gracias. Creo que no he hecho lo de francés, mejor me adelanto. -Sé que es mentira pero ya no soportaba tenerle cerca.

Corro hasta el baño y me echo agua fría en la cara para relajarme. Mientras me seco con la manga veo rastros de sangre mal lavados en el lavabo del lateral. Aunque se me hace extraño no le doy importancia.

Los exámenes de mates de Grisel son siempre bastante fáciles. Calculo que saco un 9,5 aunque tampoco me esperaba menos.

Mario se me acerca para decirme que no sabe qué tal lo demás pero que, eso sí, la fórmula con la que le ayudé no ha cometido errores. Cuando me dice eso me invade un calor el pecho y me sale sonreir. Aun así le contesto con tono burlón.

-Bueno, tienes el uno asegurado, ya sería tu mejor nota.

-Lo más triste es que sería verdad. -Pone una cara graciosa y nos reímos ambos.

Bajamos juntos a educación física que por cierto no me apetece nada porque Juan no va a poder hacer nada hoy ya que haremos baloncesto. Antes de que le conociera tuvo un accidente que le dejó secuelas en el hombro pero no le gusta hablar de ello.

Al llegar al patio David nos pone a todos excepto a Juan a hacer ejercicios varios con la pelota. Mi problema llega cuando nos dice que nos pongamos en parejas y Juan no está y Víctor se ha puesto con Laura, chica con la que no hablo pero que se lleva muy bien con Víctor. Se sentaron juntos en primero y quedan y hablan mucho desde entonces.

Quedamos cuatro desemparejados y David me dice que me ponga con Mario. Esto hace que me pase toda clase haciendo ejercicios con Mario agarrado a mi mano. Acabo desesperado porque no soy capaz de concentrarme en absoluto teniéndole tan cerca.

Por fin podemos huir de ese infierno de clase e ir a casa. Una vez allí tengo deberes que hacer pero no puedo dejar de pensar en lo que me ha pasado hoy con Mario. Ese chico me pone muy nervioso y tenso. Mejor observar la situación antes de actuar no vaya a ser que pase algo raro.

La vida es dura y luego te mueresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora