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[🍑]

PARTE UNO.
4. Bebé.

—¿La Condesa? ¿Hoy? —Hoseok se arremangó la camiseta azul del uniforme y asintió, con una sonrisa.

YoonGi le miró con timidez desde la bañera de madera. Sonrió levemente, sacándose la chupeta de entre los labios mientras inclinaba la cabeza.

—Por eso insististe en un baño —susurró mirando el agua que le cubría hasta los hombros, mientras Hoseok la mezclaba con su mano, apoyándose en el borde de la bañera con la otra.

—Mi tía, cuando oía que vendría un invitado, dejaba caer todo y bañaba a su bebé —YoonGi señaló, de entre el montón de botellas de la mesita de noche junto a la bañera, una botella llena de líquido amarillo. El criado la destapó y vertió una buena cantidad del líquido en la bañera al tiempo que el azabache volvía a meterse el dulce a la boca—. Nada le hacía más feliz que cuando los invitados alababan el olor de su bebé.

El castaño tapó el frasco, respirando con gusto el olor de la sustancia que contenía, y lo dejó en su lugar poco antes de verter unas cuantas hojas de menta en el agua, comprendiendo ahora el fresco olor del joven.

—Usted mi bebé, amo —dijo Hoseok, y YoonGi se sacó el dulce de los labios y sonrió ampliamente, mirándolo con lo ojos llenos de brillo. Hoseok se inclinó sobre la bañera nuevamente—. Mi tía le daba dulces a los bebés durante los baños —explicó, señalando la chupeta que el de ojos gatunos saboreaba—, para enseñarles que la hora del baño es dulce.

Dejando salir un quejido quedo, YoonGi apartó el caramelo de sus labios y acercó su fina mano a su mejilla.

—¿Huh? ¿Qué sucede? —inquirió Hoseok, al ver cierta pesadumbre en sus ojos oscuros.

YoonGi miró el agua con tristeza.

—Uno de mis dientes está afilado. Me está cortando —se quejó en un susurro.

Hoseok se puso en pie y caminó hasta él al tiempo que se secaba las manos en la tela del pantalón, rodeando la bañera. Tomó al de cabello negro por la mandíbula con suavidad y le hizo alzar la cara hacia él. Sus ojos negros se llenaron de dolor al tiempo que Hoseok deslizaba sus dedos dentro de su cavidad bucal, buscando con la yema de sus dedos el diente dañado.

Luego de encontrarlo, soltó un bufido, e incorporándose de golpe, corrió hacia la habitación sin decir una sola palabra. YoonGi lo siguió con la mirada, confundido, metiéndose la chupeta nuevamente a la boca. Al cabo de unos segundos, el criado volvió corriendo y se agachó sobre él.

—Diga "ah".

Colocó su mano con gracia en la nuca del azabache, acariciando su cabello humedecido mientras este alzaba un poco más el rostro y se sacaba el caramelo de los labios. Apoyó su otra mano en su mandíbula mientras metía su dedo pulgar y frotaba el diente afilado con el anillo de metal que había conseguido. Frotó unos segundos, en silencio; YoonGi cerró los ojos, esperando a que acabara, entonces los entreabrió lentamente y le recorrió el rostro con la mirada.

Sus ojos oscuros y brillantes.

El corazón de Hoseok se detuvo, dejó de frotar y bajó la mirada con la respiración repentinamente acelerada. Se aclaró la garganta y siguió frotando, mirando el pálido rostro de YoonGi, quién ahora miraba hacia abajo pacientemente. Los ojos negros del chico volvieron a posarse en él, esta vez abiertos por completo, y Hoseok no pudo evitar bajar la mirada. Quedó mirando sus hombros, pálidos y amplios, miró sus clavículas marcadas debido a su delgadez y dejó salir un suspiro cuando sus ojos fueron a parar a sus pezones rosados. Subió la mirada rápidamente a su cara y tragó duro, sintiendo su propio rostro arder.

주인 ( 솝 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora