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[🍑]

SEGUNDA PARTE.
3. Conde Min YoonGi.

YoonGi miró al chiquillo seguir torpemente a Momo a través del hueco de la pared que daba al pasillo. Lo vio acercarse a la puerta luego de que la mujer se fuera, y también lo vio abrir esta con lentitud.

El chico era justo lo que necesitaba.

Se incorporó lentamente y golpeó la pared con su muñeco, logrando que el niño cerrara la puerta deprisa. Volvió a inclinarse para seguir mirando, hallando al chico ya sobre la cama, sacándose los zapatos rápidamente.

—¡Oh, mierda! —maldijo el chico en un susurro antes de cubrirse con la manta hasta la cabeza.

—¿Mierda? —susurró YoonGi para sí, sin dejar de observarlo—. Mierda... —repitió lentamente.

Miró la mano del criado salir de debajo de las mantas y lanzar al suelo su ropa. Instantes después, se descubrió el rostro y se incorporó tras vacilar, mirando la puerta de la habitación de YoonGi. Se sentó al borde de la diminuta cama segundos antes de ponerse en pie, apartando las mantas.

YoonGi recorrió su torso desnudo con la mirada, sus labios entreabiertos. Admiró sus clavículas sobresalientes y sus pezones marrones, su cintura esbelta y sus caderas estrechas enredadas en la ropa interior. No recordaba haber visto antes a una persona desnuda, al menos no a una que no estuviera retratada en una imagen, y la delgada figura de aquel muchacho sacudió algo en su estómago.

El criado se colocó la camisa de la pijama bajo la mirada secreta de YoonGi y volvió a la cama mientras el azabache dejaba de mirar y se incorporaba nuevamente, cerrando el hueco con su dedo pulgar.

La Condesa había enviado justamente lo que él le había pedido. Ingenuo y tonto.

Aguardó a que fuera media noche, sin poder cerrar los ojos, y cuando lo creyó conveniente, comenzó a gritar con ganas.

—¡Mamá! —sostuvo su muñeco contra su pecho.

Aguardó, mirando el techo blanco con desinterés y escuchando atentamente un par de ruidos proviniendo del pasillo.

—¡Mamá, mamá! —se sacudió y volvió a gritar cuando la puerta se abrió y escuchó los pasos apresurados del chico recorrer la habitación.

...

“Muestra a Hoseok tu ropa y joyas cada vez que tengas oportunidad, la codicia material que obtuvo de su madre le hará inclusive más crédulo. Posdata: no te preocupes por esta carta, no sabe leer.”

YoonGi recorrió la habitación, leyendo la carta de Suran, y se sentó junto al criado en la silla frente a la mesita de té antes de acariciarse la frente y tenderle el papel.

—¿Podrías leer la carta para mí? —pidió.

—¿C-cómo?

...

Conde Min YoonGi.

—Este es tu nombre —dijo YoonGi tendiendo la libreta donde acababa de escribir su propio nombre hacia Hoseok—. ¿No puedes leerlo?

주인 ( 솝 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora