Joaquín.
Despertar enredado en tus brazos, sin duda es el placer más grade. Puedo sentir tu respiración, tus largas pestañas lucen preciosas y esa luz del sol que entra por la ventana te sienta muy bien. Eres perfecto Emilio. Tenerte ausente esa semana me había puesto a pensar en lo difícil que es estar sin ti. Abriste lentamente los ojos y dejaste escapar una enorme sonrisa.
—Buenos días mi pequeño— besaste suavemente mis labios.
—Eres perfecto Emilio, quisiera quedarme aquí todo el día pero tenemos pendientes— me levanté en dirección al baño pero no sin antes dejar un cálido beso en la frente de mi rizado.
El día transcurrió de maravilla, el trabajo ni me pareció pesado. Emilio me había dejado un mensaje, quería presentarme ante su madre. No me agradaba mucho la idea, nunca me había gustado conocer a la familia de alguna pareja. Pero Emilio no era cualquier pareja.
—Joven Bondoni, ¿por qué tan feliz?— se acercaba Ali dejando un beso en mi mejilla para después darme el café que llevaba en mano.
—Estoy mejor que nunca con Emi, quiere que conozca a su madre— mi sonrisa se desvaneció un poco formando en su lugar una mueca de disgusto.
—Pero eso es maravilloso, ¿a qué le temes amigo?—
—Tú sabes que odio involucrar a las familias en mis relaciones—
—Joaquín, no es cualquier relación. Sabías que tarde o temprano llegaría alguien con quien harías cosas que jamás imaginaste, todo saldrá bien—se levanto revoloteando mi cabello y continuó sus labores.
Debía hacerlo, Emilio así lo quería y comenzaba a creer que yo también.
Esta relación iba realmente en serio, fuimos a casa de tu madre un viernes por noche. Lo cierto es que me sentí nervioso al ver donde vivían. Nunca me lo habías dicho. Me encontré frente a una lujosa casa. Al ver mi cara de asombro, me contaste que había pertenecido a tus ricos antepasados, que además a tu mamá le encantaban los detalles ostentosos. En esos momentos me derrumbé un poco, porque pensaba que te conocía. Que había llegado a lo más profundo de tu ser. Pero en realidad aún eras un misterio para mi. ¿Llegamos a conocer 100% a las personas? Creo que no. Creo que siempre, aunque vayamos descubriendo pequeños detalles con el tiempo, nos ocultan cosas. Todos merecemos tener nuestros secretos. Nadie conoce realmente a nadie.
—¿Estás bien?— me preguntaste antes de tocar el timbre.
—Sí, sí… solo que me ha sorprendido un poco ver donde te has criado.
—¿Esto? Es de mi madre, Joaco. No tiene nada que ver conmigo, con lo que soy o has conocido de mí.
Asentí tranquilamente. Tenías razón. Esas riquezas materiales no eras tú. Abrió tu madre. En mi vida había visto a una mujer tan relajada, tan alegre, tan llena de energía. Te pareces a ella. Has heredado algunas facciones, su tez tan bronceada. Fue desde el principio encantadora conmigo. Aunque hacía frío, cenamos en el jardín y, cuando estábamos a punto de tomar un café, llegó tu hermana. No tienen mucho parecido. Romina es mayor que tú. De ojos castaños y cabello de un tono morado muy particular, también fue muy amable.
—Joaquín, bienvenido a tu nueva familia. Fue un placer conocerte— fueron las palabras de despedida de tu madre mientras me envolvía en un fuerte abrazo.
Fue una noche maravillosa.
Emilio.
Mi madre era encantadora, al parecer Joaquín la atrapó con su dulzura, y ¿Quién no podría quedar atrapado?
Mi pequeño se veía feliz y cómodo. Al principio estaba tímido, ya que el llegar a la enorme casa de mi madre lo había desconcertado un poco, pero el ver la naturalidad y la amabilidad con la que fue tratado, funcionó para hacerlo sentir en casa.Al llegar al apartamento vimos algún programa de televisión, pero le dejamos de dar importancia al perdernos entre pláticas.
—Y bien, ya me dirás que tal te pareció mi madre?— mi pequeño no había mencionado nada sobre la cena
—Dios, me encantó. Mañana te toca—
—¿Qué?— abrí los ojos debido asombro.
—Si, mañana te toca conocer a mi madre—
—Joaquín, para mí será un placer. Mira— tomé sus manos y me posicione frente a él—se que para ti esto es súper importante, créeme que no te fallare, me pondré mi mejor ropa— ambos soltamos una carcajada
—Puedo ayudar con eso, pero me encanta tu estilo. No es necesario cambiarlo, quiero que te conozca así, como el fantástico Emilio Osorio que eres— abrió sus pequeños brazos para envolverme en ellos.
Joaquín.
Al día siguiente, fui yo el que te llevó a casa de mi madre, la echaba mucho de menos. Me gustó la normalidad con la que la trataste y lo bien que te llevabas con Renata, a ella la conocías ya. Le encantaba quedarse con nosotros a ver películas en nuestro apartamento. Después de comer jugamos diversos juegos de mesa, el entretenimiento habitual y preferido de mi madre. A las siete Renata se fue; había quedado con su nuevo novio, un tal Mario al que acaba de conocer, ojalá las cosas hubieran funcionado entre Diego y ella.
•••
Mi pequeña Renata. Recuérdale aquella canción que nos sacaba lágrimas, algún día hablamos sobre esto, yo sabía que algún día le faltaría y eso le aterraba, recuérdale esa canción que la tranquilizaba. Dile que jamás se culpe, sé que juramos siempre salvarnos, pero la muerte es inevitable. Seré la luz que la guíe.
La echaré de menos, aunque en la vida no supiéramos disfrutar de nuestra presencia como se debía y, en muchas ocasiones optar por pelearnos más por costumbre que por hechos. Ojalá hubiera podido estar junto a ella siempre. Ojalá . Ojalá no tuviera que arrepentirme de nada antes de irme. Pero es inevitable, ¿verdad? Y me arrepiento. Me arrepiento mucho de no haberle dicho más veces a mi hermana que la amaba con cada respiro de mi alma. Me arrepiento de las discusiones innecesarias y, en general, de los momentos no vividos. Esos que nos duelen. ¿Se lo dirás? Dile que la quiero, que me perdone por aquella vez que la deje en casa, que me perdone por dejarla en medio de discusiones con mis padres, que me perdone por irme sin ella.
Sé que estás nervioso. Intuyo que mis padres y mi hermana vendrán al hospital de un momento a otro y tú no sabrás qué decirles. Serás incapaz de darles la noticia. De contarles que hay que desconectar las máquinas que mantienen con vida mi cuerpo inútil. Tranquilo Emilio. Respira.
¿Otro cigarrillo? De acuerdo, como quieras. Mira ya se ha hecho de noche. ¿A dónde quieres ir? ¿Qué momento te gustaría recordar? Tal vez… ¿nuestra canción? ¿Esa que creíamos que sería especial? . Fuma tranquilo. Escuchemos el silencio de la recién estrenada noche durante unos instantes. Sé que a veces hablo demasiado. Sé que, en ocasiones, te pongo de nervios. Cuando digo lo primero que se me pasa por la cabeza. Sé que valoras el silencio. Disfrutemos de él. Pero por favor, no llores más mi rizado.
ESTÁS LEYENDO
Quédate conmigo para siempre / Emiliaco.
Fanfiction"Fue, es y será un placer coincidir en esta vida contigo." Un fatídico accidente en el cual Joaquín está a punto de perder su vida, su alma recordará la historia de ambos; esos momentos importantes que marcarán su vida. Emilio, deberá tomar la decis...