"Fue, es y será un placer coincidir en esta vida contigo."
Un fatídico accidente en el cual Joaquín está a punto de perder su vida, su alma recordará la historia de ambos; esos momentos importantes que marcarán su vida. Emilio, deberá tomar la decis...
— Emi, ¿qué pasa si algún día.. ya sabes...llegamos a faltar en la vida del otro?— Joaquín se encontraba recostado en mi pecho.
— Eso jamás pasará mi pequeño, pero supongo que bastará un «Quédate conmigo»— envolví su cintura entre mis brazos con fuerza.
—Bien, entonces «Quédate conmigo»— soltó una sonrisa coqueta.
Dió un giro ayudándose de su pierna, para de esta manera quedar sobre mí.
—Me encantas Joaquín— mordió su labio y comenzó a mover su cintura, sus movimientos eran mágicos.
—Tú me encantas más Emi— se desprendió de su playera y la mía.
Pasó su lengua por mí oído y fue bajando hasta el cuello. Con ayuda de sus manos desabrochaba mi pantalón, lo fue sacando lentamente mientras dejaba húmedos besos por mis piernas.
Se aproximó a frotar sobre mí bóxer. Se deshizo pronto de él, debido a mis muecas. Comenzó a lamer lentamente, yo estaba disfrutando cada maldito segundo.
—Emilio, oye... reacciona babas— unos cuantos golpecitos me hicieron despertar.
—Qu..que...Ma... María— me levanté rápidamente del sofá, internamente me maldije, estos sueños cada vez se hacían más intensos.
—¿Qué diablos soñabas? Bueno, da igual ya párate y límpiate las babas que quiero ir a cenar algo. Te espero en el coche— rodó los ojos y salió.
Me aproximé a al baño para mojar un poco mi rostro. Me arreglaba un poco el cabello frente al espejo.
—Maldición, me despertó en la mejor parte.
Joaquín.
A partir de esa cena Eduardo se convirtió en alguien imprescindible.
Se unió a Isabel, Matías y Nikolas. Eduardo era una de esas personas que se llevaba bien con todo el mundo.
Todos le tomaron mucho cariño y yo...yo también Emilio. Con Eduardo podía ser yo mismo; me hacía sentir bien y me gustaba tener su compañía.
Me acompañaba a mis eventos, en cada concierto tenía su presencia y por las noches, prepara una de sus cenas saludables.
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Un día, como era evidente, sucedió. Tu rostro desapareció de mi mente y tus besos se ahogaron en mi lágrimas.
Era un día libre para ambos, contemplamos el atardecer, yo lo hacía y, mientras yo lo veía de reojo, me pude dar cuenta que Eduardo a quien miraba con total atención era a mí.
—¿Qué te pasa?— le pregunté riendo. Teníamos ya mucha confianza el uno en el otro.
Se limitó a acariciar mi rostro, miró mis labios. Se acercó a mí. Tocó mi cabello y enredó sus dedos en él. Me besó.
Puede que esto que te voy a decir te duela, pero así lo sentí... sus labios también fueron familiares para mí. Sus labios también estaban destinados a enredarse a los míos.
Se separó, me miró a los ojos y pude ver tristeza. No sabía por qué, tampoco quise formularle otra de mis preguntas que sabría que no tendrían respuesta.
—Tenía tantas ganas de besarte...—me confesó.
—¿Por qué has esperado tanto? A ti te gusta hacer lo quieres cuando quieres. Eres tan libre…
Se encogió de hombros. Su libertad me había enamorado.
Sí, Emilio… me enamoré de él. Y cada día que pasábamos juntos era especial.
No necesitábamos formalizar algo que ya era evidente.
Hacíamos el amor cada noche. Eduardo no era delicado como tú. Nunca me ha gustado hacer comparaciones, pero él era salvaje y le gustaba llevar la iniciativa.
Me gustaba, me gustaba muchísimo. No nos enfadamos nunca.
No discutimos ni un solo día. Increíble ¿Verdad? Eduardo y yo estábamos hechos el uno para el otro.
Mis canciones dejaron de ser tristes, ahora en ella habitaba la energía y el amor de Eduardo. Escribía ahora para él.
Fuimos descubriendo, poco a poco, nuestro mundo interior dejando la llevar por lo que dictaba el corazón en cada momento.
Eduardo tenía un corazón que no le cabía en el pecho. Eduardo fue quien, durante ese tiempo, fue capaz de curarme todas las heridas que tú me habías causado.
El mejor día fue cuando cante para él esa canción que con tanto amor le escribí "La posibilidad".
Sí Emilio, fue escrita solo para él. Eduardo estaba muy feliz ese día.
Subió al escenario cuando la terminé y me abrazó con fuerza. Cerró los ojos supe que quería retener cada momento para siempre y yo quise retenerlo a él. Tenerlo siempre conmigo, pagando el alto precio de olvidarme de ti.
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Otro cortito, porque debemos seguir votando. A mover el qlo amigos jaja🙋🏻♀️
