Emilio.
El tiempo pasaba y seguíamos juntos. Algunos días discutíamos por tonterías, pero, por el momento, no volvimos a estar una semana sin dirigirnos la palabra. Hacíamos el amor todos los días. Seguíamos besándonos a todas horas. Y teníamos constantemente la necesidad de abrazarnos, acariciarnos y admirarnos.
Nuestro trabajo iba bien, como siempre. Mis presentaciones no paraban y ya tenía a millones de personas que seguían mi trabajo. Muchas pedían que cantáramos juntos, les encantaba el mensaje que queríamos externar. Amor. Y lo hacíamos, cuando Joaquín tenía el tiempo disponible, le encantaba pararse frente a mi gente y amarlos tanto como yo, así él cantará una canción, lo hacía dejando el alma.
En tiempos libres a mi pequeño le gustaba escribir, era algo que le comenzaba a fascinar. Se animó a empezar una novela dejando atrás relatos cortos sobre su vida. En realidad, yo fui quién lo animó a hacerlo. Siempre tratando de motivarlo a crecer en aquello en lo que creía, incluso más que él. Creía en él y eso le bastaba; decía que le daba las ganas de aspirar a más.
Joaquín.
Siempre fui una persona conformista, y no, no hay que serlo. Hay que soñar a lo grande y luchar mucho por hacer de esos sueños una realidad. Gracias a tu fiel admiración hacia mí Emilio, ya estaba trabajando en una novela que hablaba de una pareja que, a lo largo de los años, tienen la suerte de encontrarse, aunque sea bajo otra piel.
—¿Reencarnación?— preguntaste incrédulo.
—Si. ¿Crees en esos temas?— me interesaba tu respuesta.
—No sé… ¿Tú sí?
—El cuerpo es una cárcel para el alma. Creo que, cuando morimos, las almas vuelan libres y, si tienen algún asunto pendiente, pueden volver con otra forma, en otro cuerpo, en otra época, en otro lugar para resolverlo. Si apruebas la vida, pasas a otro nivel, si dejas pendientes, hay que repetir.
—¿Y cómo se sabe eso?
—No se sabe. Si nos reencarnáramos sabiéndolo, entraríamos en un estado de locura, como un bucle sin fin— te expliqué, creyendo firmemente en lo que decía.
—O sea que ¿crees que hemos coincidido en otras vidas?
No te respondí, me limité a encogerme de hombros y dar por concluida la conversación.
Sabes tan bien como yo que lo creía. Desde el primer momento en el que te vi y desee que nuestro encuentro no terminará frente al local de helados. La reencarnación, puede suceder. Puede que sea real.
Alguna vez, ¿has tenido la sensación de conocer a alguien con quien no has cruzado ni una palabra? Examinado sus ojos, te ves reflejado en ellos. Y cuando tienes la oportunidad de profundizar más en su ser, te das cuenta que la compenetración tan precipitada con esa persona es alucinante. Una experiencia casi mágica; la sensación de conocer desde siempre a un desconocido. Me encanta esa sensación Emilio. No las vemos pero están ahí. Un primer beso. Una mirada que se siente en el alma o un nudo en la garganta cargado de sentimientos y emociones. Solo por haber vivido estas reacciones físicas, ha merecido la pena viajar un ratito por este mundo.
Emilio.
Nuestros besos ya se conocían por completo. Ya nunca volverá a haber una primera vez, pero sí el recuerdo de que la hubo. Existen historias fugaces. Lo nuestro no era historia de una primera y única vez. Se había convertido, a lo largo del tiempo, en una relación seria y estable. De las que quieres que duren toda la vida.
¿Aburrido? Contigo jamás. Pero estamos expuestos a que las cosas puedan cambiar, de un momento a otro, cuando menos te lo esperas.
En mayo, nos entró la idea de casarnos de adoptar bebés, de formar una maravillosa familia y, ser más felices aún, porque nosotros podíamos dar el mismo amor que cualquier otra pareja. Habían comentarios de que era una idea ridícula que dos hombres quisieran formar una familia. Habíamos imaginado cómo sería nuestro bebé. Su carita, sus ojitos, su nariz, su boquita...soñamos con el momento de tomar su mamita y llenarla de besos. Incluso pensamos en nombres. El mundo nos tiró nuestros sueños. Comece a oír los comentarios de las personas y deje de escuchar lo que en realidad quería. Yo, Emilio, aún no estaba preparado para esto.
Joaquín.
Mi día fue bastante largo, el trabajo pesado. Quería llegar a casa y ver a mi rizado. Estaba más seguro que nunca, quería formar una familia con él. No tenía ninguna duda.
Al llegar a casa me dispuse a preparar la cena, Emi llegó demasiado cansado. Al parecer tampoco fue un día lo suficientemente bueno. Pero estaba seguro que está plática le ayudaría.
—¿Qué te parece si mañana comenzamos con todos los preparativos?— mencioné mientras servía el plato de comida
—¿De qué hablas?— pregunto desconcertado
—Ya sabes... Tú, yo... Una familia— deje lo que hacía y me aproxime a él.
— Estuve leyendo sobre eso en redes sociales y, ¿sabes cuántas críticas habían?— trataba de buscar en su teléfono lo mencionado.
—Emilio, ¡basta!— sin darme cuenta algunas lágrimas ya corrían por mis mejillas.
—Joaquín, solo dame tiempo—
—Tu fuiste quién lo propuso, ni siquiera sé cómo pude ilusionarme con eso—
—Las personas nos van a señalar, sólo debes entenderme. Esto es difícil, fingir que no existen cientos de comentarios homofóbicos en nuestras fotos, me está matando Joaquín— sus ojos estaban ahogados en llanto.
Lloré, ambos lloramos. Intente por todos los medios calmar tu dolor pero el mío era demasiado grande. No pude. Lo estabas atravesando conmigo, el rechazo. Pensabas que eso no te tumbaría, pero lo hizo. Nos arrebataron nuestros sueños, me dolía ver cómo te afectaba esto.
Mi padre me había enseñado a ser fuerte, no por ser ejemplar, si no porque fue quien me tiró por primera vez. Tú no sabías cómo enfrentar aún al mundo, eras valiente pero no lo suficiente. No lo lograríamos, no podríamos. Aún no.
Desde ese momento, abandonaste en algún lugar uno de tus defectos: querer tener el control de todo. Aprendiste que no podías y aceptamos el hecho de que todo sucede por alguna razón.
Nunca veríamos su carita… nunca sabríamos qué color tendría los ojos. Nunca sabríamos lo que era no dormir, cambiar pañales, ir cansados a trabajar...nunca sabríamos cómo hubiera sido su risa. Y todo por ser dos hombres que se aman, por ser dos hombres queriendo construir una familia. Cuántos sueños incumplidos quedan a veces tan solo por el miedo. Qué injusto es el mundo Emilio.
•••
Los recuerdos son de agua y, a veces, nos salen por los ojos. No pasa nada si lloras. Si te arrepientes de no hacer las cosas en el momento en que las quieres. Si te duele el saber que ganó el miedo. Eres humano y estás vivo Emilio. De lo contrario, si no lloraras, si no te doliera, estarías muerto. Y, aún así, sigue doliendo.
Me es muy difícil verlos así a todos. Si supieran que estoy aquí a su lado… si supieran lo mucho que me está costando verlos sufrir y llorar por mi culpa. Si supieran que lo único que quiero llevarme son sonrisas, felicidad, alegría, recuerdos, ilusiones y sus bonitos rostros tranquilos… si supieran que aún sigo aquí…
•••
Y así nos encontrabamos, tú y yo, Emilio. Enfrentando los problemas, no estábamos preparados para un bebé pero tal vez algún día eso cambiaría.
Mientras tanto nuestro amor parecía indestructible. Sólo parecía.
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Gracias por leerme. Me emociona saber que al menos, a un par de personas les está gustando y esperan actualización. Les amo.
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Quédate conmigo para siempre / Emiliaco.
Fiksi Penggemar"Fue, es y será un placer coincidir en esta vida contigo." Un fatídico accidente en el cual Joaquín está a punto de perder su vida, su alma recordará la historia de ambos; esos momentos importantes que marcarán su vida. Emilio, deberá tomar la decis...