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Narrador.

Los días transcurrían y la pareja se había acoplado muy bien, ambos decidieron hacer su pequeña lista en la que asignaban sus tareas domésticas. Mientras que la cocina, le pertenecía por completo a Joaquín. La primera noche Emilio había intentado hacer la cena y termino haciendo un desastre.

Flashback

—Emilio, que es ese ol....— abrió unos enormes ojos Joaquín al observar el desastre de Emilio

—Diablos Joaco, lo intente en serio— decía mientras recogía el tazón que contenía una mezcla algo extraña

—¿Pizza o crepas?— Joaquín no paraba de reír

— Pizza, está bien—

No era problema ya. Ambos estaban felices con sus nuevas vidas. Emilio había dejado la casa de su mamá un mes antes de mudarse con Joaquín, así que ya no le fue difícil acostumbrarse a la vida independiente. Joaquín era un gran apoyo para él.

Joaquín.

Se aproximaba el cumpleaños de Niko, el ahora vivía con Elaine y al parecer había decidido adelantar la celebración por asuntos personales.  Nos preparamos para ir, después de ducharnos, recibí un mensaje que preferí no mostrar a Emilio, quien curioso preguntó:

—¿Quién es bebé?— frunciendo el ceño

—Nada importante Tahi— respondí dejándole intranquilo.

— Estás pálido, ¿está todo bien?— tocabas mi frente para confirmar que no tenía temperatura

—Te dije que estoy bien Emilio— tomé mi camisa y agache la cabeza abotonando mientras salía de la habitación.

Sin duda era un mensaje inesperado. No quería arruinar la noche.

Emilio.

Confiaba en Joaquín de una manera inimaginable, pero me tenía intranquilo la manera en que se había comportado, él no era así. Sin duda algo no estaba bien en ese mensaje que recibió. Durante el camino a casa de nuestros amigos, no mencioné nada sobre el tema. Trate de hacer algunos chistes tontos,creía que con eso podría romper un poco la tensión, pero él estaba divagando y sin duda no me prestaba atención.

Al llegar a la fiesta, saludamos a nuestros amigos. Joaquín saludaba algo forzado. Se notaba su incomodidad. Estuvo un rato, ni la hora logro aguantar.

—Quiero ir a casa Emilio, tú quédate y disfruta, estoy cansado—.

—Yo me voy contigo, para que me quedaría, vine por ti. Niko es tu amigo— dije tomando tu mano y jalando un poco para despedirnos.

—No, quédate. Me iré con Renata— soltaste mi mano un tanto agresivamente, esto me había parecido algo molesto.

—Esta bien, como quieras— levanté los hombros y me aproxime a nuestros amigos.

Joaquín.

Al llegar a casa recibí un mensaje de Diego, que ahora también se había convertido en un buen consejero para mí. Con el tiempo habíamos entablado largas charlas, sin duda eran un gran chico. Envío una foto que Niko había publicado mediante su Instagram, preguntando por qué razón no me encontraba con Emilio en la fiesta,  hablamos un poco y le comenté que mi padre me había contactado por la tarde. Sin duda me sentía mal. La conversación con Diego me había quitado el sueño, los recuerdos amargos con mi padre me habían invadido, me aferraba a la almohada para no hacer ruido alguno, evitando despertar a la pequeña Renata con mi llanto, que se encontraba recostada en el cuarto de a un lado. No tardó en llegar Emilio a casa, al escuchar el coche fuera, limpie esas lágrimas que corrían por mi rostro, fingiendo estar dormido. Me aferre a las cobijas que cubrían mi cuerpo. Cada recuerdo venía con más fuerza. Mi alma dolía.

Quédate conmigo para siempre / Emiliaco. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora